sábado, 10 de septiembre de 2022

Descubriendo la resiliencia y el optimismo en los relatos de vida de mujeres

 

 

III CONGRESO VENEZOLANO DE ORIENTACIÓN  

Bolívar, 16 y 17 de junio de 2022. Venezuela 


Autora:

 

Ortega González, Zulay del Carmen

Universidad del Zulia. Núcleo Costa Oriental del Lago (Venezuela)

zulortgon@gmail.com

 

Objetivo: se pretende comprender, desde su cosmovisión, la resiliencia y actitud optimista o pesimista de las mujeres participantes de esta investigación en los espacios donde comparten sus problemáticas. En tal sentido, la orientación comunitaria es un marco referencial para ayudar, colaborar y mediar. Por consiguiente, esta investigación se direcciona a una orientación vinculada comunidad, en el conjunto disciplinar de las ciencias sociales, centrado en la persona como el eje principal.

 La población en estudio se compone de un grupo de mujeres residentes de un barrio de Zaragoza en España. Las mujeres están expuestas a vulnerabilidades como resultado de las prácticas del sistema social, las cuales asignan a hombres y mujeres roles distintos según su sexo biológico; es decir, en el otro no reciproco (Beauvoir, 1949/2018). En cuanto a lo metodológico, el estudio se realiza bajo el paradigma interpretativo, cualitativo y etnográfico a través de relatos de vida, específicamente, las historias de vida temática centrada en la voz de las mujeres.

Se concluye, que las mujeres, al sentirse escuchadas, pueden propiciar el acercamiento consigo misma y con otras mujeres, a través de sus narrativas. El apoyo social, la fortaleza interna, la autoestima, la disposición en el hacer, las habilidades favorecen la afirmación resiliente.

 

Palabras claves: resiliencia, optimismo, pesimismo, orientación comunitaria, relatos de vida.

 

Introducción

No es posible creer que la vida se termina con el pasar de los años; hasta el último día el ser humano se encuentra en proceso de búsqueda de soluciones a sus diarios problemas. De ahí, que el atender a las mujeres, en la oportunidad de darles un espacio en el cuidado de sí mismas, con espíritu proactivo asumiendo la vida y trabajando con las consecuencias de sus decisiones. “Hablar de la experiencia dolorosa y ‘moverse a través de ella’ ayuda al individuo a desarrollar el coraje necesario para reconocer las propias imperfecciones” (McRobbie, 2020, p. 81).

Por lo tanto, las mujeres a lo largo de la vida han acumulado experiencias, acordes a su ciclo vital, lo cual conlleva el adquirir competencias para afrontar con éxito las múltiples adversidades. La resiliencia tiene mucho que ver con la actitud individual de ver la vida, el optimismo y las circunstancias propias de la experiencia. Aunado, que, con el paso de los años en todas las facetas del desarrollo humano, se aceptan las pérdidas, pero reconociendo las ganancias. Sin embargo, en el caso específico de las mujeres no todas las personas en una sociedad tradicional o conservadora se adaptan al cambio de paradigma y siguen sujetadas a “corresponder con los estereotipos y ser valoradas como bien portadas, muy trabajadoras, jóvenes eternas, bellas escultóricas, silenciosas…” (Lagarde, 2020, p. 33). Además, las mujeres que en el día a día llevan una doble o hasta triple jornada laboral fuera de casa devengando un sueldo y la otra jornada la cual se corresponde con el resto de su tiempo y muchas veces sin descanso, y sin atención a su salud física, mental, relacional y espiritual.

En consecuencia, las mujeres poseen diversas experiencias a lo largo de su vida, en donde han tenido que superar situaciones con mayor o menor grado de dificultad, fomentando así su resiliencia y optimismo. Por ello se quiere comprender; ¿cómo han enfrentado las adversidades en sus vidas, siendo resilientes, con actitud optimista o pesimista? Partiendo de allí, y en directa relación con la literatura especializada en resiliencia y optimismo, se desarrollan los siguientes epígrafes.

