miércoles, 15 de febrero de 2017

Antecedentes históricos de la Orientación Profesional en la Argentina. Mirta Gavilàn (Aidoel)

ENFOQUES MODELOS Y ESTRATEGIAS DE LA ORIENTACION EN LATINOAMERICA[i]
II Congreso Internacional Relapro. Bs Ars. Argentina

Pensar la historia de la Orientación Profesional en nuestro país es remontarnos a las relaciones del trabajo y a las complejas consecuencias de esta interacción, en las que observamos algunos hitos fundamentales.
Dos profesionales, de ámbitos laborales diferentes y distintas ideologías, a pesar de sus diferencias, llevaron a cabo interesantes proyectos en relación con la Orientación Profesional y el mundo del trabajo: uno de ellos, argentino, el Dr. Alfredo Palacios; y el otro, alemán, Carlos Jesinghaus, que llegó al país en 1913, filósofo y discípulo de W. Wundt.
Especialmente notoria en esos dominios fue la acción desarrollada por Palacios. Este ilustre demócrata no solo había venido ocupándose –primero desde 1904, como diputado nacional y, más tarde, como senador de la Nación– de mejorar en la legislación la situación de los obreros: hombres, mujeres y menores (niños y adolescentes), sino que –precisamente en 1922– se empeñó en colaborar personalmente en la difícil tarea de echar las bases de la organización científica del trabajo, y reunió material para un libro muy documentado, con investigaciones originales sobre la fatiga y sus proyecciones sociales (Palacios, 1944).
Si nos remontamos a los orígenes de la Orientación Profesional en la Argentina, sostiene Klappenbach (2001a) que desde finales de la década del 30, y en gran parte debido a los efectos de la Segunda Guerra Mundial, se produjo en el país un incipiente proceso de industrialización, originariamente dirigido a la sustitución de importaciones. La industria argentina desarrolló y realizó cambios estructurales. Tal proceso se aceleró con el Consejo Nacional de Posguerra creado e instituido en 1943 y, sobre todo, a partir de la primera experiencia peronista, cuyos planes quinquenales (1947-1953) estuvieron destinados, a un mismo tiempo, a generar una mayor producción y a superar la crisis de distribución, pues debido a la situación de posguerra de Europa y Estados Unidos, se había iniciado una era de producción y exportación (Aspiazu y Kosacoff, 1989).
En dicho marco, la Orientación Profesional llegó a alcanzar rango institucional tras la reforma de 1949 al ser incorporada en el artículo 37 de la Constitución Nacional, que consagraba los derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad y de la educación y la cultura. Allí se puntualiza que:
La orientación profesional de los jóvenes, concebida como un complemento de la acción de instruir y educar, es una función social que el Estado ampara y fomenta mediante instituciones que guíen a los jóvenes hacia las actividades para las que posean naturales aptitudes y capacidad, con el fin de que la adecuada elección profesional redunde en beneficio suyo y de la sociedad.[2]
Es importante recordar las principales instituciones referidas a la Orientación Profesional que se fueron creando en diferentes ámbitos del país, a saber:
1926. El Laboratorio de Psicología de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, creado por José Alberdi.
1927. El Laboratorio del Instituto del Profesorado en Paraná (provin- cia de Entre Ríos), organizado por Jesinghaus; se ocupaba de la orientación educativa en el país.
1940. La Oficina de Psicotecnia y Orientación Profesional, de la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional.
1940. El Instituto de Psicotecnia (dependiente de la Dirección General de Escuelas de la provincia de Mendoza); se ocupaba de Orientación Vocacional con apoyo provincial.
1940. La Sección de Psicotecnia del Instituto Cultural Joaquín V. González de Rosario (provincia de Santa Fe). Esta entidad contó entre sus impulsores a Erminda y Carlos Lambruschini, inspiradores de la primera carrera de Psicología planeada catorce años más tarde en la ciudad de Rosario.
1949. La Dirección de Orientación Profesional (en la provincia de Buenos Aires), dependiente de la Dirección General de Escuelas de la Provincia, con apoyo del Ministerio de Salud y Acción Social, institución de la que hablaremos más adelante.
1950. En Tucumán, la Licenciatura en Psicotecnia y Orientación Profesional, que perduró hasta 1958.
1952. En San Luis, la Dirección de Psicología Educacional y Orientación Profesional (dependiente de la Universidad Nacional de Cuyo).
1952. Se editó el Manual de Orientación Profesional de Emilio Mira y López, en la Editorial Kapelusz, a través de la Biblioteca de Educación, dirigida por Alfredo Calcagno.
En 1954, el Instituto de Psicotecnia y Orientación Profesional de la Universidad de Tucumán comenzó con la organización de la Primera Semana Psicotécnica del Norte Argentino, programada para 1955.
El Sistema educativo argentino y la orientación. Reglamentaciones.(PUNTO A.4-5-6)
El Sistema Educativo argentino responde a los lineamientos generales de la Política Educativa, que, en su aspecto central, emanan de la Nación. Pero en la práctica está descentralizado, puesto que la implementación depende de cada provincia; así como también, mantiene independencia de criterio la capital del país (Ciudad Autónoma de Buenos Aires).
Hasta 2006, dicha política estaba reglamentada a través de la Ley Federal de Educación, que establecía los siguientes niveles en la estructura educativa: Inicial, Educación General Básica, Polimodal, Superior No Universitaria y Universitaria. Asimismo, se establecían diferentes modalidades: Adultos, Formación Profesional Artística y Enseñanza Especial (diferencial).[3]
Hasta ese momento no habían existido reales políticas de Orientación desde el sistema educativo. Solo existían ciertas aproximaciones y/o experiencias desde diferentes unidades académicas libradas al interés o voluntarismo de quienes, con distintas formaciones y aportes disciplinarios, trataban de dar respuestas a las demandas de la población escolar (generalmente en el último año de la escuela media y en la segunda mitad del ciclo lectivo). Así, el sistema educativo se queda sin dar soluciones adecuadas, dado que no hay un organismo dinámico que centralice y articule información, y formación educativa y laboral, con proyección de futuro. Además, resulta oportuno agregar que nuestro país no tiene una historia de continuidad en las acciones y programas de las diferentes gestiones políticas, aunque cuente con criterios técnicos eficientes.
Cabe recordar la experiencia de la reforma curricular en la Provincia de Buenos Aires, en 1985, cuando se introdujeron el sexto y séptimo grados como Ciclos Orientadores, y la propuesta que, en colaboración, realizamos sobre la Orientación Vocacional integrada a dichos Ciclos Orientadores. Sin embargo, tanto en este caso como en el de otros programas no se pudieron evaluar ni dinamizar las experiencias debido a la discontinuidad de las gestiones institucionales.
La Ley Federal de Educación, en el Capítulo I, artículo 5, inciso u, establece: “El derecho de los alumnos a que se respete su integridad, dignidad, libertad de conciencia, de expresión y a recibir orientación”.[4]
Era en el nivel Polimodal donde se incluía la temática de la Orientación y tenía como objetivos profundizar y ampliar los principales componentes de la formación personal y social de los jóvenes y, al mismo tiempo, brindar los instrumentos necesarios para la incorporación activa al mundo de la producción y la continuación de los estudios superiores.
Este ciclo estaba organizado en dos niveles: formación general y formación orientada.
La formación general tenía un tronco común articulador para fortalecer la educación general, profundizar la escolaridad básica y servir de fundamento a los estudios superiores y al trabajo. En este nivel continuaban las áreas definidas para la Educación General Básica, pero los saberes se organizaban con un grado mayor de complejidad, profundización y especificidad.
El aprendizaje de tecnologías y la orientación conducente a la resolución de problemas atravesaba transversalmente los contenidos disciplinarios. Esta formación general y de fundamento era común a todas las modalidades.
