viernes, 17 de marzo de 2017

LA SUBJETIVIDAD Y LA TRANSGRESION DE LA LEY


APORTES SOBRE EL MANEJO DE LA CONVIENCIA ESCOLAR,
UNA APROXIMACION P S IC O AN A L IT IC A
Anie Meza[1]
Introducción
Esta reflexión surge a partir de la fundamentación de la línea Convivencia y Psicoafectividad correspondiente a la Red de Orientadores “OrientaReddi” la cual ofrece una oportunidad para investigar las dificultades de convivencia que tienen implicaciones afectivas y sociales y que se presentan como un reto para los miembros de la comunidad educativa. Se pretende así, generar interrogantes sobre las diferentes formas de lazo social, especialmente la presencia inevitable de los conflictos, confrontado con el ideal de armonía y paz en la convivencia humana.
De esta forma, la línea ofrece un amplio panorama de temas para investigar, desde la pregunta sobre las implicaciones de los vínculos humanos, hasta la necesidad de la existencia de la Ley, la norma y el castigo, como medidas tradicionales que se han utilizado para controlar los excesos en el manejo de las relaciones.
Se contempla la posibilidad de trabajar con toda la comunidad educativa: padres, docentes y estudiantes, actores activos de instituciones que tienen como misión principal regular los lazos humanos.
Se trata de un estudio teórico en el que se ha tenido en cuenta la complejidad de la subjetividad humana, reconociendo la existencia de un conflicto estructural que la caracteriza. Además, de los esfuerzos que ha realizado el Estado para facilitar la convivencia entre los sujetos, evidenciando un gran número de documentos y acciones que permitieron reflexionar sobre el tema. En Colombia la institución educativa debe acoger las diferentes normatividades que orientan la acción sobre los escolares y sus familias, tales como la Ley General de Educación (115 de 1994), y la Ley actual de Infancia y Adolescencia (Ley 1098 de 2006), la Ley 1620 del año 2013 y el decreto 1965 del mismo año, el cual reglamenta el “Sistema Nacional de Convivencia escolar, la educación para la sexualidad y la prevención y mitigación de la violencia escolar”, todos estos documentos constituyen nobles intentos de normalizar las relaciones humanas; sin embargo algunas problemáticas persisten, por lo que nos seguimos preguntando: ¿por qué se hace necesario sancionar tantas leyes? ¿Qué pasa con el sujeto humano que insiste en la desarmonía, en vez de la armonía y paz tan anhelada?
El reconocimiento de que se necesita algo que controle las tendencias trasgresoras, proviene de la idea de que éstas tienden al exceso; el deseo del ser humano es voraz haciéndose necesario la Ley para suponerles límite, pues el ordenamiento en él no proviene de su interior, de su metabolismo, de su herencia, sino del exterior, del Otro, en tanto cultura, mediada por la institución, e instituida por el lenguaje. De esta forma el ser humano requiere cada vez más de nuevas prohibiciones o/y estrategias que puedan ponerles un tope a ese empuje transgresor.
Así, socialmente se espera que las instituciones ofrezcan medios para mitigar el exceso, tanto de la sexualidad como de la hostilidad del hombre y controlar la tendencia a la satisfacción pulsional problemática para la convivencia.
En este sentido la familia y la institución educativa son las principales instituciones convocadas a limitar desde temprana edad estas tendencias conflictivas. Precisamente bajo esta premisa y con ese encargo social se han desarrollado a lo largo de la historia los programas y planteamientos educativos, específicamente programas de prevención e intervención que mitiguen la violencia entre los sujetos.
Sabemos que a pesar de estos esfuerzos académicos, continúa la preocupación generalizada sobre la existencia de conflictos y prácticas dañinas entre los miembros de la comunidad educativa: comentarios mal intencionados entre docentes, rivalidad, agresiones en cualquiera de sus modalidades y, en este sentido me pregunto: ¿Qué hacer con los niños y jóvenes de hoy? ¿Qué ha pasado en las familias y en la sociedad en general, que cada día se vulneran más los derechos de los demás, se transgreden las normas y se pasa el límite de lo prohibido?
Se analizará a continuación el significado de “institución”, especialmente la familia y la Escuela, como los lugares donde se construye los vínculos afectivos y se regulan los lazos sociales. Así mismo, se trabajan los conceptos de Autoridad y Disciplina, el ideal de Armonía y de ausencia de conflicto en las relaciones humanas. Se propone un cambio en la perspectiva de los conflictos y algunas acciones practicas posibles a realizar en la Escuela: la Pedagogía del Afecto, la estrategia “ARAR y el Huerto Escolar”, la articulación de proyectos deportivos y artísticos que promueven espacios de sublimación y contribuyen a una convivencia más sana.
La institución.
El concepto “Institución” etimológicamente comparte su raíz con “instrucción, institutriz, instructor””, aspecto que no es casual sino que responde a la idea de trasmisión de normas, de conductas y costumbres consideradas importantes para una sociedad; va más allá de un lugar físico y se trata más bien de organizaciones sociales que ordenan la sociedad y entregan a la comunidad un valor o servicio. La familia y la escuela constituyen dos instituciones sociales que cumplen funciones básicas referidas a la organización subjetiva, a la regulación de los vínculos y a la transmisión de la cultura, gozan de las características de toda institución y como tales buscan instituir, instruir y eternizar...