 

Resiliencia

En este primer apartado se presentan diferentes perspectivas teóricas relacionadas con la Resiliencia. De acuerdo con la concepción francesa esta es la “capacidad para salir indemne de una experiencia adversa” (Tierno, 2007, p.102), aprendiendo de esa situación y teniéndola como una oportunidad para mejorar. En cuanto a la concepción norteamericana del constructo, Bonanno (2004) indica que es más restringida, ya que sólo consideran el proceso de ayuda a la persona a mantenerse fuerte ante el trauma, diferenciándolo del concepto de crecimiento postraumático (Vera, Carbelo y Vecina, 2006).

Continuando con la conceptualización del constructo, Vera et al. (2006, p. 40) señalan que la resiliencia “se enmarca dentro del paradigma de la Psicología Positiva puesto que busca comprender los procesos y mecanismos que subyacen a las fortalezas y virtudes del ser humano”, la capacidad para mantenerse fuerte, durante ese evento difícil (Carretero, 2010).

En esta misma línea, los estudios de Cornellà y Llusent (2014), subrayan la importancia en el trabajo de áreas potenciadoras de la resiliencia en el ámbito educativo, las cuales también se pueden trasladar a otros contextos con el objeto de lograr mayores cotas de resiliencia tanto a nivel individual como incluso grupal.  Se presentará a continuación una breve descripción de esta:

·           Tener un sistema de apoyo: se trata de crear redes sociales que se conviertan en referentes en situaciones para enfrentar las adversidades.

·           Poseer consistencia en su entorno. Es aprender de la cultura que le rodea para que exista una coherencia con su vida.

·           Ser socialmente competente, responsables, y con preocupación por los otros. Trabajar en actividades que le propicien la adquisición de habilidades sociales, ya sea para descubrir que las poseen o para darse cuenta cuales son las habilidades por desarrollar.

·           Fomentar la autoestima: es darse cuenta qué aspectos particulares afectan su autoestima, se vuelve a reseñar que va más allá de la conducta, ya que se basa en la aceptación de la persona y en conocer sus cualidades y sus recursos personales.

·           Poseer buenas habilidades de comunicación, sentido del humor, autonomía e independencia.

·           Poseer habilidades de resolución de problemas y desarrollar alternativas en las situaciones adversas. Las decisiones basadas en una escala de valores, pero con conocimiento, responsabilizándose de sus actos con lo cual se permite respetar a los demás.

·           Tener la habilidad del pensamiento abstracto y reflexivo.

·           Realizar planes y fijar metas.

·           Creer en el fututo

 

Optimismo

Carver y Scheier (2001) exponen que, los conceptos de optimismo y pesimismo vienen del conocimiento popular. En lo que respecta a las definiciones de estos en los diccionarios la idea subyacente es el planteamiento de las expectativas, ya sea en dirección positiva o negativa del futuro. Por consiguiente, existe una interrelación entre los constructos optimismo, pesimismo, expectativas y motivación. En cuanto a la motivación, esta influye en las conductas de las personas para el logro de una meta o la evitación de la misma.

Dentro de este orden de ideas, Abele y Gendolla (2007) afirman que, el optimismo disposicional es una expectativa generalizada para obtener resultados positivos a futuro; produce un efecto adaptivo y benéfico. Una de sus manifestaciones es un pensamiento flexible, evidenciando un recuerdo de la información relevante en su persona y manteniéndose relativamente estable en el tiempo al extrapolar patrones similares a otras experiencias.

En esa misma línea de ideas, Tierno (2007, p. 111) al hablar acerca de una persona optimista señala que “tiene tendencia a pensar, sentir y esperar que el futuro le proporcione bienestar y experiencias favorables y gratificantes”; además tiene gusto de compartir su dicha con otras personas que sean positivas. La persona optimista está consciente de los debacles de la vida, también de las cosas buenas que la misma presenta, así como de la oportunidad de aprendizaje existente en toda ocasión. Abundando acerca del punto, Avia y Vázquez (1998, p. 14) aseveran que dicha persona se centra en “el optimismo, el bienestar y las emociones positivas”, tanto cuando hay una buena situación o si existe un revés en la vida.