La información orientada preveía las siguientes orientaciones: Ciencias Exactas y Naturales. Ciencias Sociales. Humanidades y Técnica
Esta formación estaba dirigida a determinadas áreas del conocimiento y del quehacer productivo. Las orientaciones no operaban como especializaciones para puestos de trabajo, sino como impulsoras del desarrollo de capacidades que les permitían a los sujetos actuar en amplios campos de la vida laboral. De este modo, dichas orientaciones facilitaban una comprensión integrada y la movilidad en áreas ocupacionales.
La forma en que se implementó la nueva Ley Federal de Educación fue cuestionada por educadores, catedráticos y asociaciones profesionales, dada la escasa convocatoria para participar en la elaboración y reformulación de los contenidos. Las consultas hechas fueron realizadas a personas y no a instituciones educativas significativas y/o a instituciones académicas. En el tema especial que nos interesa, el Polimodal y el rol fundamental de la acción orientadora, no se consultó a las cátedras específicas de las facultades, ni a las asociaciones profesionales de la orientación que existen en el país. Los objetivos del ciclo Polimodal se fueron desvirtuando a través de orientaciones muy dirigidas y que estaban fuera del contexto interdisciplinario, de la tecnología y del campo laboral actual.
A partir de 2006, el sistema educativo argentino se rige por la Ley Nacional de Educación N° 26.206/06, que establece los siguientes niveles en la estructura educativa:
  • Educación Inicial.  Primaria. Secundaria y Superior(Universitaria y no Universitaria)
Asimismo, se establecen ocho modalidades: la Educación Técnico-Profesional; la Educación artística; la Educación especial; la Educación permanente de Jóvenes y Adultos; la Educación Rural; la Educación Intercultural Bilingüe; la Educación en Contextos de Privación de la Libertad y la Educación Hospitalaria y Domiciliaria.
En el marco de la mencionada ley nacional, la relevancia de la Orientación figura expresamente en el Capítulo VI (Derechos y Deberes de los alumnos/as) en su artículo 12, inciso g, que dice: “Recibir Orientación Vocacional, académica y profesional-ocupacional, que posibilite su inserción en el mundo laboral y la prosecución de otros estudios”.
La educación secundaria es obligatoria actualmente. Según establece el art. 16 de la Ley Nacional: “La obligatoriedad escolar se extiende desde la edad de cinco años, hasta la finalización del nivel de Educación Secundaria”.
La Provincia de Buenos Aires sancionó en julio de 2007, la Ley de Educación Provincial N° 13.688, siguiendo los lineamientos generales de la Ley Nacional. Esta normativa respeta la estructura del sistema educativo en cuatro niveles y adopta las siguientes modalidades: la Educación Técnico-Profesional, la Educación Artística, la Educación Especial, la Educación Permanente de Jóvenes, Adultos y Adultos Mayores y Formación Profesional, la Educación Intercultural, la  Educación Física, la Educación Ambiental y la Psicología Comunitaria y Pedagogía Social. De esta última modalidad dependen los profesionales que tienen asignadas tareas orientadoras dentro del sistema.
Luego, a partir de la promulgación de dicha ley, el Nivel Secundario adquiere una duración de seis años y constituye una unidad pedagógica y organizativa comprendida por una formación de carácter común y otra orientada, de carácter diversificado, que responde a diferentes áreas del conocimiento, del mundo social y del trabajo. Está destinado a los adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores que hayan aprobado el Nivel de Educación Primaria.
En el caso de la Provincia de Buenos Aires, entre los objetivos y funciones del nivel, consideramos oportuno destacar en primer lugar, dentro del artículo 28, el inciso a: “Garantizar la producción y adquisición de conocimientos propiciando la continuación de los estudios y asegurando la inclusión, permanencia y continuidad de los alumnos en el sistema educativo público mediante una propuesta de enseñanza específica, universal y obligatoria para todas las Modalidades y orientaciones, en todos los Ámbitos de desarrollo, que promueva el conocimiento, y la articulación del patrimonio cultural, científico, tecnológico, de desarrollo e innovación productiva de la provincia, el país y el mundo”.
En segundo lugar, también consideramos oportuno destacar el inciso j, que reza: “Desarrollar procesos de orientación vocacional con el fin de permitir una adecuada elección vocacional y  ocupacional de los adolescentes, jóvenes y adultos”.
En la Provincia de Buenos Aires, la Educación Secundaria Orientada tiene las siguientes orientaciones: Ciencias sociales, Ciencias Naturales, Economía y administración, Arte, Comunicación, Educación física y Lenguas extranjeras.
A partir de la promulgación de esta Ley en la Provincia de Buenos Aires, la formación de todos los estudiantes comparte un conjunto común de saberes y campos de conocimiento. Esto asegura que, en cualquier orientación o modalidad, los contenidos considerados imprescindibles, relevantes y significativos sean enseñados en todas las escuelas.
La implementación de esta nueva estructura de la educación secundaria se inició en 75 escuelas seleccionadas en 2007, y su universalización, en 2008. Por lo tanto, a partir de 2012 egresaron los primeros bachilleres formados en dicha estructura. Su implementación fue gradual y progresiva hasta completarse en la totalidad de las escuelas secundarias de la provincia. De este modo, y por ese mismo proceso, algunas de ellas dieron término al ciclo superior en 2014.
En cuanto a la Dirección de Psicología, en 2011 se presentó un documento denominado Aportes para los equipos de Psicología en las escuelas secundarias: Inclusión Educativa - Contexto teórico. Intervenciones. Este escrito fue elaborado en la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, de manera conjunta por la Dirección Provincial de Educación Primaria - Educación Secundaria y la Dirección de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social. El objetivo del documento era favorecer la inclusión educativa de los alumnos que egresan de cada uno de los niveles del sistema educativo, considerando algunas líneas para el abordaje de las tareas de orientación vocacional de acuerdo a cada escenario social. De tal modo, señala: “El eje de este proceso se sitúa en la confluencia de intereses, intenciones, deseos, contenidos curriculares articulados en las prácticas y proyectos institucionales”.
En 2014 se comenzó a relacionar la Orientación con la Educación y el Trabajo (OEyT), dándole un enfoque sociológico.(Gavilan 2016) La OEyT trata de promover la construcción de proyectos de vida como articulador entre el presente, el pasado y el futuro del sujeto, entendiendo, de ese modo,  el proyecto de vida como la dimensión del pensamiento, la libertad y la intencionalidad puesta en juego en el existir humano. Esta propuesta se articula con las diferentes líneas de trabajo de la Dirección de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social, y, asimismo, con los ejes de Convivencia y Ciudadanía y Educación sexual integral.
El citado documento reflexiona acerca de los sujetos, sus trayectorias y los referentes a través de los cuales los jóvenes se insertan en el mundo social, y utiliza el concepto de proyecto de vida en permanente interrelación con los otros.
Además, considera a las instituciones educativas como el escenario privilegiado para el desarrollo de proyectos vinculados con el mundo del trabajo.
Sin embargo, algunas entrevistas mantenidas con equipos de Orientación escolar revelan que este tipo de documentos aportan líneas de acompañamiento teórico. Pese a ello, en muchos casos, no conocen apropiadamente las estrategias metodológicas para llevar a cabo sus consideraciones debido a las diferentes formaciones profesionales. Por tanto, optan por abordar las problemáticas con las que se sienten más seguros.
Igualmente debemos considerar que en nuestro contexto las acciones orientadoras se llevan a cabo a través de la intervención personalizada (proceso especifico) y/ o a través de planes y programas (miroprocesos)
Investigación en Orientación Educativa Ocupacional: desarrollos. (punto 8)

