martes, 15 de diciembre de 2020

SOBRE ALGUNOS MITOS EN LA ORIENTACIÓN VOCACIONAL,

 Archivos de video disponible en https://www.youtube.com/watch?v=n7OuStQVmzI&t=1596s

 https://www.youtube.com/watch?v=GIXgW4w_Ock&t=151s


LAS CARRERAS Y LAS PROFESIONES[1]

Iván Darío Cárdenas Molina[2]

 

Resumen

Las concepciones que se tienen sobre un fenómeno en particular determinan las interacciones que se desarrollan frente a él. Algunas de estas afirmaciones son imprecisas, inexactas o inapropiadas y, por lo tanto, guían a decisiones inadecuadas. En el caso de la Orientación  vocacional, profesional o socio ocupacional, existen algunas creencias inexactas o mitos que determinan la forma en la que se percibe y las decisiones que toman los estudiantes orientados. Este texto analiza algunos de estos mitos, como la existencia de destinos específicos, carreras o profesiones que invariablemente conducen a la felicidad, y la labor del consejero escolar como "profeta" o "pronosticador". También se realizan algunas reflexiones que permiten contrastar y validar creencias, proponiendo perspectivas para la consideración de la Orientación  escolar como un proceso de formación integral, y mostrando posibilidades para una intervención más amplia y pertinente. 

Palabras clave: Mitos, Destinos, Orientación  Socio Ocupacional, Formación Integral.

 

Abstract

The conceptions about a particular phenomenon determine the interactions that develop with it. Some of these statements are imprecise, inaccurate, or inappropriate, and therefore misleading. In the case of vocational, professional or socio-occupational guidance, there are some inaccurate beliefs or myths that determine the way in which is perceived, and the decisions made by the students who are guided. This text analyzes some of these myths, such as the existence of specific destinations, careers or professions that invariably lead to happiness, and the work of the school counselor as a "prophet" or "forecaster". Some reflections are also made that allow a contrast and validation of beliefs, proposing perspectives for the consideration of school guidance as a comprehensive training process, and showing possibilities for a broader and more pertinent intervention.

Key Words: Myths, Destiny, socio-occupational guidance, integral education.

 

 

 

 

 

Introducción

 

Existe una serie de concepciones, imaginarios y creencias sobre la Orientación  escolar que determinan la forma en la que se desarrolla y se asume por parte de la sociedad en general. Algunas de estas afirmaciones pueden no ser tan exactas o precisas, pero se generalizan en la forma de mitos o creencias inexactas que afectan la manera en la que se concibe la Orientación  escolar y los resultados de las actividades que se realizan.


Una situación hipotética, vivida por cualquiera de las personas que ha trabajado en Orientación  vocacional, puede ilustrarnos este punto. Imaginemos una reunión de egresados de un colegio de nuestra amada Latinoamérica, uno de aquellos encuentros que tanto se anhelan en el momento de la graduación, pero a los que solo acuden algunos pocos de los invitados. Supongamos que este encuentro imaginario ocurre 5 años después del grado, con lo que podríamos pensar que la asistencia a estas citación, que se ha comprobado disminuye de manera inversamente proporcional al paso del tiempo, no sea tan baja.

Uno de los estudiantes, a quien llamaremos sin ninguna razón particular “Manuel”, está alegremente en este encuentro compartiendo con  los compañeros y se acerca a saludar a sus maestros. Particularmente se detiene a conversar con el orientador escolar. “Profe, qué alegría volver a verlo”. “Igualmente, Manuel, ¿cómo te ha ido?” “pues profe, muy bien. Estudiando y trabajando”. El orientador, curioso, recuerda que Manuel era excelente con los números, y que en el proceso de Orientación  vocacional le recomendó estudiar una carrera relacionada con las matemáticas; le pregunta “¿y qué estudias?” “Antropología, profesor. Me vinculé a la universidad nacional, y estoy trabajando un proyecto con culturas indígenas”.

Manuel no puede evitar observar la sorpresa en el rostro del orientador. Con una traviesa sonrisa, lo escucha atentamente para comprender su desconcierto “Manuel, yo pensé que ibas a estudiar una ingeniería” comenta el orientador.  “Si, maestro. Eso pensé yo también. Pero la vida me llevó por otros caminos y estoy muy bien. La verdad, siento que todas esas charlas y pruebas que hicimos con usted, no me sirvieron para nada. Lo que usted me dijo que estudiara no era lo mío. Pero bueno, tomé un camino distinto y me siento mucho mejor. Gusto verlo, profesor, nos vemos después”.