Dentro de este marco, Jackson, Pratt, Hunsberger, y Pancer (2005), señalan que el optimismo disposicional es una esperanza de logro generalizada, moverse hacia las experiencias y los logros positivos, relacionado a la autorregulación saludable. En este sentido, cuando acontecen hechos desfavorables las expectativas positivas crean esfuerzos dirigidos al logro de la meta; en caso que pueda alcanzarla reduce los esfuerzos, caso contrario los pesimistas tienen una percepción negativa de la vida (Scheier y Carver, 1985). La persona mira la vida a través de las oportunidades que ésta le ofrece y no personaliza los inconvenientes sino los considera como hechos que ocurren los cuales puede abordar y buscar una solución o bien reorganizarse en otras.

Optimismo y Resiliencia

En lo que respecta a cómo se aprende el optimismo, Tierno (2007, p. 119) plantea que “el optimismo o el pesimismo de los padres se contagia y se transmite a los hijos como por vasos comunicantes”; los hijos o las hijas perciben los estados de ánimo de los padres y/o madres ya sea que sean vitalistas, optimistas o depresivos, catastróficos. En este sentido, tanto en la niñez como en la adolescencia son vulnerables y pueden convertirse como personas adultas en la copia del estado emocional dominante en sus padres. En este sentido, para Avia y Vázquez (1998) es importante diferenciar entre emociones positivas y estados de ánimo, por cuanto los últimos son más duraderos, globales y no están relacionados con una razón aparente, en cuanto a las emociones si están conexos a un objeto identificable.

En función de prevenir la sintomatología depresiva en adolescentes, Piko, Kovacs, y Fitzpatrick (2009) realizaron un estudio entre 881 adolescentes de 14 a 20 años de la población no clínica de Hungría para examinar el rol de los factores de protección en tres aspectos: padres, escuela, individuos y sus relaciones con la sintomatología depresiva. Entre los factores individuales de protección el optimismo, es decir, la tendencia de tener expectativas acerca de la vida y de los alrededores sociales, se ha encontrado que es factor clave en el desarrollo y mantenimiento de la resiliencia actuando como un mecanismo de protección importante en contra de la sintomatología depresiva. De allí que se considera que prevenir la sintomatología depresiva en adolecentes tiene una profunda influencia en la mórbida posterior en los adultos, en su calidad de vida y en su mortabilidad.

En este mismo orden de ideas, Brissette, Scheier, y Carver (2002), consideran que los optimistas pueden superar más efectivamente lo estresores pues usan diferentes estrategias para la superación, tienen redes sociales de soporte más que los pesimistas; esas diferencias en la superación contribuyen a una asociación positiva entre el optimismo y un mejor ajuste; es decir, ese contraste en la superación del optimista se ubica en un mejor ajuste a los eventos estresantes de la vida por poseer un soporte a través de las redes sociales. Estos mismos autores afirman que el optimismo, las redes sociales de soporte y el ajuste pueden ser útiles para diversas poblaciones. La autorregulación da la mano a la resiliencia como la capacidad de respuesta inherente al ser humano, a través de la cual se generan respuestas adaptativas frente a situaciones de crisis o de riesgo.

Para la presente investigación, se plantea la necesidad de que las mujeres propicien actividades que les incentiven a “salir más de casa, hacer ejercicio físico, ir a bailar o cualquier actividad” (Tierno, 2007, p. 122) para salir de la desidia, del lamento y el pesimismo. En este orden de ideas, Avia y Vázquez (1998) plantean la importancia del optimismo, la ilusión y las emociones positivas para que la persona, en este caso las mujeres, desde su niñez hasta su senectud, lleve una vida que concilie con su entorno familiar los cuidados a los/as otros/as y su autocuidado y sean estas características propias de las mismas mujeres.