Las transformaciones en la sociedad actual, con diferencias tan significativas en los contextos mundiales, nacionales, regionales y locales llevan a los especialistas a  considerar  la orientación desde una concepción macro  que incluya cuestiones tan complejas, como las llamadas problemáticas psicosociales actuales (desempleo, drogodependencia, inestabilidad laboral, embarazo adolescente, pobreza, multiculturalismo y sujetos con capacidades diferentes).
Hoy el problema de la orientación exige ser re-conceptualizado como un problema inter-trans-disciplinario en el que la teoría enfoque los nudos estructurales de sus relaciones complejas y la investigación empírica y las intervenciones orientadoras encuentren las situaciones en las que se establece la prueba a través de la experiencia y se enriquece con orientaciones adecuadas y efectivas.

“La complejidad de las actividades de orientación, las teorías que las sustentan, los cambios en los sistemas educativos y laborales y las nuevas problemáticas  psicosociales asociadas al desempleo (reconversión, adecuación, preparación para el retiro), han dado origen a un re-dimensionamiento de las estrategias de orientación y de los diversos centros y servicios de orientación en el mundo entero” (Gavilán 2006: 192).
Todas estas transformaciones sociales han comenzado a modificar y ampliar la mirada del orientador, incluso más allá del sistema educativo formal y no formal hasta abarcar algunos programas de proyección comunitaria y la atención de los sistemas económicos, laborales, tecnológicos y socioculturales.

Nuestra tarea investigativa y de extensión muestra que la orientación es una praxis compleja que relaciona tanto la teoría como las diferentes actividades que se deben desarrollar en los diferentes ámbitos de la vida social. Muestra además la necesidad de recurrir constantemente a las tareas de investigación para conocer de qué realidad concreta se trata y cuáles son los mejores instrumentos metodológicos y técnicas a emplear.

Este trabajo justamente corresponde a una integración de estrategias y tácticas investigativas en la que unimos implicancias teóricas, de campo y de extensión universitaria a través de las cátedras de Psicología Preventiva y Orientación Vocacional de la Carrera de Psicología de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de La Plata y el Centro de Orientación Vocacional Ocupacional de la misma Universidad.

A partir del año 1993 comenzamos una etapa sistemática de investigación y acción que a través de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la UNLP dio origen a diferentes líneas investigativas y programas de extensión universitaria, algunos de ellos fueron llevados a cabo hasta la actualidad y otros están esperando la posibilidad de concretarse.

Nuestras investigaciones, por el objeto de estudio y las disciplinas intervinientes, están enmarcadas dentro de las metodologías y técnicas de la investigación social, y han sido llevadas a cabo mediante diferentes estrategias metodológicas, tanto cuantitatativas como cualitativas, superando enfrentamientos entre paradigmas y articulándolos  a través de la llamada “triangulación de métodos”.
La investigación debe plantearse un problema o un grupo de problemas y alcanzar su  solución o respuesta. Este es el proceso de investigación, que abarca desde la constitución o formulación de un problema hasta los caminos a seguir para alcanzar la respuesta o solución. Esto a su vez será el inicio de un nuevo problema, para seguir el proceso de investigación que, en realidad, es un proceso ininterrumpido, como todo proceso de conocimiento. Si así no fuera, el proceso de investigación se detendría y la ciencia se transformaría en un conjunto cristalizado de creencias.
Debemos mencionar que a través del Programa de Incentivo a los docentes investigadores a partir del año 1994, se incremento la cantidad de investigaciones en el área, a través de las cátedras especificas en las universidades nacionales.