Mientras Manuel se aleja, orientador se queda pensando. En realidad, es frustrante sentir que un proceso al que se le dedica tanto pueda ser percibido como inefectivo. Quizás Manuel exagere, o sea un caso aislado de desacierto entre muchos ejemplos de precisión; o de pronto, quizás el proceso planteado en realidad no sea el más adecuado. Habrá que analizar.

 

Evaluando la situación

 

Para quitarse la duda, el orientador llega el lunes a la oficina y observa algunos resultados de su proceso. Analiza el curso que tomó la vida de los estudiantes a los cuales realizó su acompañamiento de elección de carrera, y encuentra que solamente un 30% está estudiando en carreras universitarias medianamente relacionadas con aquellas que les indicó en el informe entregado. Un 40% están estudiando otras cosas, y un 30% se encuentra desvinculado de la educación superior.

Al principio siente que la percepción de Manuel puede ser cierta. Por alguna circunstancia, tal vez las evaluaciones de aptitudes, intereses, capacidades, tipo de inteligencia predominante y preferencias de vida, no funcionaron como predictores de la vida de los estudiantes. Sin embargo, después de reflexionar y observar detalladamente la condición actual de sus ex alumnos, percibe un detalle interesante: la gran mayoría de ellos, incluyendo por supuesto a Manuel, tiene vidas que pueden catalogarse como muy buenas dentro de los criterios generales. Son ejemplo de principios y valores que les han llevado a ser buenas personas, a tomar buenas decisiones, a ser estables emocional y socialmente, y tienen herramientas cognitivas, psicológicas y comportamentales para realizar actividades que facilitan su desarrollo integral y contribuyen a la construcción de una cultura de paz. Es posible afirmar que se cumplen los objetivos de la educación en Colombia (M.E.N., Decreto 1075 Único Reglamentario del Sector Educación, 2015), y en ese sentido, se da cuenta que como orientador contribuyó muchísimo a la formación de estos jóvenes, aunque quizás no haya acertado mucho como profeta de carreras universitarias y predictor profesiones futuras.

 

Desvelando mitos

 

Recordemos en este momento las palabras de Manuel, y quizás percibamos un imaginario revelador “La verdad, todas esas charlas y pruebas que hicimos con usted, no sirvieron para nada. Lo que usted me dijo que estudiara no era lo mío”. El estudiante reconoce que su condición actual es buena, pero considera que la contribución del orientador no fue en su formación para lograr una calidad de vida sino una predicción que resultó fallida. Las palabras del estudiante muestran una expectativa: la esperanza de que el docente orientador sea quien “descubra e ilumine el camino” que llevará a alcanzar la plena felicidad. Sin embargo, en muchas ocasiones, los resultados de cualquier acción humana no son los esperados, no por malas acciones o procedimientos inadecuados, sino por expectativas desajustadas (Kahneman, 2012). Los orientadores son ante todo profesionales que contribuyen a la formación para el desarrollo humano, desde un punto de vista académico y profesional, pero también personal, ético, moral, social y estético (Brunal, Vásquez, Mora, Borja, & Osorio, 2018). No son profetas, clarividentes o delimitadores del destino de los alumnos.

Una expectativa incorrecta puede llevar a consideraciones erróneas acerca de la Orientación  y el sentido de su rol (Borja, 2019). Por otra parte, puede generar dificultades en las elecciones que realizan los estudiantes, pues una información inexacta conlleva una toma de decisiones impertinente (Kahneman, 2012). Dado que el lenguaje es medio y herramienta para la acción, es posible generar creencias que producen cambios en las formas de ver el mundo, que establezcan condiciones con las cuales nos relacionamos con los demás y la realidad (Pérez, 2010). Una revisión de las expectativas, creencias o presupuestos de la Orientación  vocacional, sus objetivos y marcos de acción, puede revelarnos que existen fundamentos imprecisos o inexactos que nos lleven a conducir el desempeño de los estudiantes por donde no es o a realizar juicios inadecuados de nuestra función y sus resultados.

