M. A. Ed. Luis Alejandro Núñez Cortés[1]
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En Costa Rica la disciplina de Orientación
está inmersa en el sistema educativo
formal, respaldado por la normativa específica de educación, es así que en la
Ley Fundamental de Educación en el artículo 14, inciso “f” se expone:
“Desarrollar las habilidades y aptitudes que le permitan orientarse hacia algún
campo de actividades vocacionales o profesionales”, como uno de los objetivos
que se plantean en la república para la educación, está el desarrollo de todas
las personas de forma plena y además, que en ese desarrollo logren alcanzar
procesos de autoconocimiento que les permita dirigirse hacia alguna actividad
vocacional o profesional, de esta forma el rol de la persona profesional en Orientación
se torna relevante, siendo el personaje
encargado de propiciar los procesos necesarios para que se dé esta exploración.
Asimismo, en la misma ley se indica en
el artículo 22, inciso “a”, que “El sistema de educación costarricense
asegurará al educando, mediante la coordinación de las labores dentro del
establecimiento de enseñanza: a. Un servicio de Orientación educativa y vocacional, que facilite la
exploración de sus aptitudes e intereses, ayudándole en la elección de sus
planes de estudios y permitiéndole un buen desarrollo emocional y social”, esta
norma añadida a lo estipulado en la Constitución Política de Costa Rica, Título
VII, artículo 77, se estipula que la Educación Pública debe ser “organizada
como un proceso integral correlacionado en sus diversos ciclos, desde la
preescolar hasta la universitaria”, en donde se evidencia la relevancia que
tiene para el estado costarricense que, desde primeras edades, se desarrollen
procesos de Orientación Vocacional que
le permitan a las personas explorarse a sí mismas en la búsqueda de sus
aptitudes, intereses, habilidades y posibilidades. Además, propone que se debe
de dar seguimiento al desarrollo de las personas y coadyuvarlos en las
transiciones entre los diferentes ciclos de la educación General Básica y
Diversificada, en todas sus modalidades y esta última con la transición o
ingreso a las diferentes casas de formación superior, o en su defecto
instituciones que acrediten oficios y profesiones técnicas.
De
esta manera, el Ministerio de Educación Pública [MEP] (2017) propone como uno
de los propósitos de la disciplina de Orientación en el sistema educativo costarricense:
(…) constituirse en un servicio de apoyo especializado que
potencia en la población estudiantil el proceso de toma decisiones para
afrontar situaciones en el medio escolar, familiar, social y laboral, con un
sentido de responsabilidad, productividad y autorrealización, a nivel personal
y social. Asimismo, ello incluye otros procesos importantes como el
asesoramiento al personal del centro educativo y las familias en materia
vocacional y psicosocial para que éstos a su vez, contribuyan con el proceso
formativo. (p. 7).
Se puede destacar de este propósito, la
influencia de la familia y el sistema educativo en los procesos de
autoconocimiento, conocimiento del medio y toma de decisiones vocacionales de
las personas estudiantes y las destrezas para que las personas puedan
planificar su vida. En este sentido, la persona profesional en Orientación se debe de plantear que estos procesos son de
desarrollo, y como lo plantea Pereira (2006, p.7), son a lo largo de la vida y
por ende conlleva transiciones entre cada una de las etapas de desarrollo y en
cada uno de los cambios de ciclos e ingresos a la educación superior o
universitaria.
Por ende, antes de poder retomar los
procesos de transición de la educación media a la educación superior, es
importante reflexionar lo que plantea Repetto (2002, p. 63), citado por Aguilar
et al (2014, p.60) expresan que “La Orientación vocacional discurre a través de tres etapas:
la clara comprensión de uno mismo, el conocimiento de los requerimientos del
trabajo y el verdadero razonamiento (true reasoning) para relacionar la
información personal con la ocupacional”. En este transcurso de las etapas de
la Orientación Vocacional se evidencia
la importancia del contexto educativo y laboral al que pueden acceder las
personas, al momento de elegir y decidir sobre sus proyectos de vida,
específicamente la planificación vocacional y laboral.