Nuestro Marco Conceptual el Modelo Teórico Operativo.(MTO).(Gavilán, M 2006).
En trabajos anteriores  estuvimos analizando el planteo de la complejidad a través  de  la investigación de tres ejes fundamentales: el proceso (en sus tres aspectos), el imaginario social y la prevención. Trilogía Orientadora” Gavilán, M (2000)  Estos tres ejes se han presentado en sus dos enfoques fundamentales:
a)    el nivel conceptual, y
b)    las investigaciones empíricas y el trabajo de campo.
Es decir, se ha tratado de desarrollar un modelo teórico suficientemente abarcador  de las condiciones complejas que presentan la teoría y praxis de la Orientación. Pero, al mismo tiempo, se ha procurado darle bases empíricas a la investigación teórica para que los modelos alcancen no solo la claridad conceptual, sino también la capacidad de generar aplicaciones múltiples en la diversa realidad educacional, cultural, personal, laboral y social.
Las investigaciones realizadas han permitido darle al nivel conceptual una consistencia empírica, que implica tanto sentido de la realidad como prueba de sus hipótesis. Es decir, se ha procurado que el modelo teórico propuesto sea sometido a todas las pruebas posibles de verificación y refutación, tal como exige la epistemología en sus diferentes paradigmas. Este modelo ha surgido, conjuntamente, de los aportes de los autores más significativos y de los rigores y exigencias del trabajo de campo.
Las consideraciones antes expuestas nos permiten sostener que estamos en condiciones de aplicar la capacitad selectiva y operativa del modelo a los más diversos estudios, investigaciones, estrategias y actividades que nos demanden los problemas de la Orientación Vocacional Ocupacional.
Del análisis de los tres ejes mencionados, y del producto de las investigaciones empíricas presentadas y relacionadas con ellos, se desprenden, en principio, los campos y saberes que deben tenerse en cuenta en el proceso de Orientación Vocacional Ocupacional.
Los campos
Tomando en consideración los campos, trabajados en esta investigación, es posible decir que pueden dividirse (aunque admiten otras desagregaciones) en:
a)    el educativo, b) el de la salud, c) el laboral-económico, y d) el de las políticas sociales.
Un campo es un espacio de conocimientos y prácticas relacionadas con un determinado problema y con un conjunto de temas que se desprenden del mismo. Sobre los “campos” hay distintas conceptualizaciones, y es probable que una de las nociones más novedosas se encuentre en Bourdieu (1996). Este autor califica al campo como un espacio de lucha, donde los distintos contendientes tratan de defender o apropiarse de un material cultural y simbólico que se constituye en el objeto apetecido por los agentes sociales. En ese ámbito, unos tratan de mantener la dominación del campo, y los oponentes tratan de cuestionarlo y de reemplazarlo por el juego del poder y la estrategia.
Es Geertz quien nos plantea, además, la relación entre campo, disciplina, multidisciplina y poder. Relación que nosotros hemos diferenciado por la exigencia heurística de este trabajo, pero que también formularemos al final, al proponer el modelo mencionado.
El campo en sí mismo es […] una poderosa fuerza disciplinar: asertiva, demandante, incluso coercitiva (Geertz, 1996, p. 122).
Estas consideraciones deben ser tenidas en cuenta por su importancia y significación, pero, dentro de nuestro punto de vista, deberán completarse con la definición de campo acotada a lo institucional  que se encuentra en el citado trabajo. En el siguiente punto nos ocuparemos de incluir los saberes que complejizan y completan el modelo de este trabajo.
Los saberes
Es nuestra pretensión desagregar este espacio de reflexión, que hemos denominado los “saberes específicos” y “ampliados”, de la noción de campo, pues dichos saberes recorren todo el espacio de los territorios institucionales y de los ejes nombrados con anterioridad. La razón de proponer un nuevo espacio reflexivo estriba en que este funcionamiento conceptual se está realizando simultáneamente sobre los campos y los ejes. Encarar este espacio implica referirnos, en principio, al valor de las nociones de disciplina, interdisciplina y transdisciplina, que reside en la capacidad para abordar –separada y conjuntamente– una serie de problemas que hacen a nuestra propuesta y que tienen en cuenta la diversa complejidad que adquieren en su desarrollo dificultoso. De este modo, hemos denominado saberes, específicos y ampliados, a estas maneras de trabajar conjuntos restringidos y conjuntos complejos, donde se articulan diversas disciplinas en nuevos espacios de saber.
El planteo, que pretende ampliar –y desagregar e incluir– el área del conocimiento, recibe distintas denominaciones. Todas tienen un eje común: la disciplina, es decir, el campo de conocimiento específico de una porción de la realidad (sea de la naturaleza, sea humana). La disciplina es el conjunto de estrategias, métodos, saberes y prácticas relacionados sistemáticamente, que establece un objeto de conocimiento sobre un área determinada del mundo.
Si la disciplina presenta un delimitado y recortado objeto de conocimiento y de prácticas de algún área de la realidad, la interdisciplina propone un mayor acercamiento a enfoques vinculados con objetos de conocimiento más complejos e interrelacionados con respecto a diversos referentes reales. Primera aclaración: la interdisciplina (como la transdisciplina) no niega ni anula la disciplina. Al contrario, funciona en paralelo, y necesita además de su propio desarrollo para incrementar saberes y prácticas. La interdisciplina realiza movimientos de yuxtaposición e integración entre sujetos formados disciplinariamente cuando descubre que variados e importantísimos problemas a resolver exigen criterios y formaciones originados en campos de saber distintos. Este planteo implica un enriquecimiento del abordaje frente a problemas complicados y difíciles de afrontar, sin que todavía la índole de su problematización necesite saberes y prácticas nuevas y transdisciplinarias.
La formación de equipos y redes con sujetos provenientes de diferentes espacios disciplinarios origina una nueva manera de trabajar para resolver problemas. La tarea no es fácil ni sencilla, pues la formación disciplinaria a la vez que permite profundizar su propio espacio, dificulta la ampliación y la ruptura de límites. Los equipos y redes, instrumentos metodológicos que pretenden superar los compartimientos estancos, ofrecen una salida a cierta cerrazón disciplinaria. Pero, aun así, necesitan de un tiempo de convivencia, debate y producción para transmitir un marco de referencia común y un lenguaje compartido, que, al mismo tiempo, posibilite el intercambio entre especialidades y especialistas. Solo cuando se produce un espacio común de lenguaje, valores y saberes medianamente compartidos, se está en condiciones de abordar, en forma interdisciplinaria, los problemas y las acciones a realizar.
Con la irrupción del paradigma de la complejidad, tal como lo plantea Morin, especialmente en las últimas etapas de la modernidad, se originan nuevas problemáticas y objetos de conocimiento que exigen vínculos y contactos cada vez más estrechos entre distintas disciplinas. A los encuentros entre especialistas para abordar un mismo problema de investigación se los suele denominar trabajos interdisciplinarios.
Dice Morin (1997, p. 40):
Se habla de interdisciplinariedad, pero por todas partes el principio de disyunción sigue cortando a ciegas. Aquí y allá se empieza a ver que el divorcio entre la cultura humanista y la cultura científica es desastroso para uno y para otra, pero quienes se esfuerzan por ir y venir entre una y otra son marginalizados y ridiculizados. Aquí y allá se empieza a poner en cuestión el reino de los expertos y los tecnócratas, pero no se pone en cuestión el principio de hiperespecialización que los produce y reproduce. Por todas partes, las visiones unidimensionales se revelan mutilantes y, por todas partes, las visiones mutilantes comienzan a revelar sus efectos manipuladores y destructores con relación al hombre, la sociedad, la guerra, la biosfera, pero la toma de conciencia sigue siendo fenoménica, limitada, fragmentada.
La transdiciplina se puede considerar como una etapa de fusión y difusión del saber, donde varias disciplinas se amalgaman y construyen un objeto de conocimiento común. Tal vez, el mejor ejemplo se ponga de manifiesto en la ecología y sus diversas derivaciones. Al respecto, dice Morin (1997 p. 93) :
Los campos permiten ampliar el ámbito de investigación y de trabajo de campo, incluyendo tanto la disciplina psicológica, que adquiere su rol preponderante en el microproceso y el proceso específico de la Orientación, como el resto de las disciplinas que acompañan el proceso de orientación, a saber: Ciencias de la Educación, Sociología, Relaciones del Trabajo, Antropología, Economía, Ciencias Políticas, etcétera. Estas consideraciones disciplinarias e interdisciplinarias garantizan un enfoque de mayor amplitud, relacionado con el paradigma de la complejidad, que el que nos revela el análisis de la historia de la Orientación.
La transdisciplina supone un paso más y dificultades mayores, pues implica crear saberes y prácticas con problemas y recorridos propios. Aquí, el mismo objeto de conocimiento y acción es transdisciplinario y sus problemáticas también. La transdisciplina reconoce el aporte de las interdisciplinas y las unidisciplinas, pero también que estas no bastan para resolver los problemas novedosos, complicados y complejos que es necesario considerar. La revolución transdisciplinaria obliga a pensar realidades en sus múltiples facetas desde una perspectiva unificadora y global. El supuesto epistemológico señala que el todo es más que la suma de las partes, y que ya no basta con sumar e integrar partes para alcanzar el todo, sino que además, y principalmente, hay que considerar enfoques totalizadores –“macro”– que superen las fragmentaciones habituales. Luego, la problemática transdiciplinaria no solo ocupa e integra, sino globaliza y totaliza productos originales antes no percibidos ni buscados.
Luego, la presentación de los tres ejes (proceso - imaginario - prevención), el desarrollo de los cuatro o más campos y la inclusión de los saberes, sostenidos tanto en el nivel de la teoría como en el de la investigación empírica, nos aporta un modelo novedoso y altamente fértil para el enfoque actual de la Orientación y para las investigaciones que se planteen tanto en el presente como en el futuro.
En la Actualidad incluimos a la Orientaciòn como un espacio de salud integral Gavilán, (2015).