Las personas optimistas tienen bienestar psicológico, poseen estrategias de afrontamiento para ajustarse a los eventos de vida estresantes y por sus habilidades de generar más redes de soporte. En consecuencia, es de suma importancia promover la resiliencia en las mujeres a fin de producir una mejor calidad de vida.

 

Metodología

Objetivo del estudio: se pretende comprender, desde su cosmovisión, la resiliencia y la actitud optimista o pesimista de las mujeres participantes de esta investigación en los espacios donde comparten sus problemáticas. En esta investigación se utiliza una metodología cualitativa de tipo etnográfica, “por ello busca la mayor proximidad a la situación y el contacto directo con los participantes para captar su perspectiva personal, alineándose con su propia realidad, y compartiendo sus experiencias y sus actitudes” (Bisquerra, 2009, p. 330). En el trabajo de campo la técnica de recogida de los hallazgos es a través de los relatos de vida; “el verbo “contar (narrar) es aquí esencial: significa que la producción discursiva del sujeto ha adoptado una forma narrativa” (Bertaux, 2005, p. 36), mediante entrevistas semiestructuradas. Se centra en sus experiencias vitales para conocer su realidad social, de cómo han sido resilientes, sus realidades cotidianas como personas optimistas y/o pesimistas. Arraiz y Sabirón (2012) explican que, los enfoques narrativos a la orientación en general ponen énfasis en el significado, desde sus experiencias en distintos contextos culturales y se utilizan como criterios de análisis existencial presente y futuro. El lenguaje permite la acción de construir su mundo en base a las ideas que compartan. Este diseño permite que vayan emergiendo categorías, tras el análisis de sus discursos, para poder construir durante la investigación el comprender la resiliencia y el optimismo en las mujeres. Las participantes seleccionadas son 12 mujeres, cuya franja de edades oscilan entre 20 años y 58 años, las cuales representan el fenómeno a investigar. Todas ellas son residentes en un barrio de Zaragoza en España.

 

Resultados

 

A continuación, en la tabla 1 se señalan los resultados de la categoría resiliencia vinculada a subcategorías y el descriptor correspondiente a cada una de ellas. A partir de los extractos de los relatos de vida de las 12 mujeres participantes.

 

Tabla 1. Relación categoría, subcategoría y descriptor.

 

Categoría: Resiliencia

Subcategoría

Descriptor

Afirmación resiliente

Es la respuesta que se identifica en la forma de hablar de la persona, según Grotberg, (2006). En los siguientes aspectos: apoyo social; fortaleza interna; dispuesta hacer y habilidades.

Repuestas optimistas

Se agrupan en esta categoría las verbalizaciones optimistas en algunas áreas de la vida. Que para Seligman (2004) puede proteger de la depresión, aumentar el sentimiento de bienestar.

Posición pesimista

Cabe destacar que, el solo pensar que nada tiene importancia es suficiente para para no actuar.

Fuente: Elaboración propia (2022).

 

 

 

Discusión

En el análisis de los hallazgos se realiza una triangulación con el fin de fortalecer la credibilidad y la confirmación de la investigación. La construcción de la triangulación se realiza en tres posiciones diferentes, es decir, las posiciones de algunas teorías en resiliencia, optimismo y pesimismo, las voces de las 12 mujeres españolas entrevistadas y la perspectiva de la investigadora. Por lo tanto, la investigadora dialoga con los significados revelados en las entrevistas de las mujeres participantes, en la medida que se puedan generar comprensión del lugar, el tiempo, las circunstancias y las intensidades de esas experiencias; a través de los relatos reales de la hermenéutica de la deconstrucción.

Por lo extenso que significan las entrevistas, se han seleccionado unos extractos como ejemplos representativos y se ha pretendido hacer una cita de cada una de las protagonistas a fin de honrar su participación en develar sus relatos de vida.

