lunes, 1 de marzo de 2021

SUPLEMENTO Nº 4.2 EXPERIENCIAS DESTACADAS. Carol Alexandra Cediel (Col)

 


Orientación Escolar En Tiempo De Transformación

“Una Nueva Realidad, una Nueva Oportunidad”

 Carol Alexandra Cediel[1]

 

 “De poco sirve que un niño sepa colocar Neptuno en el Universo

                                                    si luego no sabe dónde colocar su tristeza, su rabia o su miedo”.

José María Toro, educador y escritor.

 

Resumen

 

    El presente artículo tiene por objetivo analizar de manera reflexiva el reto y los alcances de la acción de orientación escolar en tiempos de pandemia, desarrollando un argumento desde una experiencia significativa de articulación con un programa de arte, siendo el instrumento facilitador para el desarrollo de actividades que fortalecen las emociones positivas, los vínculos familiares y generan contención emocional en el equipo docente. Teniendo como soporte teórico la psicología positiva.  Este tiempo ha permitido valorar la interdisciplinariedad y el trabajo en equipo.

 

Palabras clave

Orientación escolar, Psicología positiva, arte, bienestar socioemocional.

 

Abstract

 

This article aims to analyze the challenge and scope of the action of school guidance in times of a pandemic, developing an argument from a significant experience of articulation with an art program, being the facilitating instrument for the development of activities that strengthen positive emotions, family ties and generate emotional support in the teaching team, using positive psychology as theoretical support. This time has made it possible to assess the interdisciplinary nature of teamwork.

 

Key Words                                              

School orientation, positive psychology, arts, socio-emotional well-being.

 


Una Realidad Inesperada

 

El mundo iba aceleradamente en una carrera sin medida, en algunos momentos se generaron reflexiones profundas de la disonancia entre la escuela que le permite al individuo el desarrollo de sus potencialidades y la que le exige el mundo actual, preparar un ser altamente competitivo; pero de la nada y de manera inesperada todo cambia, todo se detiene, lo impensable pasa, lo normal deja de serlo y bajo presión se adquieren nuevos estilos de vida, todo a causa de un virus que termina en pandemia. 

El confinamiento deja vacías las calles y silencia las ciudades, se interrumpen rutinas y se generan cambios extremos de relacionamiento, las escuelas se cierran y con ellas miles de niños, niñas y adolescentes se enfrentan a una nueva realidad de aprendizaje; dentro de las múltiples reflexiones que se generan ante estos cambios abruptos, se evidencia que la escuela no solo permite la construcción de conocimientos, sino que en la sociedad actual tiene un valor mucho más significativo a nivel socioemocional para el estudiante, siendo a su vez, un factor protector. Para Murillo y Duk (2020) los más afectados son los y las estudiantes de familias con menor nivel económico y los emigrantes, puesto que la escuela es la única salida, la única vía para ejercer su derecho de educación.

Muchos se enfrentaron a la pérdida de sus redes de apoyo y lo que en teoría representa seguridad al estar en casa, termina siendo un lugar no  tan seguro para muchos estudiantes, pues a su interior el riesgo es mayor a causa del desvinculo emocional entre padres e hijos,  la violencia y el abuso. Las consecuencias más graves de esta pandemia “puertas adentro”, es un aumento del riesgo de maltrato físico, psicológico y negligencia al interior de las familias. (Abufhele, y Valerie. 2020). Sin contar con las dinámicas sociales propias del país, caracterizadas por la pobreza, el desempleo y la desigualdad, agudizando aún más los efectos negativos de esta pandemia como el estrés, la ansiedad, la depresión y la violencia. 

 

Los Nuevos Retos en el Campo Educativo

A nivel educativo se asume una experiencia de trasformación profunda, siendo una aventura sin ruta  clara que trabajan en alianza docentes y padres de familia para lograr el aprendizaje en casa, cabe aclarar, que en estratos socioeconómicos bajos como el nuestro, los padres de familia en un alto porcentaje no superan la básica primaria, lo cual dificulta el acompañamiento efectivo a los estudiantes, así mismo, su prioridad es la supervivencia desde el trabajo informal, por los  menores  queda a merced de su propia autonomía, sin hablar de la brecha de desigualdad que se hizo más evidente en la crisis ante la falta de conectividad en el país.

Por otra parte, se rompe con la educación tradicional, siendo evidente que todo esfuerzo por intentar llevar el aula a una experiencia virtual o a distancia no es posible sin la restructuración de los métodos de enseñanza aprendizaje, y como refiere la UNESCO (2020) “los docentes han tenido que adaptarse rápidamente a métodos de enseñanza nuevos y que todavía no han sido probados” generando de igual forma, un impacto negativo a raíz de la ruptura de rutinas, jornadas extensas de trabajo frente a los dispositivos electrónicos, la multiplicación de tareas, entre otras; lo cual demanda hacia ellos una mirada como parte de la comunidad educativa que requiere apoyo en el proceso de cambio.

El anterior panorama  pone en primera línea de acción dentro de los contextos educativos al docente orientador,  por tener la valiosa misión  de ayudar a desarrollar habilidades  vitales de adaptación y resiliencia emocional, dando a su vez una resignificación a su rol, que lastimosamente en muchos lugares no es clara o valorada, su habilidad de conciliación, su capacidad mediadora de procesos y conocimiento profesional del individuo en todas sus dimensiones, le permiten estar como en un centro de comando, o como un director de la obra de teatro que logra ver cada detalle en el escenario, lo que le permite vertiginosamente  ayudar a orientar miradas positivas, y a consolidar una perspectiva de oportunidades  ante toda esta realidad que en últimas termina siendo un reto, ha sido a su vez un gran cambio que si bien no se estaba preparado para ello, implicó el mismo ejercicio que para muchos, pensar, repesarse y replantearse una nueva forma de acción.

 

Bienestar Socio Emocional

 

El bienestar socioemocional, es uno de los temas de mayor interés en todos los sistemas educativos, ante el riesgo eminente de este tiempo de aislamiento y las restricciones sociales como sus repercusiones en la salud mental del ser humano. Las emociones son reacciones psicofisiológicas de carácter universal que las personas experimentan frente a situaciones relevantes, tienen una función adaptativa, producen cambios en la experiencia afectiva, activación fisiológica y en la conducta expresiva.  (Cano y Miguel, 2001), si bien son inherentes a la naturaleza humana, las dificultades para expresarlas y gestionarlas pueden representar un riesgo para su salud, de igual manera situaciones extremas de crisis como la actual del COVID-19 provoca fuertes respuestas emocionales negativas, tales como pánico, estrés, ansiedad, rabia y miedo.  (UNESCO, 2020).