Referencias:
Aspiazu, D. y C. Kosacoff (1989) La industria argentina: desarrollos y cambios estructurales. Buenos Aires. Centro Editor de América Latina, CEPAL.
 Bourdieu, P. (1996) Cosas dichas. Gedisa. Barcelona.
 Gavilán,  M. (1a1996. 2da 1998  y  3era. 2000) Nuevas estrategias en Orientación Vocacional Ocupacional. La Plata. UNLP.Edulp.
GAVILAN, M (2006)  La transformación de la Orientación Vocacional: Hacia un nuevo paradigma. Rosario. Homo Sapiens
Gavilán, M. (2015) Desde la Salud Mental a la Salud Integral: aportes de la psicología preventiva. Buenos Aires. Lugar Editorial
Gavilán, M. (2016). La transformación de la Orientación Vocacional: Hacia un nuevo paradigma . Actualización. En imprenta. Bs Ars. Lugar Editorial
Geertz, C. (1996) Tras los hechos. Barcelona. Paidós
Klappenbach, H. (2001a) “Orígenes de la psicología aplicada al trabajo en la Argentina. Alfredo Palacios y Carlos Jesinghaus”. Cuadernos Sociales Vol 7 139-154. Rosario
 Morin, E. (1997 [1986]) Introducción al pensamiento complejo. Barcelona. Ed. Gedisa.



[1] Dra. Mirta Gavilán
Directora de la Carrera de Especialización en Orientación Educativa y Ocupacional. Secretaria de Posgrado. 
Directora de la Revista internacional bilingüe Orientación y Sociedad.
Investigadora de la Secretaría de Ciencia y Técnica Nivel 1. Facultad de Psicología, Universidad Nacional de La Plata.
Presidenta de la Asociación Iberoamericana de Orientación Educativa y Laboral.

[2] Constitución Nacional (1950 [1949]) En Cámara de Diputados de la Nación (Ed.) Digesto constitucional de la Nación Argentina. Buenos Aires. Imprenta del Congreso de la Nación, pp. 7-42.
[3] Ley Federal de Educación (1993) Buenos Aires. Ministerio de Cultura y Educación.
3.Sobre la Constitución de 1949,véase Nota 3

lunes, 13 de febrero de 2017

Normas para la presentación de ponencias


Todas las ponencias que se presenten deberán versar sobre alguno de los temas propuestos y cumplir con los siguientes requisitos para su publicación:

1.               Serán presentadas vía correo electrónico en Microsoft Word. En el asunto del correo se debe colocar el apellido del autor seguido del título del trabajo presentado.  

2.               Los trabajos deberán ir precedidos de una hoja que contendrá los siguientes datos:
a.               Título de la ponencia, centrado y en mayúsculas
b.               Autor/es (Nombres y Apellido)
c.               Universidad o Institución de pertenencia
d.               Dirección completa
e.               Teléfono
f.                Dirección de correo electrónico

3.               Trabajos

Los originales se presentarán en formato Carta, por una sola cara, a espacio y medio, en letra Arial  de 12 puntos (incluidos títulos y subtítulos), márgenes superior e inferior a 2,5 cm y derecho e izquierdo a 3 cm. Las páginas irán numeradas correlativamente.

El idioma oficial del Congreso es el español.

3.1.           Se establece un mínimo de 5 y un máximo de 10 páginas  

3.2.           Las ponencias irán acompañadas de un resumen de 50 a 100 palabras y su correspondiente traducción en inglés.

3.3.           Los títulos y subtítulos de los apartados irán en negrita y sin subrayar. Los títulos en mayúsculas y los subtítulos, en minúsculas.

3.4.           No se separarán los párrafos por líneas en blanco, ni se dividirán las palabras al final de línea. Si el procesador de texto hace esto de forma automática, se desactivará dicha opción.