 

Afirmación resiliente, vinculada a:

-     Apoyo social

Vincularse con otras personas y enriquecer lazos afectivos promueve la resiliencia. “De hecho, parece casi imposible ‘superar’ la adversidad sin la presencia de los afectos” (Henderson y Milstein, 2003, p. 33). Estos referentes pueden ser: madres y/o padres, orientadores y docentes, otra persona que se convierta en un/a tutor/a. En los relatos de las mujeres entrevistadas los sujetos que se repiten como esa persona que brinda el apoyo son las madres, abuelas, tías o madrinas, alguna compañera de trabajo. También el padre y el esposo, en menos medida cuando existen. Como ejemplo, tenemos el extracto de la entrevista de Margarita, 48 años, cocinera en un bar-restaurante que regenta junto a su marido. Relata lo siguiente:

 

“…con el trabajo mío y de mi marido, fruto de que no hemos derrochado en la vida, sabemos lo que hemos tenido y había que guardar. Desde luego, porque nuestro trabajo no es de todos los meses recibir un sueldo, aquí el negocio es oscilante si la gente tiene gasta y si no tiene no gasta, hay una diferencia entre la gente en los primeros de mes y finales de mes…” (Margarita, 48 años, cocinera en un bar-restaurante).

 

-     Fortaleza interna

Encontrar experiencias significativas donde la persona asuma una cuota de responsabilidad por lo que ocurre en su vida, permite la oportunidad de comenzar de nuevo, planificar, fijar metas atentas a la realidad con su activa participación. En el autoconocimiento incide en reconocer las características resilientes que en la vida cotidiana que pasan desapercibidas. Se cita como ejemplo, un extracto de la entrevista de Laia, 20 años, entrenadora fitness en gimnasios. 

 

“…Yo pensaba que no podía, que no iba a encontrar nada, iba a estar, así como un poco que no sabía que bien hacer, pero ¡por fin he encontrado estar feliz! Y como consideraba que no encajaba, ahora sí encajo en un sitio. Que realmente no me arrepiento de nada, no me arrepiento. …” (Laia, 20 años, entrenadora en gimnasios).

 

Las exigencias de formación y dominio de estrategias para la búsqueda de empleo es lo que sustenta mencionado relato de Laia, su primera formación con la intensión de incorporarse al campo laboral fue realizando de curso de maquillaje y esteticista, el cual culminó, pero no le satisfacía en lo personal. En contrapartida al afrontar la situación, buscó una nueva formación combinada con la experiencia como usuaria de un gimnasio, ve en esa práctica una posibilidad tangible y acorde a sus intereses de su realidad ocupacional que le conlleva a sentirse bien con lo que hace, en dedicarse a trabajar como entrenadora fitness. “Enseñar habilidades para la vida, construir su propia eficacia: los alumnos identifican las habilidades que pueden servirles para evitarse problemas en el futuro y luego las aprenden” (Henderson y Milstein, 2003, P. 49). Así mismo, Busot (1995) señala que las experiencias en un área ya sea de un trabajo o unas prácticas relacionadas a un oficio que puede incidir en el descubrir su propia vocación, pues la persona se visualiza realizando esas tareas desde su autoimagen aunado a las acciones que puede hacer para que ese concepto de haga realidad.

 

-     Dispuesto hacer

El planear no solo para mañana sino a largo plazo, estableciendo expectativas y con cuáles recursos cuenta para alcanzar las metas. Hay que considerar las posibles adversidades a las cuales se va a enfrentar. “Una característica particular de la resiliencia es que podemos activar los factores independientemente de las experiencias adversas” (Grotberg, 2006, p. 34).

 

“…Yo le dije, a ver, la pregunta no era si quieres tener hijos ya. La pregunta era ¿quieres tener hijos? ¿te ves con hijos algún momento de tu vida? ¿te ves con hijos? Y no lo sabía, no era para ya, no era mañana nos ponemos a tener un niño. Exactamente ¿te has planteado tener hijos? y que no lo sabía. Piénsatelo, vale, en breve porque ten en cuenta que a veces puedo quedarme embarazada en dos meses como dos años y si depende de lo que decidas y lo que tarde yo, yo me planto cerca de los cuarenta años siendo madre, a lo mejor a los cuarenta no me apetece ser madre. Quiero un ritmo de vida más tranquilo no en la vorágine de pañales, de dormir, las extraescolares de colegio, de adolescentes a los sesenta. Entonces se lo planteé, la relación acabó antes que me diera ninguna respuesta así que la siguiente pregunta que me hago, si << ¿quiero ser madre sola?>>, plantearme la inseminación, si me lo he planteado…” (Carla, 34 años, Ingeniera Técnico Industrial).