                     Es preciso señalar, que con los trabajos de Goleman (1995) sobre inteligencia emocional, los análisis sobre violencia escolar y los planes efectivos de prevención, durante los últimos años, se reconoce la importancia en la educación socioemocional  y la necesidad al interior de la escuela de fortalecer estas competencias en pro del desarrollo integral del individuo. El Ministerio de Educación Nacional ha orientado el proceso desde el componente de las competencias ciudadanas, la estrategia de Educación Integral Ser y Saber y los contenidos de educación socioemocional de Colombia Aprende, entre otros; pero ante la emergencia no solo sanitaria sino de salud mental y educativa, ha cobrado mayor fuerza este énfasis, siendo una de las prioridades del aprendizaje en casa; el mismo Ministerio de Educación es consciente de esto y tal vez, era lo más claro cuando se generó el nuevo proceso educativo, pues  establece en la directiva cinco (5, anexo 1,2,3) que el trabajo escolar debe priorizar el favorecimiento del diálogo, la expresión de emociones, el reconocimiento y uso de capacidades y habilidades, la valoración de recursos, condiciones, y la motivación para seguir delineando proyectos de vida.  (MEN, 2020).

El bienestar desde esta perspectiva, se basa en el desarrollo las habilidades socioemocionales que le permiten al individuo de manera eficiente gestionar sus emociones y afrontar pertinentemente las situaciones de tensión como la adaptación a cambios inesperados; la UNESCO (2020) las define como prácticas de bienestar establecidas con base empírica que se pueden adaptar con el fin de entregar a niños, niñas, jóvenes, padres y docentes las herramientas, habilidades, actitudes y conductas necesarias para mantenerse sanos y positivos, explorar sus emociones, practicar un compromiso consciente, exhibir una conducta prosocial y lidiar con los desafíos diarios.

 

Psicología Positiva

La presente experiencia, tiene por marco de referencia la psicología positiva, la cual se enfoca en favorecer la experimentación de emociones positivas y con ello disminuir el riesgo de daño socioemocional y físico, ante situaciones adversas.

La psicología positiva es definida como “el estudio científico de las fortalezas y virtudes humanas, las cuales permiten adoptar una perspectiva más abierta respecto al potencial humano, sus motivaciones y capacidades” (Sheldon & King, 2001 citados por Contreras y Esguera 2006). Seligman ha trabajado significativamente por validar este enfoque a nivel científico, siendo su fundador y principal referente.

Desde esta corriente las intervenciones están orientadas a mejorar el bienestar emocional y con ello fortalecer la resiliencia; las emociones son el eje central, pues si bien, las negativas contribuyen a nuestra supervivencia y seguridad, las positivas favorecen la resiliencia y prosperidad. (Park, Pererson y K. Sun 2003).

Esta perspectiva rompe con el esquema determinista de las condiciones externas, confiriendo al individuo mayor autonomía y poder de invención desde su potencialidad y fortalezas; las emociones positivas amplían los recursos intelectuales, físicos y sociales, haciéndolos más perdurables, y acrecentando las reservas a las que puede la persona recurrir cuando se presentan amenazas u oportunidades (Fredrickson, 2001, citado por Barragán y Morales, 2014).

Martínez (2006) citado por Alpizar y Salas (2010) plantea que la psicología positiva genera una perspectiva menos individualista que resalta el valor de las emociones y experiencias positivas, los lazos familiares, formar parte de una comunidad, el vínculo social, la perseverancia, el sentido de pertenencia, la esperanza, la espiritualidad, el apoyo, entre otros. La pandemia generó una ruptura abrupta de la dinámica individualista, capitalista y sin medida, donde el ser humano debió reconocer su vulnerabilidad, también su verdadera esencia en la construcción colectiva del poder de transformación y supervivencia, lo cual evidencia una de la emociones de mayor estudio y abordaje para esta corriente, la resiliencia, definida como la capacidad del individuo para afrontar las adversidades de la vida, superarlas y “ser transformado positivamente por ellas” (Riso, 2006 p. 256 citado por Barragán y Morales, 2014).

 

Bienestar a través del Arte

El ser humano tiene múltiples formas de expresión y representación del mundo que lo rodea, para Bustacara, Montoya y Sánchez, (2016), “El arte es por naturaleza un lenguaje simbólico e innato del ser humano, las diferentes manifestaciones artísticas se emplean para expresar y comunicar pensamientos, sentimientos y emociones”. p 24. Es en si un medio de expresión con diferentes formas que involucra todos los sentidos, permitiendo exteriorizar lo que está en el interior del individuo y representar la realidad que lo rodea.

Calderón, Martín, Gustem y Portela, (2018) argumenta que las manifestaciones artísticas, sean del tipo que sean, tienen como finalidad comunicar emociones, expresarlas y activarlas en los emisores y receptores, en consecuencia, tiene una relación directa con los estados de bienestar, es importante reconocer que uno de los elementos claves de la gestión emocional es la expresión de emociones, siendo el arte un facilitador de su regulación, disminuyendo el riego de represión y con ello el desarrollo de patologías.

La expresión artística a su vez genera expresiones, interpretaciones, construcciones conjuntas que divisan una realidad particular mediada por el diálogo y la relación con el otro, lo cual moviliza vínculos y genera relaciones sociales más armónicas.                    

Conviene resaltar que desde los postulados constructivistas de Vygotsky el aprendizaje esta mediado por la interacción social, las herramientas y actividades culturales modelan el desarrollo del individuo,(Woolfolk, 2006), por lo tanto se puede argumentar que el aprendizaje de las habilidades socioemocionales se dan en las interacciones del aprendiz y el entorno, como en la construcción conjunta que hace con su colectivo social, ahora bien, si el arte es un medio para comunicar y expresar, lo es también, para construir conocimiento individual y colectivo, favoreciendo el vínculo al interior de los hogares, permitiendo que todos puedan construir desde lo que son y tienen.

 

Una Experiencia Significativa: Orientación Escolar. “Culturazón”

Siendo conscientes de la responsabilidad social,  el momento histórico al cual se enfrenta la orientación escolar en este plan de contingencia educativo,  se genera una acción integral que aborda a toda la comunidad educativa bajo el marco de intervención que propone la psicología positiva, trabajando con las fortalezas independientemente del contexto, posibilitando el fortalecimiento de la resiliencia  a través  las expresiones lúdico artísticas, generando acciones que mejoran el bienestar emocional y el vínculo socioafectivo al interior de los hogares, mitigando  a su vez  el impacto de las emociones negativas a causa de la dinámica actual por el COVI-19. En este reto es fundamental tener una perspectiva dinámica, flexible y abierta al trabajo en equipo y de manera trasversal con todos los actores educativos.

En el Colegio Integrado de Puerto Parra - Santander que atiende 630 estudiantes con sede única y atiende población estratos uno y dos;  logra  la transversalización del componente socio emocional a través de una alianza estratégica entre Culturazón, un programa de la unidad de cultura de la caja de compensación Cajasan, de jornada escolar complementaria que busca promover el desarrollo de habilidades como el uso del tiempo libre, y orientación escolar; a través de la gestión, desarrollo y ejecución de actividades lúdico artísticas direccionadas hacia toda la comunidad educativa, utilizando diversos canales de comunicación como la emisora comunitaria, el blog institucional, la platoforma zoom, las redes sociales como Facebook, tik tok, WhatsApp, youtube y escrito a través de un  informativo anexo a las guías de trabajo en casa, que los y las estudiantes desarrollan.