3.5.           Las palabras en idioma extranjero se resaltarán en el texto empleando cursiva.

3.6.           Las notas aparecerán situadas a pie de página y se numerarán consecutivamente. Se utilizará letra Arial  de 10 puntos.

Se recomienda respetar las normas APA para las citas bib

"Orientación de orientadores, una experiencia de formación profesional de posgrado en una Universidad Pública Argentina".

"Orientación de orientadores, una experiencia de formación      profesional  de posgrado en una Universidad Pública Argentina".
Lic. Liliana Rey[1]

Introducción
La orientación profesional/ vocacional en la República Argentina data de principios del siglo XX, durante estos cien años dicha práctica ha tenido distintos enfoques, abordajes  y supuestos teóricos que la sostenían y sostienen.
Realizaré un breve recorrido histórico que servirá de andamiaje para presentar la carrera de Especialización en Orientación Vocacional y Educativa que fue gestada por la  Comisión Directiva de APORA[2] a partir del año 2002 y en convenio con UNTREF[3] se dicta en forma ininterrumpida desde el 2005. Esta formación sistematizada de nivel de Posgrado Universitaria se plantea como  un espacio de construcción colectiva,  caracterizada por el intercambio entre pares que  comprende nuevos campos de conocimiento y aplicación, fomenta la investigación y propone innovadoras experiencias de aprendizaje a graduados de carreras afines que desean desempeñar el rol de orientador vocacional/educacional en diversos ámbitos, caracterizando así el perfil profesionalizante.
La orientación vocacional en la República Argentina, en las últimas décadas estuvo relacionada con una  práctica más bien de tipo asistencial para  los alumnos del último año del secundario que se preguntaban o dudaban sobre su proyecto futuro,  no sabían "que seguir"  o jóvenes que habiendo elegido descubrían que no era lo que esperaban y se replanteaban  su decisión. La modalidad de abordaje variaba entre ser de corte actuarial / psicodiagnóstica a clínica, ambas llevadas a cabo de modo individual y/o grupal. No obstante ello permaneció por años en el imaginario social la idea que las consultas por orientación consistían en la toma de una serie de test que iban a develar, casi mágicamente que era lo que "tenía" que hacer el consultante.
Por ello me parece pertinente historizar los orígenes de esta práctica, para comprender el motivo de su aparición, desarrollo y transformación en los distintos contextos y momentos históricos.  Siguiendo a  Klappenbach, H.  (2005)[4] quien investiga en profundidad la temática, el autor refiere que en los años 20 la orientación profesional se había implementado principalmente en el campo del trabajo, y recién a mediados de siglo se fue desplazando principalmente  a los  problemas del campo educativo, aun cuando siempre conservara una relación fundamental con el ámbito laboral.
El surgimiento de la orientación  en el país allí por los años 40 estuvo ligada al campo de la psicología y de la psicometría vinculada con la medición de aptitudes, intereses, y características de personalidad que llevaban implícita la concepción del hombre que se adapta al trabajo siendo predominantemente de tipo colectiva. Se trataba de una simple adecuación entre las posibilidades y actitudes de los individuos y los requerimientos de las capacidades de los puestos de trabajo.
Al promediar el siglo XX se desarrollaban en la Argentina una serie de técnicas, teorías y prácticas en el campo de la orientación vocacional que respondían a un Estado con intenciones planificadoras. La orientación era concebida entonces como una práctica precisa y ajustada a la medición, cuyo objetivo  pasaba por indicar al consultante las elecciones hacia los estudios y/o trabajos más convenientes en relación a sus capacidades personales y las necesidades del entorno.
Con el transcurso del tiempo la orientación parece centrarse más en las personas, así en los años 50 Plácido Horas concebía la orientación profesional como un punto de encuentro entre las aspiraciones personales, las condiciones individuales y por otro lado las necesidades sociales.
Por ese entonces, el I Congreso Nacional de Psicología, en 1954, puso en evidencia un interés bastante amplio por la disciplina y terminó recomendando la creación de carreras universitarias de psicología en las universidades argentinas. La creación  de la carrera de psicología en el país, y el advenimiento, del psicoanálisis hace notar su impronta en la orientación. Ya en los años 60 las intervenciones en orientación comienzan a estar centradas en la demanda de las personas, respondiendo a un tipo de intervención de corte clínico.
 Según Adriana Gullco, (1998) en su artículo  "Historia y actualidad de los principales enfoques en orientación vocacional”   sitúa en las Primeras Jornadas de Orientación Vocacional (organizadas por el DOV, ex Departamento de Orientación Vocacional de la Universidad de Buenos Aires, en 1965) el comienzo de una modalidad que no sólo incluye factores dinámicos ligados a la consideración de la historia personal y a los aspectos profundos de la personalidad, sino que desarrolla como estrategia el "método clínico". Coincidente dicha singularidad de abordaje de la orientación con la publicación del libro Orientación vocacional: la estrategia clínica de Rodolfo Bohoslavsky en 1971,  que refleja un trabajo en equipo desde la década del 60, el que da cuenta de la influencia de la corriente psicoanalítica, fundamentalmente  kleiniana,   basándose en las nociones de  duelo, reparación, proyecciones e introyecciones. Convergen también los aportes de  otros profesionales argentinos como Enrique Pichón Riviere, José Bleger y Fernando Ulloa que conforman la llamada  Escuela Argentina en Orientación Vocacional, quienes promueven una conceptualización y estilo propio.
Hacia fines de la década del 70 intervienen en el  campo profesionales con diversas formaciones y disciplinas, ligadas con las áreas de la salud, la filosofía, la educación, la sociología  y los recursos humanos entre otras. La intervención  orientadora tiene una impronta diferente caracterizada por  el cruce entre lo social, con las determinaciones que ello tiene y las situaciones personales y evolutivas del consultante. En la elección vocacional está implicado no solo el sujeto que consulta con  sus anhelos y proyectos de vida, sino también la familia, la institución educativa a la que asistió, el grupo de pertenencia, es decir su contexto.
En 1984 surge la Asociación de Profesionales de la Orientación Vocacional, APOV, institución que dio origen a APORA, Asociación de Profesionales de la Orientación de la República Argentina que nuclea a orientadores de todo el país. La Asociación tiene entre sus objetivos, agrupar a los profesionales que se desempeñan en el campo de la orientación, auspiciar y apoyar el estudio y la investigación científica sobre la especialidad, fomentar el acercamiento entre entidades y/o personas dedicadas al campo de la orientación vocacional, colaborar con las instituciones científicas y educativas del país para la permanente superación y perfeccionamiento en la formación de la especialidad  y  promover la formación de futuros orientadores y la capacitación permanente de los profesionales ya formados. La Comisión Directiva de APORA en el año 2002, tras la crisis económica y social,  que atravesó la República Argentina en el 2001, estimó la posibilidad de capitalizar la larga trayectoria de la asociación,  organizando capacitaciones  en diversas  instituciones,  sistematizándola en una carrera de posgrado con acreditación universitaria.  Como explicita Adriana Gullco, (2016) quien presidia la  comisión directiva en ese momento: "Todas las veces que APORA  había participado, propulsado, llevado adelante cursos, seminarios de pronto convergían en un proyecto organizador". La asociación encontró en la Universidad de Tres de Febrero, que es una de las Universidades públicas del conurbano bonaerense  creada en los años 90 por parte del Estado Nacional Argentino,  el interés  y el apoyo para poder concretar su proyecto. Se inició entonces una tarea ininterrumpida entre ambas organizaciones que se fue consolidando progresivamente, dándole una identidad bien definida a la carrera.
La Resolución Nº 004/07 del Consejo Superior  aprobó el Reglamento de Posgrado de la Universidad; según el Reglamento de los Posgrados en Políticas y Administración de la educación, la Resolución Nº 1503/03 del Consejo Superior que crea la carrera de "Especialización en Orientación Vocacional y Educativa" y certifica su plan de estudios; con la RESOLUCIÓN CONEAU N°: 871/05  acreditándose  el proyecto de carrera de Especialización en Orientación Vocacional y Educativa, de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, Núcleo Interdisciplinario de formación y Estudios para el Desarrollo Educativo. La Resolución Nº 1868/12 del Consejo Superior designa a los miembros del Comité Académico del Programa de Posgrado en Políticas y Administración de la educación y  finalmente la Resolución CONEAU N° 950/14 acredita la carrera por 6 años con una categoría C, luego de la presentación ante el comité evaluador.
La Carrera de Especialización en Orientación Vocacional y Educativa, se encuentra desde su origen incluida dentro del Programa en Políticas y Administración de la Educación y tiene la particularidad de  dictarse en convenio entre la Asociación de Profesionales de la Orientación de la República Argentina (APORA) y la Universidad de Tres de Febrero (UNTREF). La gestación de la especialidad implicó  definir el diseño del plan de estudios, la carga horaria, los docentes intervinientes, el programa,  la bibliografía de los seminarios específicos de la carrera, así como su fundamentación y enfoque pedagógico.
         Por su parte, el convenio de cooperación académica  entre la UNTREF y APORA potenció el propósito profesionalizante de la carrera, brindando una doble pertenencia institucional, enriqueciendo las posibilidades de inserción laboral, participación en investigaciones y publicación de trabajos,  tanto de alumnos como de docentes. Periódicamente el equipo directivo  realiza encuestas de satisfacción a todos los actores, entrevistas de seguimiento a los alumnos, evaluaciones, reuniones con profesores y autoridades de la Universidad, cuyos resultados derivan en planes de mejora que se proponen en función de los emergentes, siendo coherentes con la propuesta de una construcción colectiva de la carrera. 
La carrera de Especialización en Orientación Vocacional y Educativa, de la Universidad Nacional de Tres de Febrero,  se inició en el año 2005, con la primera cohorte,  cursándose desde entonces en la  Ciudad Autónoma de Buenos Aires, durante los primeros años la modalidad de dictado fue exclusivamente presencial. En el 2008 se concretó la posibilidad de realizarla en forma simultánea  a través de un convenio tripartito con la Universidad Católica de Santiago del Estero, viajando los profesores periódicamente a esta provincia[5], durante dos años, obteniendo una alta tasa de graduación.  Respetando el espíritu federal de la especialidad y con el objetivo que tenga mayor accesibilidad desde  el año 2012 la carrera es de carácter continuo y no por cohortes, eso permitió que ingresen alumnos todos los cuatrimestres. Se implementan también clases a distancia y el uso de la plataforma virtual de la Universidad que permitió incrementar el número de cursantes provenientes de las provincias[6], respondiendo de este modo a nuestro espíritu federalista incorporando el conocimiento de las diversas realidades de nuestro extenso país[7].   En el año 2015 se cumplieron 10 años de la misma que se celebraron con un encuentro académico y la publicación de una revista digital[8] que recapituló relatos  de sus protagonistas, directivos, profesores y alumnos.
          Por tratarse de una carrera semi-estructurada de modalidad presencial el plan de estudios presenta una oferta de cursos obligatorios posibles de cursarse de acuerdo a la oferta académica, sin guardar correlatividad, facilitando la posibilidad de retomar el cursado en otro cuatrimestre. Es importante señalar que los estudiantes suelen transitar la especialidad en condiciones personales complejas, pues mantienen su amplificada agenda laboral habitual,  a lo que se le suma obligaciones familiares y personales, que en ocasiones dificulta la secuencia de la cursada. La formación se complementa  con tres  seminarios intensivos que profundizan en la temática educativa, la planificación, la gestión y la evaluación.  Éstos últimos son compartidos con alumnos de otras carreras del Programa de Administración de la Educación resultando enriquecedor el intercambio y trabajo conjunto acrecentando así los horizontes y territorios de la orientación.   El único seminario que requiere haber cursado todos los específicos de la carrera y en lo posible haber aprobado los respectivos trabajos finales, es Práctica Profesional (antes llamado Pasantía)[9]. De este modo  los alumnos cuentan con las experiencias realizadas durante el cursado como bagaje personal para realizar el cierre de su proceso profesionalizante a través de la Práctica. Este es el último seminario  se cursa de modo exclusivo pues requiere tiempo para la elaboración del proyecto, la implementación y evaluación del mismo.

