miércoles, 28 de noviembre de 2018

Editorial. OrientAcción 2018.N 4. Miguel carbajal A. (Ur)


En este número de la revista, se presentan dos textos que son fruto de un ambicioso proyecto. Definir un modelo de orientación latinoamericano, a partir de una revisión permanente de un conjunto de fuentes, entre los que se encuentran los trabajos presentados en los encuentros de la RELAPRO, publicaciones de autores latinoamericanos y siete encuestas on-line, llevadas adelante por el equipo de la revista, a partir de 2014.  Podría decirse que en la redacción de ambos textos se reconoce la metodología elegida, que en uno de ellos se define como modelo de investigación dialógico hermenéutico. Quienes en estos años leímos las versiones de esta construcción continua, hemos visto que efectivamente el modelo se construye a partir del dialogo entre una gran pluralidad de voces y aportes. El desafío de los autores, al incorporar tantas fuentes, es el logro de síntesis conceptuales. Ese es un aspecto a tener en cuenta cuando se compartan los futuros avances en la construcción del modelo.  
            ¿Cuál es el sentido intrínseco y/o ulterior del rol de la orientación educativa en el sistema educativo latinoamericano? Esta es una de la preguntas que los autores se plantean en el primer texto y que puede ser elegida como disparador, de lo que los autores presentan al compartir el “Modelo Pedagógico Bio-psicosocial de Orientación Educativa: Orientación Transicional para el Sentido de la Vida”.
Los autores justifican acertadamente su opción por un enfoque decolonial, que se sustenta en una toma de conciencia del ocaso del paradigma problemático en orientación. En los textos, se define el marco conceptual del modelo, describiendo el  papel y sentido de la orientación educativa. Se presentan diversas acciones orientadoras y éstas se agrupan según su énfasis, en psicológicas, pedagógicas, sociológicas u organizacionales. Se comparte una revisión crítica acerca de los escasos y cuestionables alcances de las acciones asistencialistas, que no promueven la autonomía y desarrollo de las poblaciones que se acompañan mediante las acciones orientadoras. Los autores proponen en cambio, definir a la justicia social como unos de los ejes principales del accionar de orientación, rescatando el aporte de un conjunto de autores latinoamericanos que han trabajado sobre ese aspecto. Otro aspecto sobre el que se reflexiona es el posicionamiento social del cargo del orientador, a partir del ejercicio profesional de los orientadores educativos de Colombia.
Cómo puede verse, los autores trabajan sobre aspectos claves de la labor de orientación. Han optado por una metodología de trabajo que fija la mira en los aportes teóricos y metodológicos que se producen en nuestra región, y no solo en los textos.  Han escuchado lo que se plantea en los encuentros de los profesionales de la orientación, han consultado mediante varias encuestas a los miembros de la red. Sobre esos contenidos,  han trabajado en estos años y el resultado se presenta estos dos artículos que pueden pensarse como complementarios.
  Por delante, queda continuar trabajando para aportar al necesario desarrollo de un campo profesional, que en nuestra región no se encuentra exento de dificultades. La participación de los orientadores profesionales en distintos agrupamientos, asociaciones y colegios profesionales, redes y nodos, es -como se plantea en los textos de este revista- una opción que elegimos los orientadores para generar y poner a prueba nuestros aportes a la promoción de un desarrollo a escala humana.

Miguel Carbajal Arregui
Montevideo, noviembre de 2018

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