La institución es aquello que trasciende al sujeto, que existe más allá de su participación y que se instala como función simbólica; fundamento primordial en el origen de la cultura y la civilización, portador del ideal de instituir, de organizar y ordenar los vínculos humanos. La función e imperativo de la institución es hacer lazo social y regularlo. Se reconoce, además, que en toda institución se establecen vínculos de diverso orden, lazos de amor y agresivos, que pueden ordenar, apaciguar o destruir la institución. Así, un individuo está determinado por los vínculos o relaciones con los otros y sus objetos, a la vez que existe una fuerte ligazón entre los miembros de una institución, es decir, entre quienes hacen parte del grupo y su líder[2]; vínculo que se caracteriza por organizarse en el tiempo y de manera progresiva, desde una irracionalidad a una conducta más racional.
Familia, institución constituyente.
Las familias en diferentes épocas se han transformado porque corresponden a circunstancias históricas distintas; en la gran mayoría de casos esta institución ha sido utilizada como un termómetro de la sociedad, en el sentido de evaluar el progreso o la estructuración social a partir de la composición o descomposición familiar.
Se destaca en la revisión de los planteamientos sociológicos y antropológicos el hecho de que independientemente del discurso desde el cual se hable de la familia, sea desde el religioso, el educativo, el jurídico, el biológico, el antropológico, entre otros, hay algo en común: su función de trasmisión. Además, se reconoce cómo la familia siempre funda identificaciones, siendo el lugar donde se transmite la palabra, la cultura. De aquí la importancia de tenerla en cuenta no solo como estructura básica para la institución del sujeto, sino también en lo particular de los vínculos que allí se establecen, los ideales que se promueven y la regulación que implanta en cada sujeto que a ella pertenece.
La familia no solo trasmite ideales e identificaciones sexuales, también es la fuente de satisfacciones y prohibiciones, de tal forma que los lazos tendrán como base el amor prohibido, reprimido o inhibido, dependiendo de cada sujeto.
Se reconoce a la familia como el lugar que, mediante la palabra, instituye, marca o introduce elementos fundamentales para la construcción de la subjetividad en el niño desde su nacimiento, contribuyendo en su constitución como sujeto; todo este vínculo complejo dado en la familia, determina en cada uno, de acuerdo con su construcción fantasmática particular, una postura frente a la Ley, a los otros, a las pérdidas, las diferencias, la autoridad, y en general a todas las experiencias de lazo con los demás.
La familia en la contemporaneidad.
La familia es una institución que trasmite al sujeto modalidades vinculares acorde con valores, ideales y significaciones, propios de una época y lugar específico. Sin embargo, la familia de hoy se caracteriza por su falta de respuestas, por la dificultad de los padres para orientar a los hijos cuando las propias creencias entran en crisis. Los padres se ven afectados por la caída de los ideales que sustentaron en tiempos anteriores la identidad y autoridad que los padres poseían frente a sus hijos.
Es evidente que el desarrollo tecnológico ha modificado la vida familiar, por cuanto ha dado lugar a fenómenos distintos como nuevas modalidades de engendrar a un ser vivo y otros hallazgos. Son fenómenos a los que el adulto no ha podido aún dar significación, rompiéndose la cadena de transmisión frente a los hijos. La educación sexual, las actuales formas de fertilización y otros avances científicos, han variado las preguntas y han complejizado las respuestas, sembrando desconciertos y polémicas; además, han trastocado de algún modo el ordenamiento de las etapas vitales y la relación entre las generaciones, creando en el adulto la pregunta sobre ¿cómo trasmitir al hijo estos hechos aún cargados de incertidumbre y sin sentido?[3] Todo esto genera un entorpecimiento de la trasmisión intergeneracional de significaciones que asegure la continuidad de la cultura.
El desmoronamiento de la familia como referente ha llevado a que otras instituciones intervengan, asumiendo funciones antes encomendadas solo a la familia, vigilándola en el cumplimiento óptimo de su función, educándola en su quehacer o sustituyéndola, apartando al niño de su familia, cuando esta es considerada un peligro para él. La impotencia flagrante del discurso amo en la familia para regular los excesos, se busca suplir con la regulación de otra institución, la Escuela, con la ilusión de que sea operante el discurso amo anudado al discurso de la ciencia, sostenidos por la institución escolar.
Paradójicamente, la intervención de otras instituciones en su papel de centinela de la familia, con instrumentos protectores de los menores como son los derechos de los niños y de los adolescentes, necesarios para evitar el exceso de muchos adultos, sitúa a los padres, a los referentes familiares, a la autoridad parental, a la institución familiar, en general, en una condición de mayor debilidad, frente a los miembros que a ella pertenecen. Situación que da cuenta de los excesos que también otras instituciones cometen, con la pretensión de proteger a la familia.
La institución educativa: ¿una opción para regular el lazo social?
En esta línea sobre convivencia y socioafectividad también se cuestiona a la institución educativa como un lugar de regulación social, no solo por su impotencia actual, sino además porque tradicionalmente se establece la escuela como el lugar al cual se transfiere no solo parte de la dinámica de los vínculos establecidos en el hogar, sino además la responsabilidad de contribuir en la formación subjetiva del niño. Esta institución se constituye en el complemento de la función paterna al contribuir a la separación necesaria que debe darse entre el niño y su madre, y al continuar regulando su comportamiento y sus vínculos mediante prohibiciones, permisividades y límites, utilizando para ello medidas pedagógicas que le son propias.
