martes, 15 de diciembre de 2020

El papel de la Orientación profesional en la transición de la formación al empleo

 

Archivo de video disponible en https://www.youtube.com/watch?v=vCKa3hjt4KQ


Fabiola Macías Espinoza[1]

 

 

Resumen

 

Reflexionamos en torno al papel de la Orientación   profesional en la transición de la formación al empleo en los jóvenes. Definimos la Orientación   profesional como un proceso psicopedagógico de acompañamiento dirigido a una persona o grupo de personas con la intención de que la persona logre su desarrollo profesional y su transición a la vida laboral, potenciando su desarrollo humano para la mejora de su calidad de vida, de su situación en el mercado laboral y del bienestar de la sociedad. Es importante generar políticas para promover la formación de orientadores profesionales, generar programas de Orientación   profesional para atender a los jóvenes y apoyarlos en su proceso  de transición a la vida laboral.

Palabras clave

Orientación   profesional, formación, empleo, transición, jóvenes

 

Abstract

We reflect about the role of career guidance in the transition from education to employment for young people. We define professional guidance as an accompanying psycho-pedagogical process directed at a person or group of people with the intention that the person achieve their professional development and their transition to work life, enhancing their human development to improve their quality of life, their situation in the labor market and the welfare of society. It is important to generate policies to promote the training of professional counselors, generate professional orientation programs to serve young people and support them in their transition to working life.

 

Keywords
Vocational guidance, training, employment, transition, youth people


Las condiciones de vida los jóvenes requiere de mayor atención, en la comprensión de su situación y proyección a futuro, desde el 2012 el Banco Interamericano del Desarrollo (BID) planteaba como un problema relevante la inserción laboral de los jóvenes, en ese entonces se estimaba que había más de 10 millones de jóvenes en América Latina en situación de desempleo o de precarización laboral. Así como también la existencia de jóvenes en la inactividad laboral, es decir jóvenes que no estudian ni trabajan.

 

Esta situación ha impactado no solo en el tema de la formación o el

 

empleo, sino en otras áreas que se ven afectadas en la vida de los jóvenes, como la salud, el bienestar y de manera general su calidad de vida. Al ser un grupo con alto porcentaje poblacional, las problemáticas y situaciones que presentan tiene un impacto significativo, que llega a permear en los procesos  económicos y sociales de un país. Por lo que comprender las problemáticas y situaciones de los jóvenes se ha convertido en temas de estudio para diversas disciplinas.

 

 


 

 

En este artículo nos centrare-


mos en el proceso de la transición en la formación al empleo de los jóvenes; La Organización de las Naciones Unidas define a los “jóvenes” como aquellas personas con edades comprendidas entre los 15 y 24 años de edad. El término “jóvenes” se refiere por lo general a las personas en edad de estar finalizando su educación obligatoria e iniciando su experiencia laboral. (ONU, 2016 en OIT, 2018).

 


Esta población de jóvenes se divide en dos ya que el artículo 1 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos del niño los define como personas hasta la edad de 18 años. Esto en relación a que muchos países dibujaron la línea de la de juventud, como  la edad en la que una persona recibe el mismo tratamiento bajo la ley, en ese sentido y tras esta división tenemos por lo tanto una situación dos maneras de comprender a la juventud, por un lado los jóvenes que aún se encuentran en el rango de mejores de edad que entran en el rango de los 15 a los 17 años y los jóvenes que ya entran en la categoría de adultos de 18 a 24 años de edad.

 


Si lo vemos desde la parte escolar, el primer rango de jóvenes se ubican en la educación preparatoria, secundaria o media  (dependiendo del sistema educativo de cada país), y el segundo nivel se encuentran los jóvenes que están en educación superior, licenciatura o pregrado.

 

El proceso de transición de la formación al empleo, es aquella experiencia en donde el joven en cualquiera de ambos niveles, concluye o deja una etapa formativa y se dirige hacia la experiencia laboral. Este proceso puede darse, de múltiples maneras y por diversas situaciones, resaltando que estos procesos de transición usualmente de realizan sin ningún proceso de Orientación   o asesoría profesional.