Dichas acciones se direccionaron a través de temáticas mensuales como: la niñez y la recreación,  la Colombianidad, y la afectividad entre otros, puestas en marcha a través de retos artísticos que vinculaban a la familia en la mayoría de los casos, a su vez se cuenta  con un evento  general donde se  visibiliza la participación de la comunidad educativa, vale la pena destacar: La semana de la niñez, Cuán Orgulloso me siento de ser Colombiano, La semana de la juventud y el mes de la afectividad. Todo esto con  actividades tales como cambio de roles, personificación y representación de situaciones cotidianas, coreografías en la aplicación Tik tok, talleres en vivo de Body Paint, arte y expresión, reportaje, fotografía y expresión de emociones de manera escrita o artística.

Dinamizando de igual manera, el componente académico, logrando con el cumplimiento de   las actividades establecidas previamente en el cronograma escolar pese a las circunstancias actuales; tales  como  la Santanderianidad y el Talent Show, ésta última permite visibilizar el talento de la institución desde hace tres años, lográndose en el presente a través de la virtualidad, vinculando  la Alcaldía y, ante el impacto de la misma, se sugiere institucionalizar a nivel municipal.

En este proceso se reconoce así mismo la importancia de generar espacios de diálogo y debate a través de los conversatorios interinstitucionales denominados. “Los jóvenes opinan” una experiencia de intercambio cultural e ideológico.

En este camino de retos nuevos, se gestionó el acompañamiento de distintos profesionales; la premisa de generar emociones positivas y disminuir el impacto de las negativas fue clave en el acompañamiento docente, visibilizando su trabajo, reconociendo su valiosa labor y gestionando espacios de expresión de emociones e incremento de actividades de bienestar. 

A través del monitoreo constante y la atención a la población en riesgo en conjunto con coordinación académica se logra identificar la necesidad de realizar un ajuste curricular que permitiera reducir la deserción escolar y el impacto negativo de la dinámica laboral del docente, generando mayor articulación con la propuesta de bienestar socioemocional.

Podemos concluir que la orientación escolar cumple un papel fundamental a nivel de mediación, conciliación y construcción colectiva, sin necesariamente ser la figura principal, pero si movilizando, con su accionar, miradas positivas una perspectiva de oportunidad  en esta nueva realidad educativa y social.

La clave está en la interdisciplinariedad, la capacidad de trabajo en equipo y la posibilidad de gestionar cambios.

 

 

 

 

 

 

 

 

Referencias Bibliográficas

 

Abufhele, Marcela, & Jeanneret, Valerie. (2020). Puertas Adentro: La otra cara de la pandemia. Revista chilena de pediatría, 91(3), 319-321. https://dx.doi.org/10.32641/rchped.v91i3.2487

Alpizar, Harlen Y. & Salas. Deilin. El papel de las emociones positivas en el desarrollo de la Psicología Positiva. Rev. Electrónica de estudiantes Esc. de psicología, Univ. de Costa Rica. 5(1): 65-83, 2010 / ISSN: 1659-2107. Disponible en: https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/wimblu/article/view/1188

Barragán Estrada, Ahmad Ramsés, & Morales Martínez, Cinthya Itzel (2014). Psicología De Las Emociones Positivas: Generalidades y Beneficios. Enseñanza e Investigación en Psicología, 19(1),103-118. ISSN: 0185-1594. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=292/29232614006

Bustacara,  Luz Nelly;  Montoya, Martha Alejandra; y Sanchez, Sandra Yolima. (2016) El Arte Como Medio para Expresar Las Emociones, En Los Niños y Niñas De Educación Inicial. Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Bogotá. Disponible: http://repository.udistrital.edu.co/bitstream/11349/2647/1/BustacaraGarciaLuzNelly2016.pdf

Calderón-Garrido, D., Martín-Piñol, C., Gustems-Carnicer, J., & Portela-Fontán, A. (2018). La influencia de las Artes como motor de bienestar: un estudio exploratorio. Arte, Individuo Y Sociedad, 30(1), 77-93. https://doi.org/10.5209/ARIS.56350

Cano-Vindel, A. & Miguel-Tobal, J. J. (2001). Emociones y salud. Ansiedad y Estrés, 7, 111-121. 

Contreras, Francoise, & Esguerra, Gustavo. (2006). Psicología positiva: una nueva perspectiva en psicología. Diversitas: Perspectivas en Psicología, 2(2), 311-319. 2020, de http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1794-99982006000200011&lng=e&tlng=es.

Ministerio de Educación Nacional - MEN. (2020). Anexo 1, Sector Educativo al Servicio de la Vida: Juntos para Existir, Convivir y Aprender. Orientaciones a directivos docentes y docentes para la prestación del servicio educativo en casa durante la emergencia sanitaria por COVID -19. Bogotá.

Murillo, F. Javier, & Duk, Cynthia. (2020). El Covid-19 y las Brechas Educativas. Revista latinoamericana de educación inclusiva, 14(1), 11-13. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-73782020000100011

Park, Nansook, Peterson, Christopher, & Sun, Jennifer K. (2013). La Psicología Positiva: Investigación y aplicaciones. Terapia psicológica, 31(1), 11-19. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-48082013000100002

 UNESCO, (2020).  Promoción del bienestar socioemocional de los niños y los jóvenes durante las crisis. Respuesta del ámbito educativo de la UNESCO al COVID-19: notas temáticas del Sector de Educación, 1.2 [24]

Woolfolk, Anita (2006). Psicología Educativa.  México. Pearson.


 




[1] Psicóloga Especialista en Psicología Clínica y de la Salud- Unab

Candidata a Magister en Educación - Unipamplona

psicoccediel@gmail.com      

Colegio Integrado Puerto Parra – Secretaria de Educación de Santander (Col)

 

 

Orientación Vocacional en Tiempos de Ruido.Diana Marcela Méndez Gómez(Col)

 

 


Diana Marcela Méndez Gómez1]

 

 

“Inteligencia es la habilidad

de adaptarse a los cambios”

Stephen Hawking (1942-2018)

 

Resumen

 

El artículo aborda el tema de la orientación vocacional desde una perspectiva de hiperinformación como lo ha sido esta etapa de globalización. Ruidos que se han agudizado a partir de la declaratoria de pandemia por la OMS el pasado 13 de marzo de 2020. Esta nueva etapa que ha afectado sin distinción a países de primer, segundo y tercer mundo de acuerdo con las denominaciones de los organismos internacionales y ha visibilizado los efectos colaterales de la implementación de políticas neoliberales en materia económica, de salud y educación principalmente. La pandemia, ha insertado una dinámica diferente que fusiona el espacio público y el privado por ello, es importante articular el tema de la interioridad y la autoidentidad como esenciales para garantizar que el proceso de Orientación Vocacional redunde en una adecuada toma de decisiones por parte de los orientados, bien sean estos estudiantes en los últimos grados de educación media de los sistemas escolares de América Latina y el Caribe o de aquellos que habiendo culminado sus estudios se encuentran en un punto de parálisis en la toma de decisiones de sus Proyectos de Vida en esta trayectoria tan compleja y que buscan asesorías particulares dentro de la coyuntura de aislamiento social y las nuevas formas de ejercer esta orientación en la época en la que nos encontramos.