Es decir, la escuela es la institución a la que la sociedad le exige, no solo contribuir positivamente en la forma en que el niño establece lazos, sino además, dar respuestas efectivas a las problemáticas que puedan presentarse, específicamente prevenir la presencia de conflictos entre pares, el maltrato o abuso a que pueda ser objeto el niño, considerado como vulnerable y necesitado de protección. Por esto, se le sitúa a la escuela como la institución que debe ser garante de los derechos de los niños y para ellos se le encomienda emprender estrategias que eviten la exposición del niño a situaciones excesivas de violencia por parte del otro.
En esta tarea se ve enfrentada a una encrucijada: por un lado está el deseo de sostener el ideal de ser humano como un sujeto armónico e integral, y por el otro, el reconocimiento de su impotencia para modificar algunos fenómenos sociales que generan malestar en el vínculo humano y particularmente, los lazos violentos que se establecen en las familias.
El reto de la educación, entonces, ya no se limita a garantizar los conocimientos básicos para trasmitir el acervo cultural y dar respuesta a las necesidades profesionales que la sociedad necesita, sino además, construir nuevas formas de abordar las problemáticas que se desencadenan en el hogar, y que el niño trae a la escuela sin tramitar, encontrando en ella un espacio para manifestar sus inconformidades o malestares.
Debido a la cantidad de expectativas y de encargos sociales que le son exigidos a la institución educativa, los maestros manifiestan sus dificultades para desempeñar cabalmente su función y para dar una instrucción adecuada, sumándosele a esto la pérdida de prestigio y la caída como referente, que también ha acontecido sobre la escuela y los maestros. Son aspectos que hacen difícil trabajar bajo los valores de normas y respeto esenciales en el acto docente.
Reconocemos que la educación comienza en la familia y se continúa en las instituciones sociales, específicamente en la institución escolar, ésta permite al niño saberse sujeto humano, apropiarse de la cultura, hacer parte de un grupo social y tomar su lugar en él. De acuerdo con los aportes lacanianos, en la institución educativa el niño “toma un lugar que lo lleva a ser sujeto deseante”[4].
Sobre la autoridad y la disciplina en la institución escolar.
¿Qué ha pasado con la autoridad en la institución escolar? Pregunta que nos hacemos todos los días, evidentemente en la institución escolar se ha venido dando un cambio en cuanto a la disciplina y el conflicto con la autoridad. Anteriormente se rechazaba la autoridad que ella representaba, pero era una forma de reconocerla, de dirigirse a ella, de tener en cuenta al Otro de la institución; en la actualidad ya no sucede lo mismo, ahora la escuela ya no representa autoridad para los estudiantes, provocando tensiones al ser obligado a pertenecer a ella. Esto genera incomodidades en el niño que se manifiestan con indisciplina, “hiperactividad” o dificultad para encontrar un lugar, para ubicarse como parte de un grupo.
La escuela debe ser el lugar simbólico que posibilite continuar con la estructuración subjetiva del niño. ¿Qué representan sus compañeros, su docente y demás personas en el ámbito escolar?, Lo importante es identificar el vínculo que establece el niño en la institución educativa, descrito por Freud como la “transferencia con la autoridad”, tomando a los maestros como sustitutos transferenciales de la autoridad parental.
Por otra parte, para que el niño logre hacer transferencia de autoridad de su familia a la escuela, es necesario que sus padres, y en general su familia hagan también esa transferencia, permitan que la escuela actúe a nivel de autoridad sobre sus hijos y además que ellos, en cuanto padres, también logren someterse, en cierta medida, a la autoridad de la escuela.
En el libro “La familia en desorden”, Elisabeth Roudinesco[5] menciona al patriarca autoritario al cual se estaba sometido, por el valor que la madre daba al padre; hoy esto correspondería a un abuso o maltrato de parte de los adultos. Actualmente es común que la madre desvalorice la función paterna, que menosprecie al padre de la realidad y es difícil que el padre sea situado como un ideal.
La ley es necesaria, ¿pero porque no funciona?
Se resalta la importancia de la necesidad de la existencia de leyes y normas tanto en la familia como en la escuela, normatividad que contribuye a la regulación de la conducta humana. A la existencia de la Ley, concepto primordial para el psicoanálisis, se le atribuye el nacimiento de las instituciones sociales u organizaciones en las que aquella tiene una función específica: ordenar, acotar, limitar, prohibir, organizar; es decir, contener el exceso de la pulsión, lo que es lo mismo que ordenar el goce. La limitación tanto de las pulsiones sexuales como de las agresivas ha contribuido a la formación de sociedades y de la civilización en general. Este ordenamiento también da origen al sujeto.
Para que el niño llegue a la asimilación de la Ley debe atender y temer a la ley externa; sólo de esta forma puede lograr la autorregulación del superyó como instancia separada y encargada de vigilar y sancionar los aspectos morales del sujeto.
La transmisión de la Ley fundamental de la cultura, generalmente es apoyada con nuevas normas y leyes organizadas por la sociedad. Pero hemos visto, a la vez, cómo las instituciones no logran plenamente la regulación anhelada entre los hombres[6] y cómo entonces deben introducir nuevas leyes, más aún cuando el Otro desfallece, es decir cuando la Ley pierde su valor regulador.
La instauración de la Ley, se le atribuye el nacimiento de la subjetividad y de las instituciones u organizaciones sociales por la función específica que ésta tiene: ordenar, acotar, limitar, prohibir, organizar; es decir, la ley organiza y contiene el goce de la pulsión.