El marco teórico intenta ser amplio, abarcando conceptos de distintas disciplinas y enfoques haciendo foco en  la transmisión de experiencias concretas, los mismos se encuentran en revisión y actualización permanente acompañando los cambios sociales, económicos y culturales  que tienden a influir en todo plan de estudio. En este sentido la implementación de las clases virtuales representó un desafío tanto para alumnos, coordinadores, como docentes, en su doble dimensión como un conocimiento más brindado por la especialidad y un aprendizaje conjunto facilitador de nuevas prácticas interactivas que en muchos casos abrieron la posibilidad de empleabilidad. De hecho varios alumnos participaron como tutores virtuales del programa “Dar Pie”[10], otros se incorporaron a equipos de orientación donde trabajan con distintos portales educativos.  El enfoque de la carrera abarca también distintas modalidades de abordaje de la orientación: vocacional, profesional, laboral, personal,  que va desde procesos individuales, grupales, comunitarios, en ámbitos variados  y con  colectivos de sujetos  que pueden estar o no escolarizados, contemplando de esta manera la diversidad.
La formación del posgrado brinda herramientas para que cada orientador de acuerdo a las incumbencias de su carrera de grado, intervenga para lograr la inclusión e integración, de aquellos sujetos que tienen dificultades académicas o personales en ámbitos educativos por ejemplo a través de las tutorías,  de quienes necesitan incorporarse al ámbito laboral, quienes desean capacitarse en áreas de su interés, o buscan encontrar un sentido a su vida.
Al interior de la carrera la producción de conocimientos, la investigación y la productividad letrada son estimuladas por parte de los directivos y docentes. Uno de los principales objetivos de la especialización es promover la escritura académica y las propuestas de intervención para lograr la transformación a través de la capacitación e inserción activa  de los futuros egresados. Es relevante señalar que los mismos provienen de formaciones de base distintas, Psicología, Psicopedagogía, Recursos Humanos, Ciencias de la Educación, Profesorados, Trabajo Social, Terapia Ocupacional entre otras, creando entre todos una mirada interdisciplinaria de la orientación.
La generación de conocimiento aspiramos que sea "devuelta" a la sociedad, como  aporte para enriquecerla, enmarcado dentro de la  responsabilidad social, que toda Institución detenta. Para que el campo disciplinar desarrolle positivamente sus propósitos incentivamos una posición ética que lleva implícita un compromiso social que trascienda al “método” o al campo mismo de trabajo. La revisión crítica, innovadora de la carrera perfila también hacia la ampliación de sus alcances por ello estamos trabajando fuertemente en la conversión de la especialidad en maestría profesional. 
 Tal como lo expresa Kligman, C.[11] (2005)[12] :
"La intervención orientadora opera entonces en la intersección entre lo individual y lo social, siendo una práctica que pretende generar cambios. Esta carrera viene intentando responder a una demanda que no asegura provisiones para la “demanda del mercado” aunque suma posibilidades de movilidad ocupacional. Haciendo eco a las palabras del Dr. Carlos Cullen[13] en el acto de colación de posgrados 2009,  podemos decir que “Los postgrados habilitan a mayor responsabilidad profesional aunque no sean títulos habilitantes (sic)”  
Conclusiones