 

Palabras clave: Orientación Vocacional, ruido, interioridad, autoidentidad, toma de decisiones.

Introducción

El objetivo del presente artículo es brindar unos elementos reflexivos en torno a los procesos de orientación vocacional en estos tiempos de pandemia desde una perspectiva que contempla la interioridad y la autoidentidad como esenciales para la toma acertada de decisiones.


Considera como elementos subyacentes, la experiencia como Orientadora Escolar en la educación pública de la ciudad de Bogotá, Colombia, en donde los procesos de investigación e implementación de la Orientación Vocacional fueron esenciales para el dinamismo de la política pública, además articula la experiencia en procesos de consultoría para estudiantes del sistema educativo privado desde hace más de diez años y las dinámicas de transformación que la coyuntura actual ha impregnado a este proceso de acompañamiento.

La globalización como uno de los rasgos característicos de la época en la que nos encontramos ha generado un sinnúmero de transformaciones en aspectos económicos, sociales, educativos y laborales, todos los cuales han dinamizado bajo otros paradigmas las relaciones del Ser Humano, bien sean estas de carácter intrapersonal o interpersonal. Por lo cual es imperativo reconocer entre otros elementos, el contexto en el que nos encontramos y la responsabilidad cada vez mayor que se deposita en los sistemas escolares de nuestros países frente a temas de crecimiento económico, desarrollo humano y superación de la pobreza.

 Sin ir muy lejos, el cuarto objetivo del Milenio se establece como la Calidad Educativa apreciando la responsabilidad dada a la educación para acoger la diversidad, implementar la inclusión y eliminar la pobreza, desconociendo con ello, los aspectos estructurales e históricos de tipo económico, político y social que han fortalecido paradigmas de homogeneidad, exclusión y carencia y han sobredimensionado entre otros, el tema de las sociedades del conocimiento, y el desarrollo cognitivo en los procesos escolares bajo la influencia de un paradigma occidental y científico que a partir de las narrativas de sus historiadores ha tratado de borrar toda huella ancestral mesoamericana que dista del discurso de carencia, subdesarrollo y acumulación hasta de conocimientos de pocos en detrimento de muchos. 

En esencia, la educabilidad como uno de los fenómenos esenciales de los procesos humanos y en los cuales el tema del “Curso de Vida” en las diferentes Trayectorias sean estas escolares o no, constituyen el eje transversal a partir del cual se puede garantizar un desarrollo integral humano sostenible. Al respecto, es importante recordar que Trayectoria según la RAE hace referencia a esa línea descrita o recorrido que sigue alguien al desplazarse de un punto a otro, aquel curso o evolución que, a lo largo del tiempo, sigue el comportamiento de una persona o de un grupo social en sus actividades intelectuales, morales, artísticas, económicas, académicas, laborales, ocupacionales.

Por ello, se plantean estas como escolares o no. Los estudios sobre trayectorias o curso de vida, como se conoce hoy, representan un campo de investigación interdisciplinario que ha renovado el debate en diversos ámbitos de la realidad social en donde se destacan la producción sobre las nuevas condiciones de la realidad juvenil y el proceso de transición del sistema escolar, concepto que ha evolucionado desde su introducción por el Sociólogo Pierre Bourdieu desde un enfoque constructivista estructuralista o estructuralismo constructivista (1988) al refutar el tema de historia de vida,


altamente utilizado por Sociólogos, Psicólogos y Trabajadores.


Para el enfoque de Curso de Vida[2], existen tres elementos fundamentales:

En primer lugar, la Trayectoria que representa a las diversas dimensiones en las que se desenvuelve la vida de un sujeto (escolaridad, trabajo, familia, etc.) la cual está compuesta por una variedad de trayectorias que entrelazadas o entretejidas conforman su “trayectoria vital o curso de vida”

 

De otra parte, se encuentra la Transición, que en lenguaje metafórico es el pasaje de un estado a otro o tránsito (primera infancia a infancia, adolescencia a juventud, juventud a adultez, desempleo a actividad). La transición les da forma y sentido a las trayectorias. Es importante reconocer que, aunque estos pasajes se encuentran institucionalizados en la sociedad global, no son absolutamente previsibles ni predeterminados ya que siempre encontraremos a los divergentes que salen un poco de ese statu quo.

 

Finalmente, los Turning Points, puntos de inflexión, eventos o momentos que provocan un viraje en un curso de vida. Pueden ser de origen histórico o personal y que marcan o más bien dan lugar a transformaciones.[3]

 

De allí la importancia de unir al trabajo de Orientación Vocacional, la biografía individual ya que está interconectada con la biografía de otros sujetos, de manera que es necesario considerar los entornos y las relaciones en las que se encuentra inmerso el estudiante en donde la Familia y el contexto social y cultural juegan un papel esencial y brindan elementos tanto para el análisis de su vida como para la toma de decisiones. En otras palabras, la biografía de un sujeto está determinada por el contexto y el tiempo en el que se desarrolla la misma. En este enfoque, se aprecia la presencia del principio de libre albedrío, que enmarca el surgimiento de la economía liberal y con ella las transformaciones familiares, sociales, laborales y académicas. Este principio afirma la existencia de una estructura de oportunidades que implica limitaciones provenientes de las circunstancias histórico-sociales, dentro de las cuales los individuos hacen elecciones y llevan a cabo acciones que determinan su propio curso de vida (Roberti, 2011)

Por ello, es necesario reconocer las dinámicas cambiantes marcadas por la incertidumbre que se encuentran un poco más evidentes en la época actual que en generaciones precedentes. Para los ancestros las dinámicas parecían estáticas, las situaciones eran más estables en términos de relaciones, fenómenos y demás, pareciera ser como si el reloj se moviera un poco en la esencia de la tortuga mientras que ahora se transita al ritmo de la liebre, a la velocidad de la luz con la que llegan las comunicaciones desde otras latitudes y en la que las tecnologías de la información y la comunicación están en el centro de las relaciones interpersonales a través de las redes sociales.


Fenómenos como el que estamos transitando a partir de la declaratoria de pandemia de la Organización Mundial de la Salud OMS el pasado 13 de marzo de 2020, con las consecuentes medidas de aislamiento social implementadas por la mayoría de los países del mundo para poder preparar a los sistemas de salud agotados y exprimidos por los modelos neoliberales de economía en los que influenciaron organismos internacionales, son un ejemplo de esos modelos que han paralizado hoy a la humanidad. Procesos mecánicos y repetitivos al estilo del clásico “Tiempos Modernos de Chaplin” y que ha enmarcado a la humanidad en una incertidumbre generalizada y sin tiempo de caducidad. Desde otra perspectiva, ese escenario también permite una dinámica posibilitadora del encuentro consigo mismo en un nivel más elevado de consciencia al reducir un poco los niveles de extroversión, superficialidad y ruido que caracterizan a este periodo de la historia.