 

Las mujeres están expuesta a vulnerabilidades del resultado de las prácticas del sistema social, que asigna a hombre y mujeres roles distintos según su sexo biológico, es el otro no reciproco (de Beauvoir, 1949). Por lo tanto, el silencio de quien fuera su compañero estable de convivencia, es una violencia asolapada. Guardia (20118) reseña que, es una forma de ejercer la violencia desde la tiranía emocional “no expresa sentimientos, no ofrece apoyo” (p. 9). Sin embargo, Carla se plantea la posibilidad de otras opciones y las consecuencias de no hacer los cambios necesarios.

 

-     Habilidades

La habilidad para la adaptación tiene un papel significativo en las actividades de la vida cotidiana, pensar antes de actuar, considerando los sentimientos de los demás con empatía y reflexionar sobre el propio comportamiento, las cuales son habilidades para la vida que transcienden en la familia, la escuela y otras esferas de la vida.

 

“…cuidarme, estudiar, comportarme, cuando estás en un internado tienes una vida muy estricta, porque los profesores que nos cuidaban en los internados, tenían una responsabilidad de que no nos pasará algo. Al día de hoy ha sido lo más bonito, los chicos vivían en la primera planta y las chicas arriba, en la segunda planta, no era chicas con chicos, no, ya se notaba la diferencia en el sentido los chicos abajo, las chicas arriba, han sido tantas risas, tantas risas de diversión, claro, jugabas en el patio del instituto, a ver, aquí tenías hasta comida…” (Ana, 47 años, Ingeniera textil).

 

Grotberg (2006) explica que, “sin importar cuál sea nuestra edad, el uso de los factores resilientes hoy nos preparará para el mañana” (p. 57). Ana, a pesar de separarse de su familia para poder seguir estudiando construye confianza en sí misma, aunque reconoce que el ambiente es exigente pondera en positivo el estar junto a otras personas de su edad; es decir, se concentra en sus experiencias no en el conflicto, mantiene una actitud positiva.

 

Repuestas optimistas

 

La forma en la cual la persona explica los eventos positivos o negativos determinan si él o ella es optimista o pesimista (Seligman, 1991). Para Roberts, Brown, Johnson y Reinke (2002) la concepción del optimismo se define en términos de estilo explicativo: como una persona piensa en la causalidad de un evento, es decir, un optimista es una persona que ve el fracaso como un caso temporal y no como una falta directa de él o ella.

 

“…he recibido mensajes y me molestan mucho del tipo de que si conoces a alguien es como: << ¡Ah!, qué alegría, vas a rehacer tú vida, vas a ser feliz>> y esos me molestan muchísimo, creo que el ser feliz no depende de conocer a alguien, de hecho, yo creo que conozco gente que es muy infeliz por estar con una persona equivocada, entonces, eso me molesta mogollón, de hecho, sí he tenido, hay cosas, tipo algún ligue que no he contado a la gente cercana porque paso del rollo de << ¡Oh, por fin vas a ser feliz!>> no [risa]…” (María, 44 años, Licenciada en Ciencias Matemáticas).

 

Esta participante revela, el reconocimiento de su valoración, la estima que su yo en conexión en sí misma y no está supeditada en el otro. Lagarde (2020) afirma que muchas mujeres conservadoras o modernas, perpetúan la idea de felicidad y una autoestima alimentada por su relación con los otros, como sobrevalorando a las mujeres con o sin compañía masculina. “A nivel individual como primer paso simultáneo, es recurso primordial para la autoestima que cada mujer construya su autoconciencia acerca de su propia autoestima” (Lagarde, 2020, p. 66).