En Costa Rica existe una gran variedad
de ofertas de educación superior, según el sitio universidades.cr, existen 2407
opciones de profesiones y 490 cursos y técnicos distribuidos en las 76 casas
universitarias registradas en Costa Rica, tanto en centros estatales o públicos
(06 centros) y los centros de formación privada, distribuidas a lo largo del
territorio nacional. Por lo que, al existir una oferta tan amplia las personas
podrían sentirse abrumados por la cantidad de información que estarían recibiendo
en el último año de educación diversificada, añadiendo a esto la presión
familiar y social que existe para que las personas tomen decisiones
vocacionales de forma acertada y pronta, y finalmente, que dependiendo de la
ubicación de sus residencias, los centros universitarios están situados en
lugares muy alejados por lo que si desean continuar con sus estudios, deben de
viajar muchas horas para poder cumplir con sus proyectos de vida o en algunos
casos, las ofertas académicas de los centros de formación que se encuentran
relativamente cerca, no contemplan las opciones que se plantean en plan de
vida, lo que puede causar frustración vocacional o en algunos cosos que las
personas terminan decidiendo por carreras que se ofertan cerca de sus hogares y
no aquellas que mediante un proceso vocacional adecuado, tienen las aptitudes y
habilidades para desarrollarse y realizarse vocacionalmente.
Este último hecho, plantea un tema muy
importante a considerar en los procesos de Orientación vocacional, Rivas (1998) menciona que lo
vocacional “está ligado a la aspiración de autorrealización: la necesidad del
ser humano de ejecución total, es decir, la tendencia de hacer actuales todas
sus posibilidades” (p. 16), la autorrealización al ser considerada una
necesidad humana ulterior que permite un sentido de significado vital, las
personas procuraran satisfacerla vocacionalmente, y el profesional el Orientación
deberá facilitar los procesos para que
el autoconocimiento y las posibilidades, oportunidades y dificultades del medio,
en relación con las aspiraciones vocacionales de las personas, encuentren
puntos de convergencia de forma que las personas no terminen tomando decisiones
vocacionales pensando en que no tienen más opciones.
Una vez que se ha logrado elegir el
futuro vocacional, cada persona se enfrenta a una nueva experiencia de vida y
un proceso educativo diferente a lo que está acostumbrado en la educación
básica y diversificada. La transición conlleva un periodo de adaptación en el
que las personas pueden aumentar las tensiones que traen de la elección
vocacional y que además la autonomía de los cursos, es un evento al que no
están habituados. Para reducir estas sensaciones de frustración y lograr una
adaptación adecuada a la vida universitaria, es preciso considerar algunas
recomendaciones; el manejo adecuado podría ser uno de los aliados más
importantes, el ambiente universitario permite que las personas dispongan de
más tiempo fuera de las aulas, sin que esto signifique que tengan más tiempo
libre, sino que deben de organizar el tiempo para poder cumplir con las
exigencias universitarias, que van a ser superiores a las de la educación
diversificada. Para esto se recomienda realizar un horario en el que contemplen
los tiempos de clase, los traslados a los centros de estudio, los tiempos para
realizar las asignaciones de los cursos, el tiempo de ocio y cualquier otro
compromiso que sea importante considerar como uso del tiempo. Esto les
permitirá organizarse mentalmente y disminuir el sentimiento de que los estudios
los sobrepasan, aumentando las posibilidades de éxito universitario.