Sin tiempo y sin soledad no puede haber espacio para la consciencia. En muchos casos no se ve porque no se quiere ver, en otros porque no hay tiempo para hacerlo, en otros porque no se prioriza o no se sabe que se puede hacer con lo que resulte de adentrarse en ese descubrimiento, pero en el caso de los más jóvenes, tiene que ver quizás con el descuido que hemos tenido los adultos para contextualizarlos, contribuirles a ver y entender la sociedad en la que estamos, brindándoles los elementos para coadyuvar con su preparación a insertarse positivamente en ella para transformarla. Aquí vale la pena preguntarse como padres y madres, ¿en cuánto se ha contribuido con los propios, los cercanos, los de la casa para posibilitar esas miradas, lecturas, elecciones y construcciones desde los, las y les, desde sus esencias e identidades?

La familia debe garantizar espacios de reflexión, lo cual solo es posible si se respetan los pocos espacios privados en un tiempo en donde la casa se ha vuelto todo, el espacio para lo familiar unido a lo laboral, las reuniones que desbordan y trascienden los horarios y las jornadas habituales, las relaciones afectivas que en ocasiones están mediadas por algún tipo de pantalla en estos tiempos y en donde el abrazo, el afecto y el contacto físico se han convertido en un artículo de lujo a ser incluido en la canasta familiar.

En ese orden de ideas, abordar la articulación entre interioridad, autoidentidad y orientación vocacional es una de las necesidades en este tiempo en el que muchas personas están atravesando crisis existenciales y el cual va más allá de una mirada que contempla las actitudes y las  aptitudes. Por ello se requiere iniciar por la conceptualización de la vocación, la interioridad, la autoidentidad y la orientación vocacional respectivamente.

Rodríguez y Méndez (2013) comprenden la vocación como una variable que se construye a lo largo de la vida, como parte de la construcción de identidad del sujeto, para lo cual es importante que los orientados respondan, entre otras, preguntas: ¿cómo se ven?, ¿qué les gustaría hacer realmente?, ¿dónde piensan residir? Por lo cual la vocación se asume como dinámica, admite bifurcaciones y/o modificaciones que pueden ir cambiando a medida que se descubren nuevos intereses, en un determinado trayecto de vida, entre una constelación de vocaciones posibles, aquella que se considera más fuerte o conveniente dadas las circunstancias.


Por su parte, la interioridad tiene que ver con ese estado de consciencia personal donde convergen elementos como conocimientos, creencias, afectos, pasiones, actitudes y


valores. En un mundo con prisas y sin pausas, marcado por una sobredimensión de lo externo, lo transpersonal, que gira en torno a las múltiples ocupaciones académicas, laborales, profesionales, con un énfasis en lo visual y paradójicamente sin espacio para la contemplación, en una sociedad que ha enseñado que      pensarnos y amarnos es un tema de mal gusto casi que narcisista y en donde todo se debe volcar a lo externo, con énfasis en lo material como el espacio físico, los bienes, los servicios, la generación de ingresos, pero también hacia los otros, los padres, la pareja y los hijos (cuando se tienen), los compañeros, los jefes, los colegas, los vecinos, los amigos y porque no, si alguien los tiene, los enemigos”

  La perspectiva de la interioridad tiene que ver con esa posibilidad de mirar a profundidad quién se es para determinar lo que en últimas se quiere hacer desde una elección consciente y contextualizada. Lo cual presupone un estado de consciencia que permite una mirada de amor más que de temor hacia adentro, a esos aspectos que caracterizan y diferencian como parte de las dinámicas propias de los cursos de vida en los que convergen luces y sombras.

Desde esta perspectiva del abordaje de la Orientación Vocacional desde la Identidad del orientado, plantea una mirada multidimensional de lo que se es, como ser humano, de manera colectiva e individual, recordando que se es a partir del otro, de un curso de vida particular enmarcado en un curso de vida colectivo y ahora global. Ese ser implica una diferenciación que permite reconocer desde la humildad un conjunto de luces y de sombras, con las limitaciones que ello implica en comparación con el otro o los otros, especialmente de los padres o progenitores cuando se trata de reconocer esas particularidades que definen aun siendo parte de esa colectividad globalizada donde se han perdido entre otras las identidades nacionales y regionales.

Por ello, hablar de autoidentidad implica un proceso de conocimiento sobre la persona que ha acompañado y que acompañara en el resto del trayecto: sí mismo y permitirse este espacio como una oportunidad para abrazarse, aceptarse y amarse. El amor implica aceptación, y esta solo es posible en la medida en que se conoce, ya que aceptar lo desconocido es humanamente imposible. Abrazar ese proceso de manera individual y con el acompañamiento de un Orientador, Mentor, Coaching, Psicólogo, Terapeuta o como se le quiera denominar, posibilita ese tránsito y permite abordarlo desde dos perspectivas, del que la vive y del que la acompaña reconociendo que las interpretaciones son subjetivas y por tanto el papel del Orientador es el de un facilitador que propicia en muchos casos una resignificación.

En este sentido, interioridad, autoidentidad y vocación tienen que ver con lo que se Es, en articulación con lo que se sabe (creencias y paradigmas, interpretaciones o percepciones de la realidad) y se hace como un punto de partida en el marco de la Orientación Vocacional pero también situarse desde un andamiaje de múltiples


posibilidades en las diferentes trayectorias de vida y que sumadas unas con otras consolidan lo que conocemos como Curso de Vida “Con Sentido”.


El proceso de Orientación Vocacional desde los entornos y herramientas virtuales donde se sitúan los profesionales en la actualidad de los diferentes niveles de educación media y superior propicia una mirada desde la posibilidad de hacer las cosas de manera diferente, desde un pensamiento divergente. Además, no se centra en las carencias y limitaciones, sin desconocer el contexto y los aspectos estructurales. Desde una perspectiva integral quita el velo para que el orientado pueda ver la multiplicidad de opciones acordes a ese proceso de interioridad, autoidentidad y vocación en el que ya se ha transitado, una vez que Orientador u Orientadora se ha quitado la venda que cubría sus ojos. Ese acompañamiento permite una resignificación de esa marginalidad y de esa invisibilidad, especialmente en el caso de la Orientación en los contextos de la educación pública de los países donde se desarrolla esta como una pasión, como aquello que arde desde la panza más allá de la profesión o de la labor principal desempeñada

Indudablemente muchas y muchos jóvenes entran en crisis cuando se asumen en esa diferencia del molde que socialmente se les plantea y en esos momentos la Orientación juega un papel esencial, en propiciar una mirada hacia esos aspectos que convergen y esencialmente a aquellos en los que se diverge. Por lo cual, el papel por tanto de esta Orientación asociada a la interioridad y la autoidentidad es la formación de sujetos bajo el aprendizaje socioemocional [4] que trasciende el escenario de la educación tradicional como se conocía y ve la posibilidad del desarrollo de actitudes y aptitudes en esos otros escenarios o entornos.

