jueves, 27 de diciembre de 2018

3. Aprendizajes Sociales. Eje Socio-afectivo: Saber Estar/Convivir



Orientación para el desarrollo de la Conciencia Moral

En este capítulo se plantea la Orientación para el desarrollo de la Conciencia Moral[1], como proceso pedagógico para facilitar la búsqueda de “Sentido de la Vida en comunidad” a partir del concepto de “Saber Estar/Convivir como proceso fundamental de la construcción de persona como lo plantea Palacios (2017):




La construcción de: “persona”, implica reconocer que la persona es un ser social, producto y síntesis de un conjunto de relaciones sociales que contraen los hombres en un determinado contexto histórico y sociocultural. Es decir que la conducta, el comportamiento, los aspectos socio afectivos y socio emocionales de cada persona en singular deviene de esos contextos y relaciones sociales”.


Dicho proceso de socialización implica cierto nivel de desarrollo moral. Para desarrollar tales fines, asumimos la perspectiva de Savater (2001) en relación con definiciones de Moral y Ética.

“Moral, es el conjunto de comportamientos y normas que tú, yo y algunos de quienes nos rodean solemos aceptar como válidos; «ética» es la reflexión sobre por qué los consideramos válidos y la comparación con otras «morales» que tienen personas diferentes”.

Se acoge en este modelo el enfoque de Savater respecto a la conciencia moral, cuando presenta la solución para la imbecilidad moral de la siguiente manera:

Lo contrario de ser moralmente imbécil es tener conciencia. ¿En qué consiste esa conciencia que nos curará de la imbecilidad moral? Fundamentalmente en los siguientes rasgos: a) Saber que no todo da igual porque queremos realmente vivir y además vivir bien, humanamente bien.
 b) Estar dispuestos a fijarnos en si lo que hacemos corresponde a lo que de veras queremos o no.
c) A base de práctica, ir desarrollando el buen gusto moral, de tal modo que haya ciertas cosas que nos repugne espontánea mente hacer (por ejemplo, que le dé a uno «asco» mentir como nos da asco por lo general mear en la sopera de la que vamos a servirnos de inmediato...).
d) Renunciar a buscar coartadas que disimulen que somos libres y por tanto razonablemente responsables de las consecuencias de nuestros actos.

Parafraseando a Savater se considera en este modelo existencial la conciencia moral como:


“Convicción de que las acciones humanas tienen efectos trascendentales diferenciales en la vida de otros dependiendo del interés personal, para lo cual se necesita estar dispuestos a asumir las consecuencias de nuestros actos evaluadas con respecto a nuestras intenciones originales buscando desarrollar criterio moral estético”

Fernando Savater



Se complementa dicho planteamiento asumiendo la postura de Maturana
cuando afirma:



La ética se constituye en la preocupación por las consecuencias que tienen las acciones de uno sobre otro y adquiere su forma desde la legitimidad del otro como un ser con el cual uno configura un mundo social. Si miramos a las condiciones bajo las cuales surgen nuestras preocupaciones éticas, vemos que todas son condiciones en que el otro tiene presencia y es visto en su legitimidad, y esto ocurre sólo en el dominio de las acciones que constituyen al amor. Es por esto, repetimos, que afirmamos que lo ético surge como preocupación por las consecuencias que nuestras acciones tienen sobre el otro sólo en un ámbito social y jamás van más allá del ámbito social en que surgen.

 El Sentido de lo Humano.


           Por otra parte, según González Bello y Chacón (2015), el ejercicio de la Orientación necesita nutrirse de los aspectos sociales para su cualificación:
                      
“… es imperativo y necesario que los profesionales de la Orientación tomen en cuenta los aspectos relacionados con la justicia social en sus actividades profesionales para un mejor abordaje de las necesidades colectivas”


            Por último, Silvia Gabriela Vázquez (2013; 2015; 2017) hace hincapié en el rol del orientador como promotor del “Compromiso Social Aplicado”, noción que ha acuñado para referirse a la consideración de las necesidades sociales al construir un proyecto vocacional:

“Que el Orientante se pregunte
no sólo ¿a qué deseo dedicarme?
O ¿qué me apasiona hacer?
sino además
¿cómo puedo ayudar al otro,
a la sociedad
desde mi rol profesional?”












[1] Categoría ética que expresa la forma superior de capacidad del individuo de ejercer autocontrol moral. A diferencia del motivo (sentido del deber), la conciencia incluye también la autovaloración por el hombre, sobre la base de la comprensión de su responsabilidad ante la sociedad, de las acciones realizadas. La conciencia obliga al hombre a que no simplemente logre con sus acciones el respeto a sí mismo (que no se humille), a que no pierda el sentido del humor y la dignidad personales, sino también a que dedique todas sus fuerzas al servicio de la sociedad, la clase de vanguardia y toda la humanidad. La conciencia presupone asimismo la capacidad del individuo de valorar de igual manera sus propias opiniones y las de otros en conformidad con las necesidades objetivas de la sociedad, así como la responsabilidad del hombre no solo por sus propias acciones, sino también por todo lo que ocurre en el mundo circundante. La conciencia del hombre se forma socialmente y se determina por la medida del desarrollo histórico del mismo, así como por su posición social en las condiciones objetivas en las que se encuentra. La conciencia puede manifestarse tanto en forma de concientización por el individuo del significado moral de sus acciones como en un conjunto de vivencias emocionales (remordimiento de la conciencia). 1984:79-80. Diccionario filosófico de Rosental e Iudin·


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