¿Por qué obedecemos? Es una de las preguntas que nos invita a revisar el paradigma freudiano, específicamente su obra sobre el mito, “Tótem y tabú”, con el que intenta explicar el origen de lo humano. De acuerdo con algunos autores, esta obra no sólo pone al descubierto el mecanismo por el cual interiorizamos la Ley paterna, sino también la potencia colectiva que animaba el poder despótico del padre de la horda y que todavía es la fuente de la fuerza opresiva de las instituciones represoras[7].
Freud y sus aportes nos llevan a inferir cómo la institución educativa, parte esencial de la cultura, reproduce el acontecimiento mítico, en el sentido de representar una comunidad que necesita sus leyes jerárquicas para poder funcionar. La existencia de una ley que prohíba vulnerar los derechos de las personas, específicamente de los menores de edad y la proliferación de normas y programas que prevengan tal violación, es la muestra de que la humanidad siempre ha necesitado de esos símbolos que acoten las tendencias destructivas del ser humano.
En su artículo “El malestar en la Cultura”, Freud plantea la discrepancia entre las exigencias pulsionales presentes en el sujeto y las restricciones que la cultura le impone a su cumplimiento. Plantea en este escrito dos aspectos importantes: por un lado, el sentimiento de culpa como una de las consecuencias más importantes del desarrollo cultural y, por otro, la intervención de la pulsión destructiva. El ideal de la felicidad, tal como el sujeto siempre lo ha soñado, se dificulta precisamente por la presencia del dolor y del sufrimiento. Interesa destacar aquí una de las tres fuentes de sufrimiento, según Freud: la relación con el semejante y las normas que regulan los vínculos sociales. La cultura tendría entonces esa misión: imponerle el renunciamiento pulsional, limitando la satisfacción sexual y la tendencia agresiva, debido a que estas resultarían amenazantes al orden pretendido.
Para Freud es claro que no basta con la sanción para refrenar esas tendencias, son necesarias otras vías para reorientar la libido hacia otras direcciones: propone el amor como uno de los fundamentos para la convivencia de los seres humanos, la amistad u otras formas de vínculos y de ofertas que permitan fortalecer los lazos comunitarios. Los procesos sublimatorios como el arte, el deporte, el trabajo o la vida intelectual aumentan la posibilidad de la vida en la comunidad.
De acuerdo con los aportes de Freud, el padre simboliza la norma, la ley; él es quien pone límites en las familias y quien ejerce la autoridad. Sin embargo, se reconoce que en la época actual ya las familias no siguen este único patrón, como se mencionó en el apartado correspondiente. Ha habido un cambio al interior de las familias producto del discurso actual, en el cual ya no es tan claro ni consistente a quien se le debe obedecer, ni quién es el que representa la ley. Es innegable que en nuestra sociedad cada día se decretan normas y leyes en un intento desesperado de acotar el aumento de las conductas de vulneración de los derechos de las personas, comportamientos destructivos y trasgresiones de las prohibiciones primordiales (incesto y parricidio). A pesar de que existen grandes posibilidades sublimatorias, surgen inquietudes sobre el funcionamiento del superyó en la actualidad, la conciencia moral, la necesidad de castigo, entre otros planteamientos freudianos.
Toda institución, en tanto opera como ley, no solo interviene en la construcción subjetiva de cada sujeto, sino que además sus mandatos pueden fortalecer elementos del superyó de los miembros de la institución.
Lo esperado entonces, es que la institución familiar promueva y facilite la función paterna, que ésta pueda operar de manera adecuada, para facilitar que el niño llegue a la escuela con ciertas condiciones simbólicas que le permitan establecer lazos y aceptar medios reguladores de su conducta. Sin embargo, en el discurso actual, con el ánimo de proteger a los niños de los abusos o excesos de los adultos, la norma plantea una horizontalidad que limita en extremo la labor de un docente o padre de familia, quienes difícilmente representan autoridad para los estudiantes o para los hijos.
En la actualidad es evidente la pérdida de la autoridad, no sólo de parte de los padres, sino también de los docentes, quienes representan transferencialmente a los padres. Padres y docentes no solo han perdido la autoridad, sino que además temen ejercerla. Y este temor de ejercer la autoridad surge por cuanto se trata de un ejercicio que implica cierta violencia simbólica y al haberse equiparado autoridad con violencia se renuncia a ella por temor a la denuncia de causar maltrato o de vulnerar los derechos de los menores, interrumpiendo el libre desarrollo de la personalidad, entre otros temores provocados por las normatividades actuales.
¿Cuál es el problema que puede presentarse si se borra esta distinción entre el niño y el adulto, si desaparece la autoridad, los representantes de la ley que organizan y si se da rienda suelta a la pretendida relación horizontal? ¿Estaremos hablando de transgresión de la Ley o de anarquía? ¿Podría estar sembrándose en el niño la posibilidad de estructurarse desde la estructura perversa? ¿El declive de la autoridad, la cual tiene que ver con la falta de creencia actual en el padre y en el inconsciente, tiene influencia en la creación de nuevos síntomas? Estas inquietudes se generan por un lado al evidenciar que en la actualidad, la pretendida “democracia participativa” limita el poder de la autoridad y por otro lado al considerar que el nuevo amo es un fetiche, no encarnado en una persona que represente la ley, sino en algo que impera en la sociedad de consumo, el dinero, amo que no tiene límites en cuanto a su poder, “un poder absoluto que barre con el pudor y la moral, que trastoca con la vida en familia, las concepciones del hombre y de su dignidad.”[8]
Ideal De Armonía Y Ausencia De Conflictos.