Para corregir las consecuencias de los comportamientos guiados por mitos es necesario evaluar las afirmaciones y contrastarlas con elementos que nos lleven a conclusiones un poco más exactas o ajustadas a la realidad. En este sentido, observemos si en el caso del orientador y de Manuel se presentan algunos mitos sobre la vocación, las carreras y las profesiones, que por ser afirmaciones imprecisas, pueden estar afectando considerablemente el ejercicio de la Orientación  vocacional y las decisiones que se toman en consecuencia. Analicemos también algunos comentarios que contribuyan a lograr proposiciones y consideraciones más precisas y guíen mejores decisiones y consideraciones sobre el sentido de la Orientación  vocacional y la efectividad de sus actividades.

 

MITO 1

Existe un destino invariante, inevitable y predeterminado para cada ser humano. En el lenguaje popular se dice que lo que ha de ser será y que cada quien tiene su futuro ya pre establecido. En consecuencia, la labor del orientador vocacional consistiría en descubrir ese destino y guiar a los estudiantes por él para que no se desvíen de lo ya determinado. Manfred Max – Neef menciona este aspecto como la obsesión del punto fijo, según la cual, algunas personas se obsesionan con un solo camino, una sola manera de desarrollarse y una sola alternativa de acción para poder tener una vida feliz (Max-Neef, Elizalde, & Hopenhayn, 2005).

En el aspecto sentimental, algunos piensan incluso que existe una “media naranja”, una pareja ideal para cada persona. Si así fuera, alguien que enviudó producto de algún desafortunado accidente estaría condenado por la eternidad a la soledad absoluta. O si alguien por error eligiera la persona incorrecta, generaría una cadena de malas elecciones que ocasionaría un desastre mundial en serie, porque quienes se vinculen con aquellas personas que quedan solteras inevitablemente estarían eligiendo a la no adecuada.

Tal clase de determinismo ha sido cuestionado desde siglos atrás con las consideraciones del liberalismo y la edad moderna, en donde se define al ser humano como un ente con capacidad de decidir su propio camino. Se habla en esta vía no de destinos de vida sino de rutas, trayectorias o sentidos, lo que indica múltiples posibilidades (M.E.N., Rutas de Vida. Manual de Acompañamiento en Orientación Socio Ocupacional, 2013). Así como muchas personas han podido establecer relaciones constructivas y sanas con parejas que no fueron las elegidas inicialmente, muchas otras se desempeñan muy bien en carreras o profesiones para las que originalmente no se habían preparado. No existen las vidas predeterminadas. Es posible identificar tendencias, preferencias o inclinaciones, pero los individuos tenemos múltiples capacidades para desempeñarnos con éxito en muy diversas actividades. La labor de Orientación  no es identificar para qué hemos sido predeterminados sino observar capacidades y tendencias para guiar a las personas a elegir entre múltiples posibilidades aquellas que aumenten la probabilidad de un desempeño exitoso.

 

MITO 2

Existe una profesión específicamente destinada para cada uno donde será plenamente feliz y se sentirá realizado. Si ello fuera cierto, las profesiones serían universales e invariantes. Sin embargo, las actividades laborales son de las cosas más diversas en el mundo. Las que hoy tenemos no eran las mismas de hace 20 años, y en el futuro, algunos estiman que son pocas las que se mantendrán. Hoy en día se habla de trabajos como “influencer”, “youtuber”, “community Manager”, entre muchos otros, mientras que labores como “cochero”, “herrero”, “cartero”, entre otros, cada vez se ven menos. Se dice que un 85% de los trabajos que existirán en el 2040, cuando nuestros estudiantes estén en el mercado laboral, aún ni siquiera se han inventado (Hermoza, 2011). En ese sentido, lo más importante es reconocer que todas las personas tenemos actividades que desarrollamos con mayor facilidad y otras que otras se nos dificultan. Existe un amplio abanico de opciones que corresponden a las capacidades y gustos, tanto en carreras como en trabajos. La labor de Orientación  prima el acompañamiento en una exploración individual de capacidades, personalidad, intereses, entre otros, y las múltiples posibilidades que el mundo va a generando constantemente. Lo más sabio es buscar las opciones disponibles que más se relacionan con características personales y no preocuparse por si no se puede lograr la vinculación a un trabajo específico.