Aunado a la condición de jóvenes, los contextos escolares y ocupacionales se encuentran en constante transición, impactando en las experiencias de transición de los jóvenes, González, et al. (2012) señala que existe en el empleo juvenil un tendiente impacto hacia ofrecer a los jóvenes empleos precarios, con malas condiciones, esta inadecuada inserción laboral, no solo tiene impactos sobre su calidad de vida, sino que también tiene importantes consecuencias en el mediano y largo plazo. El desempleo juvenil tiene efectos negativos y persistentes en la trayectoria laboral de los individuos y en sus salarios futuros.

 

Estos problemas contextuales del trabajo y la poca o nula Orientación   profesional hacia los jóvenes con estrategias adecuadas para la elección y construcción de proyectos de vida laboral, generan impactos negativos en su trayectoria, así como el impacto en su bienestar subjetivo y calidad de vida, así como en el  peor de los casos, que los jóvenes tengan experiencias tempranas de desempleo o inactividad que puede traer consigo la adopción de conductas de riesgo, como el consumo de drogas, alcohol y la criminalidad (González, et. al. 2012).

En este sentido, los gobiernos han implementado políticas paliativas que intentan mejorar de manera más inmediata la situación laboral de los jóvenes, en particular de aquellos considerados vulnerables por estar en situación de desventaja económica y social. La mayoría de los programas están orientados a incorporar herramientas que buscan obtener una capacitación que esté orientada hacia la demanda, es decir que responda a las necesidades del sector productivo.

 

De esta manera poco se ha reflexionado sobre el impacto de estas políticas y estas acciones. Los sistemas educativos presentan grandes deficiencias y una alta proporción de jóvenes no cuenta con las habilidades básicas que demanda el mercado laboral.  Los jóvenes enfrentan altos costos en el proceso de búsqueda de empleo que se apoyan en estrategias informales como los contactos personales, tomando como base la experiencia de otros, con un conocimiento experiencial y cotidiano, que en algunas ocasiones puede resultar efectivo pero no comprobable metodológicamente.

 

Las debilidades en materia de formación y el limitado acceso a información valiosa sobre el mercado laboral reducen las oportunidades de muchos jóvenes latinoamericanos de conseguir o conservar empleos de buena calidad. Cuando los jóvenes logran acceder a un empleo, este suele ser de baja calidad, usualmente con un contrato temporal, generando incertidumbre sobre la propia estabilidad laboral, incluso el empleo puede posicionarse en el mercado laboral informal, donde el joven no cuenta con  prestaciones laborales como la seguridad social, o el apoyo para vivienda.

 

Culturalmente se ha generado el imaginario de que los jóvenes deben  tener sus primeras experiencias laborales en empleos precarios, con salarios bajos, incluso temporales, poniéndolos a prueba por periodos de tiempo determinado. Con ello se escuchan frases como: “apenas estas egresando, te falta experiencia”, “para poder subir a un mejor trabajo, tiene que batallarse”, “todavía no te puedo pagar lo que quieres, hay que tener experiencia”, estas y otras frases, que los jóvenes han expresado en los talleres de Orientación   profesional, generan una serie de emociones y actitudes alrededor de estos argumentos, sin embargo estos aspectos se observan como un proceso naturalizado de la inserción laboral, incluso la familia y la sociedad considera que es parte del proceso de preparación a la vida laboral.

 

El panorama más complicado es cuando los jóvenes experimentan largos periodos de precariedad laboral o incluso desempleo ya que existe evidencia de que las condiciones de inicio de la trayectoria laboral tienen efectos persistentes en el tiempo, estos efectos que en la literatura se conocen como “scarring effect”.

 

Para atender estos problemas se han implementado una amplia variedad de políticas y programas las cuales son posteriores al proceso de educación formal, mediante las cuales se busca a corto plazo, mejorar las condiciones laborales y facilitar la transición de la escuela al trabajo. Sin embargo, estas medidas usualmente se aplican de manera fragmentada y no como parte de una política coherente entre el empleo juvenil ni tampoco logran articular la transición de la escuela al trabajo, ¿a quién le compete hacerse cargo de la Orientación   para la transición a la vida laboral? ¿Le compete a las escuelas? ¿Le compete a las empresas? ¿Le compete a la sociedad? ¿O es responsabilidad del sujeto, del joven que egresa?, detrás de estas interrogantes, se presenta lo que se ha denominado el “efecto rebote”, donde la educación y el empleo, objetivados en la escuela y la empresa, se “culpan” una la otra sobre la falta de formación y capacitación de los jóvenes, por un lado las instituciones educativas cuestionan las formas y los modos de las empresas, y por otro lado las empresas cuestionan la débil formación recibida por los egresados.