Al plantear que el saber que deben asumir los padres y los docentes debe ser el saber del especialista, es decir el promulgado por la ciencia, se desecha el propio saber, el saber trasmitido por el otro familiar, por el otro de la generación del ancestro, saber que cada quien le ha dado su propia forma y lo ha hecho íntimo a él. En última se desecha el saber personal y con éste, el saber inconsciente, que es el que opera en momentos críticos. Con la instrucción no hay lugar para reflexionar sobre el propio saber.
En cuanto al ideal de sostener relaciones ausentes de conflicto, el fracaso es evidente. A pesar de que se habla del postmodernismo como una época en la que la esperanza de una realización del ser humano se difumina, la búsqueda de la felicidad plena e ilimitada está en el horizonte, y la institución educativa se inscribe en esa búsqueda, en la intención de formar hombres integrales que puedan realizarse en su totalidad y que puedan alcanzar la anhelada la felicidad.
Lo anterior se confirma en los proyectos cuyo horizonte se dirige al logro de la felicidad y la paz plena entre los seres humanos. Esto se puede reconocer en las misiones, visones y proyectos educativos institucionales; documentos necesarios para organizar un derrotero y la utopía del “deber ser”, pero alejados de la concepción de hombre como sujeto constituido en el conflicto, estructuralmente limitado en cuanto a la perfección y agresivo en su esencia. Teniendo en cuenta que las instituciones se interesan, a veces de manera excesiva, en contar con evidencias escritas sobre su ideal, surge la interrogación sobre si existe una necesidad en los seres humanos de “nombrar”, dejar escrito e inscrito en el papel algo que permita mantener esa esperanza y la ilusión por un mundo mejor.
Esta ficción de sostener los lazos sociales bajo el principio de la armonía y de apaciguar los desbordes de goce pulsional, se encuentra en la actualidad más amenazada, debido al aumento de traumatismos que invaden al sujeto, por cuanto en el horizonte no está el sufrimiento ni el conflicto, no se le prepara para enfrentarlos como inherentes a la vida, pues el sufrimiento se equipara a traumatismo o a maltrato. También por la disminución de las condiciones para limitar el goce que desde distintas instancias sociales se promueve, ya que existen cada día más estímulos que invitan al goce y al desaforo sin medida. En últimas, es el contraste entre el ideal agobiante de la felicidad y el contraste con la distancia frente a la felicidad vislumbrada, que sume al sujeto en un vacío mayor, haciéndolo más propenso a la violencia.
Propuestas.
Después de reconocer los límites de los programas de prevención, los cambios en la estructuración familiar, la caída de la autoridad, el ideal de armonía total y el encargo que le atribuye a la escuela la única posibilidad para contener el desborde de actitudes violentas que ocasionan dificultades en la convivencia del estudiante, uno se pregunta: ¿qué puedo hacer como orientador escolar?
Estas propuestas son algunas de las experiencias realizadas en instituciones educativas públicas de Colombia que buscan generar un espacio de encuentro socioafectivo entre los miembros de la familia y la escuela. En general se pretende aumentar el valor del sentido de la vida, promover el amor por todo lo existente, especialmente por la naturaleza; enfatizar en la posibilidad de aceptar las pérdidas, el sufrimiento, el conflicto y la diferencia entre los sujetos, como parte inevitable de la vida; además, reconocer un orden y una Ley natural de las cosas, necesarias para con-vivir en este planeta con el otro.
La propuesta de la Pedagogía y Encuentro afectivo con padres es una estrategia que enfatiza en la comunicación afectiva entre padre e hijos, talleres que se desarrollan durante todo el año escolar con un grupo de padres que se interesan de manera continua por sostener un dialogo con su hijo (a) sobre lo que sienten, sus expectativas, sus errores, sus debilidades como ser humano, sus dones, sus esfuerzos, lo que significan o representan para sus vidas, el desprendimiento y la des idealización de los padres, el reconocimiento de sus límites, y en general sus deseos. Se trabaja mediante talleres vivenciales y en algunas ocasiones con temas específicos que se utilizan como excusa para el encuentro, facilitando la comunicación y orientado por un facilitador (el orientador escolar), que puntualiza, señala o favorece el lazo y la red afectiva entre los participantes.
La Construcción de un Huerto Escolar, cuyo proyecto se llama ARAR, en un doble sentido: por un lado arar la tierra, como símbolo de movimiento y remoción de impurezas y forma de prepararse para un renacer en la vida consigo mismo y con los demás; y por otro lado, se trata del valores, A: autonomía, R: respeto, A: autocuidado y autoconcepto y R: responsabilidad.
El proyecto se desarrolla en tres fases: la primera, la sensibilización, consiste en la realización de talleres vivenciales en el cual se trabaja el “Darse cuanta” del cuerpo y de las emociones implicadas en la comunicación y en las relaciones intra e interpersonales.
La segunda, la vida y sus posibilidades, mediante expresiones artísticas como la biodanza, la pintura y la música, el canto y la composición literaria, se generará conciencia sobre los obstáculos internos que dificultan habilidades comunicativas. El propósito es identificar las emociones y actitudes negativas que intervienen en el trato con los demás, además de aprender a manejarlas.
La tercera fase, símbolos que representan la vida, se trata de utilizar el símbolo de la tierra y el sembrado (huerta), como metáfora de la vida y sus posibilidades. El nacimiento de hojas, flores y frutos contribuirá en el fomento del buen trato mediante la posibilidad de encontrarnos con las diferentes etapas del ciclo vital, la elaboración de duelos o traumas personales, destacar el valor de la vida, el autocuidado, el cuidado del otro, la responsabilidad y el respeto. Se espera que los participantes desarrollen habilidades resilientes y toma de decisiones adecuadas en su proyecto de vida.