 

“…la primera vez que comí de lo que sobraba las mesas de los restaurantes porque ya me moría de hambre y no me llegaba el dinero, se me había acabado. Eso fue cuando yo estuve en la hostelería, y fui ahorrando un poquito para los estudios y al año siguiente me puse a estudiar Naturopatia…” (Blanca, 36 años, quiropráctica).

 

“…yo iba para química me gustaba la química sacaba buenas notas y dije: <<ah, pues venga>>. Al final dije: <<no puedo, no puedo>> pues me imagine mi futuro sentada en un laboratorio todo el día y dije: <<no puedo>>, sí estoy sentada que sea dibujando que es algo que me gusta mucho y hubo pelea, pero al final conseguí salirme con la mía y me fui a estudiar arte.” (Jade, 25 años, ilustradora).

 

“…quiero decir, es un pasaje de mi vida que no estoy rebozando en él, pues porque no quiero y ya está. Esto ha pasado, esto he sufrido, vale, ya está y a otra cosa, para adelante…” (Eva, 47 años, dueña y administradora de un restaurante).

 

En los extractos de los relatos de vida de estas tres mujeres españolas, se encuentran testimonios de resiliencia y optimismo, en el desarrollo del pensamiento crítico y resolución de problemas necesarias para enfrentar los desafíos. Como afirma Seligman (2004) “lo que sí es crucial es lo que uno piensa cuando fracasa, usando la fuerza del <<pensamiento no negativo>>. Poder modificar las cosas destructivas que uno se dice para sus adentros, cuando se atraviesa por uno de tantos contratiempos como la vida nos depara, es la habilidad clave del optimismo” (p. 30).

 

Respuestas pesimistas

Seligman (2004) señala que si se considera en términos de siempre y nunca, se le otorgan características duraderas, puede que el pesimismo sea duradero. Se vincula al siguiente relato:

 

“…Yo he pensado siempre cuando la soledad la quieres, es bonita, pero cuando es impuesta, hay muchos momentos que duele. Entonces, yo ahora llevo mucho tiempo sola, tuve una relación de un año y pico con D. pero ahora mismo no estoy abierta a estar con nadie…” (Luna, 56 años, monitora de comedor).

 

En el caso que la pauta sea circunstancial o transitorias del pesimismo, “los que entienden que las razones de que pase algo bueno son circunstanciales pueden derrumbarse incluso cuando les vaya bien, porque creen que el éxito se debió a pura carambola” (Seligman, 2004, p. 68).

 

“…a mí no, o sea, quizá le ha podido dar resultados a otros, pero a mí, dentro de mí, no me ha resultado satisfactorio, porque me convierte [silencio] es que incluso acabas dando miedo, acabas dando miedo, me convierto en un Rottweiler [silencio]…” (Selva, 49 años, psicopedagoga).

 

“…La gente que dice: << ¡ay, que la vida es muy corta!>>>, a mí me se me está haciendo eterna, se me está haciendo muy larga y tengo muchísimo miedo a tener los genes de mi abuela y vivir hasta los cien años, es que no me apetece nada, no me apetece nada vivir tanto tiempo, nada de nada. ¿Yo soy prescindible? o sea, que yo soy prescindible totalmente, no creo que nadie me echase de menos…” (Alejandra, 53 años, ama de casa).

 

Estos testimonios se revelan las emociones cuando invade la aflicción, una de las dificultades es la rumiación de pensamientos negativos, que puede conducir a la depresión. Martin Seligman (2004) hace hincapié que, los pesimistas se refieren a causas transitorias ante los acontecimientos de la vida cuando se cree que la razón es: humor, esfuerzo, algunas veces. Se sienten tristes, se les quita las ganas de vivir.

 

Cuando uno atraviesa un estado de ánimo pesimista, melancólico, está pasando por una versión suave de un desorden mental más grave: la depresión. La depresión es el pesimismo agudo, y para comprender el pesimismo, que es un fenómeno sutil, tenemos que observar su grado más extremo, la depresión (p. 80).