 

MITO 3

Estudiar una carrera concreta garantiza un buen trabajo y una vida feliz. Relacionado con los dos mitos anteriores, aparece la creencia de que una carrera universitaria particular es símbolo indudable de éxito económico, personal y social. El orientador debería en consonancia promover que se estudien aquellas que den mayor estatus y mejores condiciones a sus estudiantes. Pero la realidad muestra otra cosa. Muchas personas estudian una carrera pero terminan haciendo otra muy distinta en la cual les va muy bien. Grandes periodistas no son comunicadores sociales sino economistas, politólogos o filósofos, mientras que algunos ingenieros han resultado ser excelentes maestros. Algunas personas son exitosas habiendo cambiado de carrera varias veces, estudiando varias profesiones, o en ocasiones ninguna. La universidad es una posibilidad de aprender conocimientos y desarrollar capacidades, pero es ingenuo esperar que una carrera nos vaya a resolver la vida. No hay carreras que “den más plata” que otras, ni profesiones que tengan mejor futuro o brinden mayor estatus. El éxito académico depende de muchos otros factores, entre ellos, el desempeño individual, la responsabilidad, el carisma, las habilidades comunicativas y sociales (M.E.N., Observatorio Laboral Para la Educación, 2020). Es más sabio, en lugar de buscar predicciones sobre carreras específicas para estudiar, dedicarse a desarrollar capacidades que pueden garantizar un buen desempeño en múltiples carreras o trayectorias de vida.

 

MITO 4

Un título profesional garantiza un buen trabajo y una vida plena. Antiguamente se creía que un cartón arreglaba la vida de cualquier persona. La titulación era el final del camino, y quien la lograba, estaba destinado al éxito. En este sentido, la Orientación  era exclusivamente un proceso de ubicación de los estudiantes en carreras universitarias. Sin embargo, es necesario mencionar que hay personas que les ha ido muy bien en la vida y no culminaron su primaria, mientras otros tienen doctorados y no han logrado éxito. En realidad, la vinculación de los estudiantes de colegios públicos a la educación superior una vez culminan sus estudios de secundaria no supera el 40% en Colombia (M.E.N., Observatorio Laboral Para la Educación, 2020). ¿Ello implica entonces que están destinados al fracaso? Por supuesto que no. Si bien en los países en vía de desarrollo la calidad de vida está correlacionada de manera importante con el nivel de estudios de las personas, también es cierto que la obtención de un grado profesional no garantiza un buen empleo o éxito. De hecho, en muchas empresas, la selección de personal no se hace con base en estudios realizados sino en competencias desarrolladas. Algunas industrias incluso generan sus propios procesos de capacitación porque no encuentran profesionales específicamente formados para lo que requieren. La tendencia es que en el futuro será más importante lo que se sabe hacer que los títulos obtenidos. En ese sentido, la Orientación  escolar debe efectivamente motivar a continuar con la formación en educación superior, pero principalmente promover el desarrollo de aptitudes, principios y valores que faciliten a los estudiantes en el futuro adaptarse a un mundo cambiante y cada vez más exigente.

 

MITO 5 

Los seres humanos existimos para el trabajo, por lo que entre más se trabaje, más se logrará la felicidad. Algunos modelos pedagógicos basados en competencias, que dominaron el discurso educativo a finales del siglo pasado, llevaron a que algunos colegios se volvieran exclusivamente centros de preparación para el mundo laboral. Ello acentuó la creencia popularizada en varios contextos de que lo más importante en la vida es una profesión. La Orientación  escolar en esta línea se acotó a formar para procesos de selección de carrera y formación para el trabajo. Pero la verdad es que en la vida hay muchas más cosas además de nuestro mundo laboral. Muchos estudios que se han realizado con personas convalecientes han mostrado que aquello que más genera remordimientos en las personas próximas a despedirse de la vida no tiene nada que ver con su trabajo. Ninguno se arrepentía en su lecho de muerte por no haber trabajado más horas, haber obtenido más dinero, o haber ganado premios por su labor. La inmensa mayoría lamentaba no haber aprovechado más el tiempo con sus seres queridos, no haberse reconciliado con personas significativas a quienes hicieron daño, y no haber dedicado más tiempo a jugar, divertirse o hacer lo que les gustaba. La Orientación  escolar debe contribuir al desarrollo integral, una formación que abarque desde lo espiritual, estético y ético hasta lo académico e intelectual (Brunal, 2019). Es importante promover el desarrollo de competencias lingüísticas, matemáticas y científicas, pero también sociales y emocionales (Ribes, 2008). No se puede descuidar en una vida feliz a la familia, los amigos, la diversión, entre muchos otros. El desarrollo de capacidades debe ser integral y debemos tener en cuenta también la formación en lo espiritual, social, emocional y aquello que nos gusta y nos hace sentir vivos.