En concordancia con la Red Latinoamérica de Profesionales de la Orientación RELAPRO,      el aprendizaje socioemocional se divide en cinco categorías: Conciencia de uno mismo, autogestión, conciencia social, habilidades sociales y de relación y toma de decisiones responsable. Cada una de ellas, tal y como se aborda son elementos esenciales y vitales en el marco de la Orientación Vocacional que en esta contingencia toman mayor relevancia y en donde el estrés y la ansiedad y su manejo parten del conocimiento y el manejo emocional desde la diversidad y la individualidad reconocida, por ello no hay recetas mágicas, hay procesos de acompañamiento individual que se deben apreciar y valorar.

Este planteamiento, de quitar el peso tradicional de lo occidental hacia la educación formal y con énfasis en lo cognitivo como único elemento capaz de garantizar un desarrollo económico sostenible en profesiones tradicionales y dinámicas laborales que cada vez tienden a reducirse e incluso a desaparecer y empoderar en otras formas, múltiples formas de desarrollar ese ser, saber y hacer como el tema de los emprendimientos, los training


, influencers, community managers, entre otros y en donde se combine la pasión, lo que mueve, da sentido y trasciende el plano de la supervivencia.

En consecuencia, el papel de la Orientación se sitúa en un acompañamiento donde se ponen en juego las diversas habilidades y disposiciones del pensamiento crítico que se han desarrollado como parte de ese Curso de Vida de Orientadora u Orientador. El haber transitado ese camino de interioridad, autoidentidad y reconocimiento de vocación en muchos casos de manera autodidacta permite en primera instancia acompañar ese trasegar de quienes se orienta desde la empatía y el reconocimiento de los, las y les, de ese derecho a abordar aspectos desde la memoria, desde la palabra y desde la dignificación. 


 

Porque indiscutiblemente:

Una buena elección vocacional disminuye los niveles de frustración entre la población estudiantil; de allí que la función como orientadoras enfatice en la necesidad de ayudar a elegir, pero nunca de tomar decisiones por los estudiantes. En palabras de Beatriz Goldberg “es una riqueza tener distintas habilidades en distintas áreas” (Rodríguez y Méndez, p. 63, 2013).

 

Conclusión

Es importante reconocer que estas dinámicas de aislamiento social llevan con mayor intencionalidad a que Orientadoras y Orientadores nos abramos al intercambio de experiencias en el espacio de red donde se pasa del diverger al converger, al pertenecer y visibilizar esas otras maneras de hacer entre colegas reconociendo el proverbio africano “si quieres llegar rápido camina sólo pero si quieres llegar lejos, camina acompañado” y en donde el término conversar, se parece tanto a ese pensar en común, y el mirarse como sujetos en permanente construcción y transformación que acompañan las construcciones y transformaciones propios y de aquellos a quienes orienta, apoya, acompaña o facilita ese tránsito como maestros o faros de luz desde la comprensión de que todos somos uno.


Referencias Bibliográficas

Bourdieu, P. (1988). “Cosas dichas”. Editorial Gedisa. Buenos Aires, Argentina.

 

Méndez, D. (2015). Orientación Vocacional y profesional: alternativa pedagógica para el desafío de la universidad colombiana en el contexto del programa Ser pilo paga. En Revista 68. Universidad de La Salle. Prospectar el futuro de la Universidad. Recuperado de: https://ciencia.lasalle.edu.co/ruls/vol2015/iss68/7/

 

RELAPRO -Red Latinoamericana de Profesionales de Orientación- (2020). Glosario del Modelo Latinoamericano “Orientación Transicional para el Sentido Ético de la Vida (O.T.S.E.V.), Recuperado de: https://revistaorientacion.blogspot.com/2020/04/glosario-del-modelo.latinoamericano.html

 

Rodríguez, A. y Méndez, D. (2013). Experiencia Pilotaje Orientación Vocacional y Profesional “La Pregunta es el Camino” Colegio Cedid San Palo Bosa. En: Revista Orientación y Desarrollo Humano (Investigación Social y Pedagógica). Bogotá, Colombia. Abako Editorial.  pp. 62-68

 

Roberti, M. E. (2011). El enfoque biográfico en el análisis social: Una aproximación a los

Aspectos teórico-metodológicos de los estudios con trayectorias laborales. Tesis de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Recuperado de: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.683/te.683.pdf

 

 

 

 

 

 



[1] Coordinadora Escolar en Secretaria de Educación Distrital Paulo VI IED. Orientadora Vocacional, Laboral y Socio-ocupacional Independiente. Estudios en Trabajo Social, Alta Gerencia del Talento Humano, Maestría en Docencia y Doctorado en Ciencias de la Educación. contacto: demarcem@gmail.com

 

[2] Acorde con el Modelo Latinoamericano de “Orientación Transicional para el Sentido Ético de la Vida” de la Red Latinoamericana de Profesionales de la Orientación RELAPRO

[3] Frente al desarrollo de esos elementos, en el enfoque biográfico, se destacan los autores Godard, Dombois y Pries en el desarrollo originado tanto en Francia como en Alemania.

[4] Para RELAPRO, tomando como referente la Collaborative for Academic, Social and Emotional Learning (CASELL), organización que trabaja por la integración del aprendizaje socioemocional en las escuelas americanas, el aprendizaje socioemocional es el proceso a través del cual se adquiere y aplica efectivamente el conocimiento, las actitudes y las habilidades necesarias para establecer y alcanzar objetivos positivos, sentir y mostrar empatía por los demás, establecer y mantener relaciones positivas y tomar decisiones personales.

domingo, 28 de febrero de 2021

Aislamiento social, Educación de emergencia y futuro: experiencias subjetivas de discontinuidad en la trayectoria vocacional

 


Lic. Oscar Rodríguez(Ar)[1]

 

Resumen

El contexto de Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (ASPO) por Pandemia del Covid-19 impulsó una modalidad de Educación de emergencia en Argentina basada en la generación de las más diversas burbujas virtuales, reactivando y generando flujos de conexión remota entre diferentes personas como nunca antes en el sistema educativo argentino. Los procesos educativos siguieron esta senda, atravesando el calendario con todo tipo de interferencias y se ha visto en crisis la idea de Trayectoria Educativa; se han tenido que repensar, reconfigurar, re-establecer, sostener y generar nuevos tipos de lazo social. El itinerario vital, que contiene al proyecto de vida, la autopercepción de la trayectoria académica y de aprendizaje, así como la construcción propia de las expectativas de época en relación al desarrollo evolutivo, se pueden ver sacudidos en la expresión de muchos jóvenes que no saben si “este año cuenta” o no, o de qué modo cuenta (como pausa?, como retroceso?) en sus recorridos vitales. Esta experiencia en relación al tiempo y a la posibilidad de proyectar en medio de la confusión interpela el rol de la Orientación como espacio de consulta que resulta clave en la construcción del proyecto de vida como un eje de salud.