 

“…Entonces, esa época la pasé muy mal por el hecho que estaba asustada ¡vaya! porque yo sabía que quería estudiar la carrera de maestra y no sabía si me iba a ser posible por las notas. ¡Historia y Matemáticas! se me daban horrible. A ver, te digo horrible y las aprobé, o sea, no me gustaban tanto como las demás, pero no me gustaba, entonces, Matemáticas sobre todo horrible…” (Bea, 25 años, maestra de infantil).

 

 Según esta perspectiva, el relato expuesto por Bea, se relaciona con la búsqueda de respuestas acerca de los niveles de optimismo disposicional, Fischer y Chalmers (2008) realizaron un estudio empleando la Prueba de Orientación para la Vida (LOT, Scheier y Carver, 1985) en 22 países. En general, en los participantes que parecieron ser optimistas se distinguió entre gran optimismo y poco optimismo, donde el poco optimismo se relaciona con las expectativas específicas de los resultados positivos. El optimismo más abstracto, sin situaciones específicas, se puede relacionar con la espera de resultados positivos. Este concepto más amplio permite a la sociedad funcionar apropiadamente mostrando niveles de optimismo, lo cual parece ser casi universal. No obstante, se encontró unas pequeñas, pero consistentes diferencias relacionadas a los autoconceptos y los estilos de pensamiento.

 

Conclusión

El objetivo propuesto fue comprender, desde su cosmovisión, la resiliencia y la actitud optimista o pesimista de las mujeres participantes de esta investigación en los espacios donde comparten sus problemáticas.

Se invirtieron esfuerzos en la identificación de la vulnerabilidad y los factores de protección que inciden en los efectos negativos de las circunstancias adversas de la vida, los cuales pueden estar asociados a la comunidad, a la familia y a la propia persona. Un recurso de protección es la autoestima, el optimismo, el apoyo social (Henderson y Milstein, 2003; Bonanno, 2004; Cornellà y Llusent, 2014; Grotberg, 2006), los cuales modifican los efectos del riesgo en una dirección positiva.

Las protagonistas o participantes relatan algunos acontecimientos que les han ocurrido en torno a hechos cotidianos, en los mismos han develado sus fortalezas y aspectos por mejorar, desde su ámbito personal y el contacto con otras personas cercanas o ajenas de su sistema más próximo. Desde las comunidades “la participación del orientador para el desarrollo endógeno de la comunidad” (Pachano y Vázquez, 2008, p. 37) pueden recuperar espacio para la convivencia y realizar las actividades que les gustan y descubrir sus potencialidades. Además, y en especial con otras mujeres que promuevan lo que Simone de Beauvoir (1949/2018) denomina complicidad inmanente, intercambian confidencias y recetas; se unen para crear una especie de contra universo cuyos valores predominen sobre los valores de la competencia, “unidas encuentran fuerzas para sacudirse sus cadenas” (de Beaurvoir, 1949/2018 p. 641).

Tal como expone Woolf (1929/2013), es importante para las mujeres tener un cuarto propio, donde contar con propios recursos que les permitan conocerse, escucharse, divertirse, incluir en su vida, por ejemplo, una actividad física que rompa con la rutina de la casa o del lugar de trabajo; este “cuarto” se convierte al mismo tiempo en proveedor para el manejo de las adversidades y fomenta la resiliencia.

En conclusión, es reconocer en las mujeres esa carga de experiencias, de aprendizajes que le aportan sabiduría; igualmente ver si en los reveses de la vida ha experimentado ser optimista o pesimista, y cómo, a lo largo de su experiencia, ha afrontado las vicisitudes en los ciclos vitales, ya sean previos o actuales, lo cual no deja de ser todo un reto para ser resiliente. Asimismo, detectando qué factores de vulnerabilidad o de promoción están implicados en la vida cotidiana.

 

Referencias Bibliográficas

 

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