 

El joven se encuentra en un punto medio, donde experimenta una serie de actitudes en torno a su proceso formativo y las condiciones laborales a las que se enfrenta.  Esta transición de la formación al empleo, implica una confrontación del joven con la realidad, donde por un lado se enfrenta a un mercado laboral y cuestiona y reflexiona la formación recibida. Alrededor de este proceso de transición vital, el joven experimenta una serie de emociones y de conductas que poco o nada se han estudiado ¿Qué experiencias y vivencias experimenta el joven en ese proceso de transición? ¿Ese momento tan específico tiene un impacto a futuro?, es decir ¿esa experiencia vivida, y el modo en que fue vivido impacta en la trayectoria laboral del joven y en su futuro?

 

La respuesta que se tiene solo se ha identificado en términos económicos a través del llamado scarring effect, el cual señala que una experiencia temprana pero significativa de desempleo o de condición precaria en la inserción laboral, tiene consigo una cicatrización que marca la trayectoria del sujeto y su futuro.

 

Este fenómeno, estudiando en términos económicos, también tiene impactos a nivel psicológico y de salud del sujeto, sobre todo afectado la calidad de vida y el bienestar subjetivo del joven.

 

¿Cómo podemos prevenir este fenómeno? Tras  estudios que he venido  realizando, mi propuesta consiste en  incorporar la Orientación   profesional como una estrategia preventiva, que permita que los jóvenes resignifiquen este proceso de transición a la vida laboral.

 

La Orientación   profesional como una herramienta preventiva para mejorar los procesos de transición de la formación al empleo

 

Con base en las problemáticas anteriormente planteadas es importante entonces generar estrategias que permitan a los jóvenes comprender y construir un proyecto que permita generar a los jóvenes mejores estrategias y competencias para vivir este proceso de transición a la vida laboral: la Orientación   profesional.

            Es muy importante diferenciar la Orientación  profesional de Orientación   vocacional. La Orientación  vocacional se ha centrado más en la toma de decisiones para la elección de una carrera profesional, mientras que la Orientación   profesional, se orienta hacia los procesos de toma de decisiones para la inserción laboral.

           

Cabe resaltar que aún hay autores que combinan o vinculan ambas orientaciones, esto va a depender de la perspectiva teórica desde donde se aborde la Orientación .

 

            En el caso particular, desde esta perspectiva, se toma como precedente la definición de Orientación   profesional de la OCDE (2004) como un conjunto de actividades dirigidas a ayudar a las personas de todas las edades, en todos los momentos de su vida, a tomar una decisión sobre educación, formación y profesión y a gestionar su trayectoria profesional. Donde se busca ayudar a los individuos a reflexionar sobre sus ambiciones, sus intereses, su cualificación y sus capacidades. Pretendiendo generar con ello la comprensión del mercado laboral y los sistemas educativos, y del cómo los individuos deben de relacionar estos conocimientos con lo que saben sobre ellos mismos.

 

Esta visión de la OCDE, es construida desde una perspectiva de política pública, por otro lado Donoso y Figueroa (2007), definieron la Orientación   profesional como una herramienta clave que permite generar habilidades y herramientas para apoyar  el proceso de inserción laboral de los estudiantes.

 

También señalan que la Orientación  profesional se debe encargar de comprender, analizar e intervenir en los estudiantes, mismos que se enfrentan a situaciones personales y profesionales, aspectos que golpean directamente a su formación académica, es decir a su desarrollo dentro de la carrera profesional, así como el proceso de transición al trabajo, como mecanismos para la motivación.

 

Esta visión tiene un enfoque orientado al sujeto, enfocándose en las trayectorias vitales y profesionales del sujeto, en este sentido, se  toma en cuenta las múltiples realidades y contextos donde los estudiantes viven y se relacionan de forma global e interrelacional.  Proponiendo con ello la función de la Orientación , misma que debe partir del estudiar, analizar, conocer a la persona en su conjunto para de esta manera poder ayudarla ya sea optimizando, resaltando, acompañando o modificando sus habilidades y capacidades (Donoso y Sánchez, 2013: 5).