 

Palabras clave: Aislamiento Social; Educación de Emergencia; Tiempo subjetivo; Incertidumbre; Orientación.

Abstract

The context of Obligatory Preventive Social Isolation (ASPO) due to the Covid-19 Pandemic promoted an emergency education modality in Argentina based on the generation of the most diverse virtual bubbles, reactivating and generating remote connection flows between different people like never before in the Argentine educational system. The educational processes followed this path, going through the calendar with all kinds of interferences and the idea of ​​the Educational Path has been in crisis; they have had to rethink, reconfigure, re-establish, sustain and generate new types of social ties. The life itinerary, which contains the life project, the self-perception of the academic and learning trajectory, as well as the own construction of the expectations of the time in relation to evolutionary development, can be seen shaken in the expression of many young people who do not know if "this year counts" or not, or in what way does it count (as a pause ?, as a setback?) in their vital journeys. This experience in relation to time and the possibility of projecting in the midst of confusion questions the role of Guidance as a consultation space that is key in the construction of the life project as a health axis.

Keywords: Social Isolation; Emergency Education; Subjective time; Uncertainty; Guidance.


El contexto de ASPO por Pandemia de Covid-19 impulsó políticas coordinadas con esta medida en los principales espacios de la vida social, entre ellos el de la Educación que ha tenido que adoptar, no sin un fuerte sesgo de incertidumbre inicial, una muy diversa modalidad de Educación de emergencia adecuando sus medios, lenguajes, herramientas, formatos de clase, y por sobre todo, lo más sensible al acto pedagógico: el encuentro entre enseñantes y aprendientes.

Este tipo de educación y de aprendizaje, ha generado sobre todo en sus destinatarios las más diversas experiencias teniendo en cuenta los múltiples atravesamientos con los que ésta se construye, tanto si consideramos lo material (dispositivos tecnológicos, tipo y calidad de accesos a internet) como desde lo subjetivo (capacidades adquiridas en cuanto a lo digital, modalidad de aprendizaje escolar-académico, expectativas y hábitos relativos a la educación, etc.). De entre estas experiencias, se fueron expresando con cada vez mayor frecuencia voces que hablaban de “tiempo perdido” o “año perdido” en relación al aprendizaje, dictaminando implícitamente la preponderancia de una eficacia al parecer exclusiva que se atribuye a la educación presencial, por sobre las diferentes modalidades que se construyen desde lo virtual.

Ante dicha suspensión se han abierto las más diversas burbujas virtuales, más o menos interconectadas, y se han reactivado y generado flujos de conexión remota entre diferentes personas como nunca antes en el sistema educativo argentino. Estas nuevas escuelas y aulas representadas por esta metáfora hologramática que implica la red que se establece en una clase sincrónica por video-llamada en la que el/la docente se encuentra posiblemente en su casa, así como también los demás participantes de la misma, que interactúan tanto desde la plataforma que los comunica en ese momento (Zoom, Google Meet, Jitsi, Dúo, Cisco Webex, entre otros) como de las que complementan este enclave de conexiones (Aula virtual, Red Social), han zarpado hacia un mar del que tenían muy escasa cartografía.

Es decir, todo lo que se emprendió estuvo ligado a una inevitable incertidumbre y exploración propias de medidas de emergencia ante situaciones inéditas (tal es la denominación que se utilizó para esta estrategia pedagógica de este tiempo aquí en Argentina, Educación de Emergencia[2]). Y como toda acción de emergencia, intenta salvaguardar, sostener y restituir lo más valioso, lo más prioritario, con las herramientas disponibles, ganando tiempo en lo posible para que, mientras el peligro no ceda, se puedan ir ajustando y obteniendo mejores herramientas para lograrlo.

Los procesos educativos siguieron esta senda, atravesando el calendario con todo tipo de interferencias, en todos los planos que pueda utilizarse esta palabra: desde los cortes de luz que puedan afectar a un barrio o ciudad, pasando por la infinidad de vaivenes que las conexiones a internet pueden generar considerando su medio, origen, capacidad, dispositivo, etc., hasta la vinculación forzosa que han tenido que hacer con esta modalidad tanto docentes como estudiantes, independientemente de su experiencia previa en el dominio de herramientas Tic. Se ha visto en crisis la idea de Trayectoria Educativa[3]. En este marco, se han tenido que repensar, reconfigurar, re-establecer, sostener y generar nuevos tipos de lazo social ante un “aislamiento físico que genera otras formas de presencias, como las virtuales a través de variadas plataformas tecnológicas (...) Nuevas formas de lazo social que no reemplaza el cuerpo a cuerpo, pero que intenta estrategias de acercamiento, de palabra, de mirada”. (Rascovàn, 2020) El tiempo del calendario académico, sumado a los tiempos más líquidos que rigen los espacios virtuales y al avance constante del virus devenido en Pandemia, ha generado una crisis social y subjetiva en cuanto a la experiencia interna del tiempo, “...la alteración de lo cotidiano que produce la pandemia y el consecuente aislamiento afecta la temporalidad” sostiene este mismo autor en el artículo citado.

El itinerario vital, que contiene al proyecto de vida, la autopercepción de la trayectoria académica y de aprendizaje, así como la construcción propia de las expectativas de época en relación al desarrollo evolutivo, se pueden ver sacudidos en la expresión de muchos jóvenes que no saben si “este año cuenta” o no, o de qué modo cuenta (como pausa?, como retroceso?) en sus recorridos vitales. Los ejemplos más visibles de esto lo constituyen los jóvenes que transitan trayectos de terminalidad de nivel, tanto Medio (Secundario) como Superior o Universitario: ¿estaré preparado(a) para iniciar la universidad con esta experiencia de aprendizaje de emergencia? ¿qué experiencias profesionales estoy desarrollando al finalizar mi carrera de grado, para cuál mundo laboral?

Es así como se expresa la impronta que la lógica eficientista, de la calidad educativa de la prespecialidad como única vía de aprendizaje, una preocupación casi excluyente por el contenido, la información, por sobre las cuestiones de fondo que sostienen el aprendizaje: el lazo social, el encuentro, el vínculo.

Estos cuestionamientos sin duda se entrecruzan con otro debate que se ha instalado en diversas esferas de este tiempo en lo referido a cuál será la “normalidad” a la que se volverá o que se construirá, en todo caso, una vez que las sociedades puedan retomar algunas actividades ya más plenas cuando no esté latente el peligro de contagio masivo.