BIBLIOGRAFÍA
FREUD, Sigmund. “Psicología de las masas y análisis del yo(1920-1922).
Volumen XVIII.
STRAUSS, Marc, “El niño, su familia y la institución”, en: Destinos de la familia hoy. pág., 17.
ROUDINESCO, Elisabeth. “La familia en desorden”. Buenos Aires: Paidós, 2003. ROZITCHNER, León. “Freud y los problemas del poder”. Buenos Aires: Losada.
2003.
ROJAS, María Cristina, S LACAN, Jacques. “La lógica de la Castración” En Seminario 5. pág. 116.TERNBACH, Susana.




[1] Psicóloga clínica. Orientadora Escolar. Bogotá (col). Miembro Orientareddi
[2] FREUD, Sigmund. “Psicología de las masas y análisis del yo(1920-1922). Óp. Cit., Volumen XVIII.

[3] ROJAS, María Cristina, STERNBACH, Susana. Óp. Cit.
[4] STRAUSS, Marc, “El niño, su familia y la institución”, en: Destinos de la familia hoy. Óp. pág., 17.
[5] ROUDINESCO, Elisabeth. “La familia en desorden”. Buenos Aires: Paidós, 2003.
[6] Regulación entendida como control de agresividad, de la sexualidad y de toda conducta que atente contra la armonía entre los hombres.
[7] ROZITCHNER, León. “Freud y los problemas del poder”. Buenos Aires: Losada. 2003.
[8] LACAN, Jacques. “La lógica de la Castración” En Seminario 5. Óp. Cit., pág. 116.

LA INVESTIGACIÓN COMO CAMPO DE ACCIÓN DE LA ORIENTACIÓN ESCOLAR

 SISTEMATIZACIÓN DE UNA EXPERIENCIA EN TORNO A LA CONVIVENCIA[1]

Diego Fernando Pineda Montoya [2]

Resumen
La Orientación Escolar como disciplina ha centrado sus acciones en el abordaje de diversas situaciones que se presentan en los entornos escolares y frente a los cuales el sujeto de la orientación (reconocido en muchos contextos como Orientador), propone, desarrolla y evalúa una serie de actuaciones desde una perspectiva de promoción, prevención o atención para su abordaje. En el presente artículo se busca argumentar la importancia que tiene la investigación como herramienta de trabajo del Orientador, desde la sistematización de una experiencia en torno a la convivencia desarrollada en la Institución Educativa ““Henry Daniels” ”  en Castilla La Nueva (Depto. Del Meta, Colombia)  a partir de la implementación de la jornada única.
Palabras claves: convivencia escolar, jornada única, Orientación Escolar, investigación.
Abstract
The school counseling as a discipline has focused its actions on the approaching a variety of situations which are presented in the school environment and facing them, the subject of the school counseling (recognized in many contexts as a counselor), proposes, develops and evaluates a series of behaviors from a perspective of promotion, prevention or attention to their approaching. On this article, the argumentation of the importance of researching for the counselor is looked for, from the systematization of an experience towards the coexistence developed in the “Henry Daniels”  school, located in Castilla La Nueva(Depto. Del Meta, Colombia) , since the implementation of the all day long school program.

Keywords: Coexistence, all day long school program, counseling, researching.
Contexto de la investigación

Durante el año 2015 la Institución Educativa “Henry Daniels” fue focalizada por el Ministerio de Educación Nacional de Colombia - MEN para implementar la jornada única en la sección de bachillerato incrementando de 6 a 8 horas la atención académica de los y las estudiantes. Un año después de iniciar dicho proceso se evidenciaron algunos cambios significativos a nivel cultural entre los cuales se observó que las relaciones entre estudiantes; y entre docentes y estudiantes, habían empezado a cambiar y que las dificultades de convivencia eran más frecuentes alcanzando algunas situaciones con mayor gravedad que las cotidianas.

Desde la Orientación Escolar y en conjunto con la coordinación académica y de convivencia se inició un proceso de seguimiento en el cual aspectos como la frecuencia, el tipo de situaciones y las posibles causas evidenciaron un factor en común y eran los cambios en el horario de permanencia dentro de la institución, particularmente las actividades académicas desarrolladas en la tarde.

Se planteó entonces la necesidad de desarrollar un ejercicio de investigación cualitativa diseñado y desarrollado desde la Orientación Escolar y se priorizó como metodología la sistematización de experiencias, explorando los saberes, imaginarios y percepciones de las familias, estudiantes y docentes frente a la jornada. El objetivo de la investigación se centró en conocer las debilidades y fortalezas de la jornada única, su impacto en la convivencia escolar y alternativas para mejorar el ambiente y la interacción entre los miembros de la comunidad educativa.