 

Echeverría (2008) menciona que para hablar de Orientación   profesional es necesario contemplar dos vertientes: el proyecto de vida, el cual parte de las necesidades de cada individuo, respecto a su nivel de madurez y formación; la segunda vertiente hace hincapié en el proceso mismo de Orientación , el cual componen aspectos personales y sociales, sumado a esto se encuentra la toma de decisiones, como punto de partida en la acción orientadora. La Orientación   profesional deberá contemplarse desde las competencias requeridas en la configuración de las presiones: técnicas (saber), metodológicas (saber hacer), participativas (saber estar) y personales (saber ser).

 

Desde esta perspectiva, definimos la Orientación   profesional como un proceso psicopedagógico de acompañamiento dirigido a una persona o grupo de personas con la intención de que la persona logre su desarrollo profesional y su transición a la vida laboral, potenciando su desarrollo humano para la mejora de su calidad de vida, de su situación en el mercado laboral


y del bienestar de la sociedad.

 

Tomando en cuenta los diferentes autores revisados, identificamos que los propósitos de la Orientación   profesional son:

1)     Es un proceso planificado y de carácter preventivo donde el orientador asesora a la persona para que pueda lograr una auto-Orientación   responsable y eficiente.

2)     Se centra en el proceso de transición del joven al adulto,  con un enfoque psicopedagógico se orientado en la andragogía.

3)     Busca conciliar la vida laboral con la vida personal y social de la persona, buscando su satisfacción y bienestar.

4)     Se debe utilizar el término de Orientación   profesional cuando el orientado recibe además de asesoramiento para la mejora de su carrera profesional, la planificación de la misma.

5)     Desarrollo profesional, personal hasta su propia autorrealización.

6)     Se orienta a la construcción de un plan de vida, desde un abordaje interdisciplinario.

7)     La Orientación   profesional no concluye cuando la persona encuentra el empleo, sino que continúa a lo largo de su proyecto profesional y vital.

 

 

Para concluir, es importante generar políticas para promover la formación de orientadores profesionales, generar programas de Orientación   profesional para atender a los jóvenes y apoyarlos en su proceso  de transición a la vida laboral.

           

Ante un contexto fluctuante, complejo y cambiante, es importante que los jóvenes tengan competencias que permitan desarrollar habilidades para poder coexistir en este mundo tan diverso y complejo.

           

La Orientación   profesional es un proceso que puede fortalecer de manera significativa estas habilidades y lograr que el joven pueda sentirse satisfecho, así como tener claridad sobre sus aspiraciones y propósitos, encontrar el sentido de la vida, mejorar su calidad de vida y tener un compromiso, consigo mismo, con el medio ambiente y con la sociedad.

 

Referencias

 

Donoso, T. & Figuera, M. P. (2007). Niveles de diagnóstico en los procesos de inserción y Orientación   profesional. Revista Electrónica de Investigación Psicoeducativa, 11 (5). Barcelona, España.

Donoso, T. & Sánchez, M. A. (2013). Orientación   educativa y profesional. Estudio de casos.  Barcelona, España. Instituto Superior de Estudios psicológicos (ISEP) Edita.

Echeverría, S. B. (2008). Orientación   profesional. Barcelona, España. UOC Editorial. Recuperado de: https://ebookcentral.proquest.com

González Gómez, J. P. (2003). Orientación   profesional. San Vicente, España. Club Universitario, Editorial.  Recuperado de https://www.editorial-club-universitario.es/pdf/406.pdf  

González, C. Ripani, L.  Rosas, D. (2012). ¿Cómo mejorar las oportunidades de inserción laboral de los jóvenes en América Latina? Banco Interamericano de Desarrollo.

OIT (2018). Word employment social Outlook. Trends 2018. Recuperado: http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---dcomm/---publ/documents/publication/wcms_615594.pdf

Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). (2004). Orientación   profesional y políticas públicas ¿Cómo acortar distancias? (Traducción del Ministerio de Educación y Ciencia por acuerdo con la OCDE). París, Francia.  Secretaría General Técnica & Subdirección General de Información y Publicaciones, Editora.



[1]Psicóloga (2009) Maestra en Gestión y Políticas de la Educación Superior, Doctorante en ciencias de la Salud Ocupacional. Profesora de Tiempo Completo en la Universidad de Guadalajara, México, Miembro de la Asociación Mexicana de Profesionales de la Orientación (A.M.P.O), Miembro de la AIOSP y de RELAPRO  Correo institucional: fabiola.macias@academicos.udg.mx, orientacionprofesionalmx@gmail.com; tel. 3332582337

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