En las consultas clínicas de Orientación Vocacional, muchos jóvenes plantean incertidumbres similares a los tiempos pre-pandemia como si estuviéramos viviendo una situación lo suficientemente pasajera como para confiar en que la normalidad de ese entonces se reinstalará tal cual, como si hubiera algún tipo de certidumbre en ello (aunque más semeja una posición entre la expectativa y el deseo). Sin embargo, cuando se va entramando el discurso y la dialéctica del proceso de Orientación, empiezan a emerger las nuevas incertidumbres propias del registro que produce lo que se está viviendo socialmente en lo subjetivo: ¿Estaré lo suficientemente preparado(a) para ingresar a tal o cual carrera con esta forma de estudiar-aprender?. Es decir, si siempre fue una de las preocupaciones centrales del aspirante al Nivel Superior o Universitario su dominio de saberes mínimos o ajustados a lo requerido por dicho nivel, en este contexto se expresa notable desconfianza o confusión acerca del aprender. Una pequeña crisis dentro de una macro crisis que está viviendo la educación cuestionándose nuevamente sus bases en una situación que pone en jaque la tríada pedagógica (docente, alumno, contenido), ya que se impone su reconfiguración dinámica constante en una realidad que ha puesto el aula en otro lugar (o en varios lugares en simultáneo: los hogares, las plataformas, los dispositivos, la escuela, internet).

Y así como la educación replantea sus coordenadas esenciales, la Orientación no puede estar ajena a los efectos del presente escenario que, una vez más, interpela su posición tal y como a lo largo de su historia (desde inicios del siglo XX) siempre lo ha hecho. Es decir, la Orientación Vocacional/Profesional ha tenido siempre enfoques y trayectorias ligadas a los procesos sociales de cada época, no sin su lógica diversidad de líneas de abordaje e investigación al interior de un campo tan complejo y múltiple, tanto así que hacia el siglo XXI desarrolla prácticas que poco se acomodan ya al sentido etimológico del término que la ha instalado socialmente[4] y se construyen, al menos en crecientes comunidades de profesionales de nuestro país, en el seno de una constante reflexión crítica sobre nuestro hacer.

El contexto de pandemia por Covid-19 es uno de esos escenarios que nos interpelan nuevamente, no sólo por lo antes descripto como panorama de los sujetos y grupos en situación de ir definiendo sus proyectos, si no porque este mismo escenario ya no es el que veníamos leyendo, analizando, pensando y comprendiendo para poder acompañar en esa empresa vital. Mirta Gavilán plantea que “Toda elaboración de un proyecto, educativo, laboral, personal y/o social y su concreción, apuntan a crear espacios de salud. (Gavilán, 2020), y es justamente este tipo de espacio el que está jaqueado hoy en nuestras vidas. En Argentina, diversos espacios que colectivizan a los profesionales de la orientación, tanto institucionales (como la Asociación de Profesionales de la Orientación de la República Argentina- APORA), como los que se entraman mediante redes emergentes y fluidas que se constituyen a través de grupos y contactos desarrollados en portales web, perfiles de redes sociales digitales, están planteando durante este año diversos desafíos que la práctica va afrontando y con qué herramientas irá repensando su rol en el futuro mediato. De este mismo modo, colegas latinoamericanos también movilizan sus herramientas de difusión para llamar a la reflexión en torno a ésto[5]. En éstos últimos días, desde la plataforma www.enclavevocacional.com hemos  desarrollado la Jornada Virtual “Orientación e Intervención en los Nuevos Escenarios del Aprendizaje”, planteando desde una perspectiva psicopedagógica cuáles  son los desafíos situados de los/as Orientadores/as en un contexto en el que la Pandemia inviste el paisaje constantemente, pero que cuya crisis visibiliza problemáticas sociales y culturales de fondo como las desigualdades de género, las trayectorias de vida mediadas por TICs, las tramas escolares y vitales que se ponen en juego como dijimos al principio del presente artículo, y el modo en que todo esto desacomoda al Profesional de la Orientación de ese lugar ya de por sí incómodo de ser depositario de una expectativa de certeza que nunca existió y que en este 2020 desafía nuevamente sus paradigmas. Los sujetos que conforman el campo de la Orientación están en crisis respecto del futuro, a la vez que los profesionales también lo están. ¿Cómo podemos construir en este tiempo una experiencia profesional que aloje estas problemáticas cuando el futuro parece desafiliar lo que se proyecta? Colegas, tenemos trabajo…

 

Referencias

 

Greco, M. Beatriz (2015). Trayectorias educativas: el trabajo de los equipos de orientación escolar, desde la psicología educacional contemporánea. Anuario de Investigaciones, XXII( ),153-159.[fecha de Consulta 21 de Septiembre de 2020]. ISSN: 0329-5885. Disponible en:   https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=3691/369147944014

 

Gavilan, Mirta (2020). Orientación y pandemia. Disponible en:   https://www.aidoel.org/wp-content/uploads/2020/05/ORIENTACION-Y-PANDEMIA.pdf

 

Rascovan, Sergio (2020). Orientación y pandemia. Reflexiones para promover el debate. Revista mexicana de orientación educativa. Volumen 17 número 38 enero-junio 2020, pp. 1-12.

 

Necesidades de investigación en orientación educativa (Con o sin Pandemia).Disponible en https://relapro2020.blogspot.com/2020/08/necesidades-de-investigacion-en.html

 



[1] Oscar Natalio Rodríguez nació el 28 de marzo de 1979 en la ciudad de Posadas, provincia de Misiones, Argentina en la cual reside actualmente. Es Licenciado en Psicopedagogía de la Universidad del Salvador (2004) y Técnico en Psicopedagogía del Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya (2002). Actualmente maestrando en la Maestría en Salud Familiar y Comunitaria de la Facultad de Ciencias de la Salud perteneciente a la Universidad Nacional de Entre Ríos, Argentina, Etapa de Tesis; al mismo tiempo en etapa de Trabajo Integrador Final de la Especialización en Docencia Universitaria por la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones. Laboralmente en la actualidad es profesor del espacio curricular “Orientación Vocacional y Ocupacional” de la carrera de Formación de Psicopedagogos/as en el Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya, Posadas-Misiones desde 2014, y Profesor Asociado a la cátedra “Orientación Vocacional Ocupacional” de la Licenciatura en Psicopedagogía en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la Cuenca del Plata, Sede Posadas. Además, integra el equipo del Servicio Psicopedagógico Institucional en el Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya desde 2005.Coordina el Proyecto www.enclavevocacional.com y se desempeña en Consultorio Privado de Orientación Vocacional, Ocupacional y Educacional de jóvenes y adultos. 

 

 

 

[2] https://www.argentina.gob.ar/emergencia-sanitaria-covid-19-programa-seguimos-educando

[3] Las trayectorias educativas son recorridos que los sujetos realizan inscriptos en marcos institucionales, se producen porque un conjunto de gestos, de procesos, de organizaciones de tiempos y espacios, palabras y pensamientos en conjunto, tienen lugar. (Greco, 2015)

[4] El término “orientar” es definido en el diccionario con definiciones que parten del dirigir, encaminar, aconsejar, fijar la posición de algo respecto de una referencia.

[5] RELAPRO por ejemplo viene trabajando en nuevas NECESIDADES DE INVESTIGACIÓN EN ORIENTACIÓN EDUCATIVA https://relapro2020.blogspot.com/2020/08/necesidades-de-investigacion-en.html, y AIDOEL promueve constantemente publicaciones y eventos referidos a esta cuestión.