Conceptualmente se priorizaron dos postulados, por un lado el diagnóstico propuesto por Rivas (2013) para quien la extensión del tiempo de enseñanza es una estrategia importante cuando de fortalecer los procesos de aprendizaje se trata y esto lo fundamenta en la revisión del contexto regional:

“La experiencia internacional demuestra que la extensión de la jornada escolar tiene un impacto positivo en la calidad educativa, pero en muchos casos leve para el costo fiscal que implica. Esto se traduce en la necesidad de planificar muy bien los ejes pedagógicos y curriculares de la política, para aprovechar a fondo la oportunidad de mejora que implica y la gran responsabilidad que supone el esfuerzo presupuestario realizado por el Estado” (Rivas, 2013, p1)


En contraste, se analizaron las reflexiones propuestas por Eisner (1998) quien cuestiona que la respuesta, por lo menos en el caso de la educación en Estados Unidos, ante los bajos resultados escolares sea el aumento de días que los estudiantes pasan en las escuelas, el autor expone un cuestionamiento y es: “¿por qué, por ejemplo, asumimos que el éxito educativo se fomentará por la ampliación del año escolar…?” Eisner realiza un análisis crítico a la educación en el sentido en que muchas de estas respuestas o políticas se dan de manera automática y descontextualizada sin analizar las condiciones en las cuales permanecen los niños y niñas en las escuelas.

Teniendo en cuenta estos dos referentes se fundamentó la investigación, analizando las virtudes y debilidades de la jornada única en este contexto específico.

Rol de la investigación en la Orientación Escolar

Son muchas las estrategias, metodologías, técnicas y actividades que el Orientador Escolar utiliza en su quehacer cotidiano y que buscan dar respuesta a las diversas problemáticas o situaciones que se presentan con los actores de la comunidad educativa. Sin embargo, como sucede en muchos contextos escolares, la investigación parece estar distante del quehacer docente, encontrando muchas veces que los profesionales que indagan, explican y escriben sobre educación y pedagogía, son formados en disciplinas diferentes a la educación (sin restarle importancia a los aportes que realizan dichas disciplinas desde su experiencia y formación) y son pocos los docentes que utilizan la investigación como alternativa de exploración y fortalecimiento de su práctica.

En la investigación encuentra el Orientador un amplio campo de acción desde el cual abordar muchos de los ejes que hacen parte de su práctica y juega un doble rol porque le permite, sistematizar, documentar y producir conocimiento sobre sus experiencias, y explorar nuevas alternativas de abordaje frente a todas las líneas de actuación que recaen sobre esta profesión.

En el caso específico de la presente investigación, sistematizar la experiencia de la jornada única desde la Orientación Escolar ,exigió adelantar cada uno de los pasos de la investigación cualitativa como diseñar los instrumentos de recolección de información y adelantar el proceso de análisis e interpretación de la información recolectada. Una de las virtudes que posibilitó este proceso es el rol que ejerce el Orientador en los contextos escolares y es que esa característica de neutralidad, de conocimiento de todo el entorno educativo y de la interacción con todos los actores (estudiantes, familias, docentes, directivos, instituciones externas) posee  información relevante para comprender las dinámicas sociales y culturales de la escuela.

La convivencia escolar en la jornada única

El presente texto se enmarca en la línea de investigación para el desarrollo Socioafectivo de la comunidad educativa propuesto en la revista latinoamericana de orientación y desarrollo humano, específicamente la orientación para la convivencia puesto que la investigación tuvo como centro de atención desde la Orientación Escolar, cómo se había transformado la misma a partir de la jornada única.

Si bien varios países en América Latina han reformado sus políticas educativas y han definido diversos modelos de jornada extendida como el caso de Chile, Argentina, Uruguay, Venezuela, México, por mencionar algunos, en el caso colombiano, sólo hasta el año 2014 se inicia el proceso transformación educativa para lograr en el año 2025 una cobertura total de establecimientos educativos con jornada única. Según datos del MEN, en las convocatorias 1, 2 y 3 de jornada única se vincularon 485 instituciones que están atendiendo a 502.720 estudiantes.

La experiencia en la Institución Educativa “Henry Daniels” ha contado con el acompañamiento del MEN, la Secretaría de Educación Departamental del Meta y la Administración del Municipio de Castilla La Nueva brindando unas condiciones idóneas para la implementación, sin embargo, una categoría que no ha sido valorada en los seguimientos que propone el MEN ha sido el tema de la convivencia.

Y es que la actividad académica aumenta con la jornada única, las áreas tienen más tiempo para desarrollar sus propósitos, pero en términos del desarrollo personal y la convivencia, lo que la investigación arrojó, es que la vida familiar, el desarrollo integral, y las interacciones sociales se trastocan generando inclusive un cambio cultural en las dinámicas cotidianas de las familias del municipio.

Esta afirmación surge al explorar las percepciones que tenían las familias, los estudiantes y los docentes sobre los tiempos fuera del contexto escolar y las actividades que podían o no, desarrollar en su tiempo libre. Asimismo se indagó por las relaciones entre el estudiante y su familia al pasar menos tiempo en el hogar y más horas al día en el colegio, evidenciando que la relación ha cambiado y se presenta menos comunicación.

La indagación que arrojó el ejercicio investigativo evidenció la manera como la convivencia escolar se vio trastocada con la implementación de la jornada única y cómo el pasar más tiempo con los docentes y estudiantes, generó en algunos casos mayor sensibilidad frente a una situación de conflicto desencadenando respuestas más agresivas o por lo menos reacciones más fuertes.

Otra categoría sobre la cual se indagó y cuya revisión se sugiere como una alternativa para el mejoramiento de la convivencia a partir de la sistematización de la experiencia, es lo relacionado con las prácticas pedagógicas. Una constante en la información recolectada fue el planteamiento de estudiantes y familias sobre la necesidad de transformar las prácticas de aula, generando un ambiente escolar con menos tensión y que posibilitara  profundizar en las competencias definidas en cada área, pero a través de acciones más dinámicas propuestas por los docentes.