Otra recomendación, es avanzar con las
asignaciones al día, no dejar todo para último momento. Las exigencias de
asignaciones y pruebas universitarias son más elevadas que las de la educación
diversificada, esta recomendación es un complemento de la anterior; ya que, al
incluirse un tiempo para ir avanzando con cada uno de los requisitos de los
cursos en la organización del tiempo, les permite presentar mejores
asignaciones lo que se refleja en mejores calificaciones, que es un aspecto de
motivación o de frustración para muchas personas universitarias. Una
recomendación más, es mantener la atención activa en los cursos, a diferencia
de las materias de educación diversificada los docentes universitarios avanzan
a un ritmo diferente y los tiempos para las atenciones individuales son muy
reducidos, por lo que es importante que se tome nota de los cursos y se
mantengan activos en el proceso de aprendizaje, las personas deben tener la
capacidad de “escuchar atentamente, resumir y extractar [sic] las piezas
relevantes de la información (…) para a partir de allí ser capaz de articular un
discurso propio acerca de las materias tratadas”
(El educador.com, 2015, párr. 3).
Las personas deben de proyectarse un
presupuesto de gastos, en los que se incluyan pagos de copias, libros,
alimentación, transporte y hospedaje cuando este sea necesario. Además de la
autonomía académica, el inicio de la vida universitaria también significa el
inicio de una independencia de los hogares, el inicio de la vida adulta
legalmente, y por ende es importante que pueda gestionar adecuadamente sus
gastos producto de los estudios universitarios, ya sea porque las familias
tienen la capacidad de costear sus estudios, porque deben trabajar para poder
estudiar, solicitaron un préstamo para sus estudios universitarios o tienen
algún tipo de beca o ayuda socioeconómica. Esto les permitirá tener una visión
más realista de lo que representa económicamente esa nueva vida y asumirla con
mayor compromiso, además de disminuir el estrés o frustración producto de los
gastos universitarios, al tener un presupuesto de estos.
Finalmente, el profesional en Orientación
también debe preparar a las familias de
las personas que están por ingresar a la educación universitaria, pues este
cambio también supone una variación en la dinámica familiar y en las
expectativas que tienen las madres y los padres sobre sus hijos e hijas.
Algunas estrategias para facilitar el proceso de transición son las siguientes:
1. Reconocer
que el hijo/a es capaz de tomar decisiones de manera individual
2. Aunque ya
toma decisiones propias, brindarle el apoyo y el acompañamiento necesario
cuando él o ella lo solicite
3. Mantener
sólidos canales de comunicación entre ambos
4. Acompañar en
las decisiones vocacionales, respetar y validar la elección (La República,
2016, párr. 8).
Es muy importante para las madres y los padres de las
personas que ingresan a sus vidas universitarias comprender que
El inicio de la vida universitaria es
un paso de transición hacia la búsqueda de metas propias. Ser un estudiante
universitario e integrarse en un nuevo entorno académico es una aventura que
implica varios retos, dentro de los cuales destacan los aspectos de adaptación
social, nuevas exigencias académicas y expectativas relacionadas con la
autonomía personal. (Vivas, 2018, párr. 1)
Bibliografía
Aguilar,
B., Azofeifa, L., Guzmán G., Salas, J., Solís, A. y Ureña, J. (2014). Mujeres
en carreras tradicionalmente masculinas:
Vivencias de un grupo de estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la
Universidad de Costa Rica. Universidad de Costa Rica. [Archivo PDF].
Recuperado de: repositorio.sibdi.ucr.ac.cr:8080/jspui/bitstream/123456789/2644/1/37901.pdf
Auren
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https://universidades.cr/
Constitución
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Educativa
S.A.S. (2016). eleducador.com. Colombia. Recuperado de
http://www.eleducador.com/del-colegio-a-la-universidad/
[1]
Luis Alejandro Núñez Cortés, Master en Administración Educativa de la
Universidad Católica de Costa Rica, Bachiller y Licenciado en Ciencias de la
Educación con Énfasis en Orientación de la Universidad de Costa Rica, Trabaja
actualmente en la Escuela Clemente Marín Rodríguez para el Ministerio de
Educación Pública, como parte de un equipo interdisciplinario y es docente de
la Universidad Católica de Costa Rica en la carrera de Orientación, ha
trabajado en instituciones de educación secundaria académica diurna, Centros
Integral de Educación para Jóvenes y Adultos y para el Ministerio de Justicia y
Paz en el Centro de Atención Integral “La Leticia”.
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