 

Conclusión

 

Revisando estos pensamientos, donde observamos algunos mitos entre los muchos que permean la educación y la Orientación  escolar, podemos proponer nuevas formas de ver las cosas. Es necesario caer en la cuenta de que las creencias y supuestos en las que se basa una acción determinan la manera en la que se ve lo que se hace y se dice. Creer que las personas tienen un destino, serán felices en solo una profesión específica, estudiando una carrera determinada y formándose solo para ser profesionales y trabajar, puede generar no solo una concepción errada del sentido de la Orientación  vocacional, sino también guiar decisiones inadecuadas en los estudiantes.

Analizar las palabras de Manuel nuevamente a la luz de las reflexiones realizadas nos cambia la perspectiva. La satisfacción de haber contribuido a que actualmente esté muy bien y tenga una buena calidad de vida, a pesar de no haber acertado una predicción profesional, nos lleva a pensar que el orientador no es solo quien brinda información sino quien aporta a la formación. Contribuir a la educación integral de un estudiante es mucho más importante que pronosticar carreras, profesiones y futuros. Quizás la Orientación  escolar no acierte predicciones, pero ello no constituirá en ningún momento un fracaso o futilidad. Por el contrario, la Orientación  escolar será mucho más significativa y cobrará mayor relevancia en la educación contemporánea, si en lugar de profetizar destinos, contribuye a la generación de ambientes que faciliten el desarrollo humano integral y permitan la formación de seres que aporten para la construcción de la cultura y la transformación de nuestra sociedad.  


Referencias

 

Borja, C. (2019). Orientador(a) Escolar. Más Que Un Pedagogo/a. ¿Un cambio de Paradigma? O solamente un cambio en nuestras funciones. Revista Educación y Ciudad, https://revistas.idep.edu.co/index.php/educacion-y-ciudad/article/view/2149.

Brunal, A. (2019). “Orientación  para el sentido de vida". Revista OrientAcción , https://relapro2020.blogspot.com/2019/06/ponencia-foro-latinoamericano.html.

Brunal, A., Vásquez, S., Mora, A., Borja, C., & Osorio, S. (2018). Orientación  Transicional para el sentido de la vida. Revista OrientAcción. Obtenido de https://revistaorientaccion.blogspot.com/2018/04/orientacion-para-la-vida-activa-completo.html

Hermoza, L. (2011). Las Carreras del Futuro. Letras: Órgano de la Facultad de Letras y Cienias Humanas, https://www.researchgate.net/publication/266074469_Las_carreras_del_futuro.

Kahneman, D. (2012). Pensar Rápido, Pensar Despacio. Barcelona, España: Random House Modadori, S.A.

M.E.N. (2013). Rutas de Vida. Manual de Acompañamiento en Orientación  Socio Ocupacional. Bogotá, Colombia.

M.E.N. (2015). Decreto 1075 Único Reglamentario del Sector Educación. Bogotá, Colombia.

M.E.N. (15 de Octubre de 2020). Observatorio Laboral Para la Educación. Obtenido de https://ole.mineducacion.gov.co/portal/

Max-Neef, M., Elizalde, M., & Hopenhayn, A. (2005). Desarrollo a Escala Humana: Una opción para el futuro. Santiago de Chile: CEPAUR.

Pérez, R. (2010). Análisis de la sustitución Extrasituacional. Acta Comportamentalia: Revista Latina de Análisis del Comportamiento, 413-440.

Ribes, E. (2008). Educación Básica, Desarrollo Psicológico y Planeación de Competencias. Revista Mexicana de Psicología, Vol. 25, Núm. 2, 193-207.

 

 

 



[1] Documento base de la conferencia “Mitos y Verdades de la Orientación Vocacional”, desarrollada en el marco de la Semana Virtual de la Orientación Vocacional, Profesional, Socio Ocupacional, organizada por RELAPRO en el 2020. Se puede acceder a la conferencia en los siguientes enlaces: https://www.youtube.com/watch?v=n7OuStQVmzI&t=1596s https://www.youtube.com/watch?v=GIXgW4w_Ock&t=151s

[2] Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia, Maestro en Educación del Instituto Tecnológico de Monterrey, Docente Orientador de la Secretaría de Educación de Bogotá. E-mail: ivan.cardenas@jga.edu.co

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