La revisión histórica, que forma parte de la formación brindada en la Especialidad en Orientación Vocacional y Educativa y también de esta presentación nos ayuda a comprender los  contenidos de la carrera por  la amplitud de intervenciones posibles dentro del campo y como  el contexto y los cambios de paradigmas la determinan y le dan una identidad propia en  la República Argentina. Así mismo hago hincapié en el poder transformador que esta práctica tiene, en quienes atraviesan la experiencia de la especialidad  por su carácter profesionalizante.  
Me resulta interesante apreciar como las experiencias pasadas  dejaron su impronta en la actualidad y constituyeron el mosaico que colorea la práctica de orientación hoy, vocacional, laboral, personal, tutorial, profesional, con distintos nombres, con diferentes colectivos de sujetos, en múltiples ámbitos,  pero con un mismo objetivo, que los consultantes pueden concretar un proyecto de vida a su medida que mejore su forma de estar en la vida, intentando construir  una sociedad más justa y con oportunidades para todos.


Bibliografía


            Bohoslavsky, R. (1983). Orientación Vocacional. La estrategia clínica. Buenos Aires: Nueva Visión.

            Cullen, C (1999) Autonomía moral, participación democrática y cuidado del otro. Buenos Aires: Novedades Educativas.

Fernández Lamarra, N. y otros. (2016) 10 años de la Especialización en Orientación Vocacional y Educativa  Revista Aprendizaje hoy  Nro. 94
Gullco, A.(1998)  “Historia y actualidad de los principales enfoques en orientación vocacional” Cap. 1- en Orientación Vocacional. Aportes para la formación de orientadores –Ed. Novedades educativas
Klappenbach, H.  ( 2005) Historia de la Orientación Profesional en Argentina. Universidad Nacional de San Luis. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Argentina. En Revista Orientación y Sociedad. Volumen 5
            Kaplan, C. (2014) El valor social de la Orientación. XV Congreso Argentino de Orientación Vocacional. Villa María, Córdoba. http://apora.org.ar/publico/files/libro_de_trabajos.pdf  ISSN 2451 7119
            Kligman, C. (2012) Especializaciones y profesiones. Buenos Aires: Revista Aprendizaje Hoy N° 82/83.

Kligman, C (2012) Criterios de elección de postgrados en egresados de carreras artísticas/humanísticas/tecnológicas; implicancias subjetivas y contextuales para arribar a la finalización de los mismos. Revista Scielo. Orientación y Sociedad - Volumen 12, ISSN 1515-6877 Editorial UNLP. Facultad de Psicología.



[1] Lic. en Psicología UBA. Especialista en Orientación Vocacional y Educativa. Maestría en Gestión y Evaluación de la Educación, en proceso de elaboración de tesis. Untref. Mail: lrey@untref.edu.ar
[2] Asociación de Profesionales de la Orientación de la República Argentina http://www.apora.org.ar/index.php
[3] Universidad Nacional de Tres de Febrero http://untref.edu.ar/academico/posgrados/
[4]  Lic. en Psicología y Dr. en Historia U.B.A. .Investigador  del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) 
[5] Santiago del Estero es una provincia Argentina situada  aproximadamente a 1.000 km. de la capital del País donde se cursa la carrera.
[6]El Estado nacional convive con veinticuatro entidades estatales autónomas, de las cuales veintitrés son provincias que preservan todo el poder no delegado constitucionalmente a la Nación y una es la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, designada por ley como capital federal
[7] Superficie: 2 780 400 km²n
[9]  El propósito de este seminario es promover el ejercicio del rol profesional,  la responsabilidad completa de los proyectos de intervención en los distintos ámbitos planteados y su conclusión. Se espera posibilitar que los cursantes fundamenten teóricamente las intervenciones que desarrollen y revisen sus decisiones desde una reflexión crítica.

[10] Dar Pie fue un proyecto de orientación vocacional digital que busca acompañar a los estudiantes en los procesos de transición y en la toma de decisiones sobre sus vidas al finalizar la escuela facilitado por un juego computarizado en el portal Educar.  https://www.educ.ar/
[11] Dra. en Psicología y directora de la especialidad desde el año 2009
[12] Revista Aprendizaje hoy  Nro. 94 10 años de la Especialización en Orientación Vocacional y Educativa
[13] Dr. en Filosofía y profesor de la carrera