La lúdica, el deporte, la cultura y la investigación, surgieron como alternativas de trabajo que desde la Orientación Escolar, se proponen como revisión, ajuste y actualización del currículo, en particular focalizando dos aspectos: las prácticas de aula; y las relaciones interpersonales generando un mejor ambiente escolar y promoviendo la sana convivencia.

Como producto del ejercicio investigativo se generó un compromiso institucional para ajustar las prácticas educativas y dar una respuesta más contextualizada e integral a la formación de los y las estudiantes, si bien se pasa más tiempo en la institución con la jornada única, se busca que el tiempo sea más agradable y de mayor calidad y para esto se promovieron ajustes curriculares, por ejemplo, la reorganización de las áreas para disminuir el número de las mismas distribuyendo su abordaje durante el año escolar.

El impacto de las acciones emprendidas está pendiente de sistematizar puesto que hasta ahora inicia su implementación, sin embargo, el solo ejercicio generó en la comunidad educativa y en particular en los docentes, un cuestionamiento sobre su práctica y cómo el ambiente escolar y la relación entre todos los miembros puede aportar al mejoramiento de la calidad educativa.


A manera de conclusión: la investigación y la Orientación Escolar

El campo de acción de la Orientación Escolar es un universo de posibilidades donde los enfoques, modelos y estrategias son muy diversos ante una gran variedad de situaciones, problemáticas y escenarios que hacen parte de los entornos escolares. Como se ha argumentado previamente, una de esas estrategias que se propone a partir del presente ejercicio, es que desde la Orientación Escolar se promueva y desarrollen acciones de investigación que por un lado legitimen la creación de conocimiento desde este campo disciplinar y por el otro se aproximen a la transformación y abordaje de sus contextos desde ejercicios de sistematización de su práctica.

No es un ejercicio fácil puesto que las dinámicas institucionales y la cotidianidad escolar limita los tiempos y el rigor que exige la investigación, sin embargo, en la medida en que este tipo de prácticas se incorporen en el quehacer del Orientador escolar, es posible posicionar con mayor contundencia una profesión tan necesaria e importante, al tiempo que se validan una serie de producciones, formas de intervención, metodologías y estrategias que son empleadas diariamente en las escuelas para abordar todo un conjunto de problemáticas o de líneas acción, pero que pocas veces son sistematizadas y divulgadas. La mejor manera de legitimar el rol del Orientador Escolar, es visibilizando sus prácticas y promoviendo la producción de conocimiento desde los profesionales de esta disciplina.




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TORRES, A. Prólogo del libro De jóvenes de Manuel Roberto Escobar, Constanza Mendoza, Marlen Cuesta y Gary Gari. Fundación Restrepo Barco, 2003



[2] Diego Fernando Pineda Montoya
Magister en Educación - Licenciado en Pedagogía Reeducativa
Institución Educativa ““Henry Daniels” ” ; Castilla La Nueva – Meta, Colombia; ieducativacastilla@gmail.com; Docente Orientador

La Construcción Colectiva como un Rasgo Distintivo de los Modelos y Estrategias de la Orientación Latinoamericana

Un Ejemplo de la Mesa-Red de Orientadores de Kennedy en Bogotá D.C.

David Pérez Cepeda[1]


Palabras Clave: gestión participativa, orientación escolar, participación, Bogotá

Inicio estas palabras señalando algo que pareciera una obviedad, y es que este texto-discurso tiene un lugar de enunciación, nace desde un punto de vista, una realidad-contexto social determinado, una vivencia personal muy particular, y un tiempo social y ontogénico único. Una perspectiva que se ha construido a través del encuentro con Otros que a vez se construyen. Y en ese proceso es difícil determinar hasta qué punto mis expresiones aquí representan a: Colombia, la Orientación, la Pedagogía, la Psicología, Latinoamérica, los mestizos-trigueños-morenitos, al Distrito Capital, a la clase media, a la mesa de orientadores de Kennedy, al colegio Kennedy, a Orientareddi, en este momento histórico; y hasta qué punto representan la unicidad de David Pérez-Cepeda aquí y ahora. Suena esto a angustia filosófica, pero nos permite resaltar con que si bien hay individualidades y particularidades, estas han pasado por un proceso colectivo.
***
En esta ponencia busco argumentar que los diferentes enfoques, modelos y estrategias de la orientación escolar en Latinoamérica son producto de construcciones colectivas, donde los enfoques/modelos participativos han sido altamente relevantes; para esto me sustentaré en que la orientación escolar (y su cuerpo teórico) se adapta constantemente a las necesidades de las comunidades, ilustrándolo con el modelo de gestión participativa implementado en el 2014 y 2015 en la mesa/red estamental de orientadores de Kennedy (Pérez y López, 2015) analizado a la luz de los once factores de Martin, Lauterbach y Carey (citados por Vera, 2016).
Se considerara la orientación escolar como un fenómeno pedagógico, de complejo campo teórico por su conformación histórica interdisciplinar (Bisquerra, 2005); sobresale de las ciencias pedagógicas por enfatizar en: atención personalizada, (Riart, 2009), prevención y consejería (Brooke y Brown, 2011), así como la orientación vocacional (Ikechukwu y Aluede, 2002); en general está centrada en desarrollar las potencialidades del educando para dar una identidad vocacional y ciudadana (Rascovan, 2014), y con el objetivo de apoyar el desarrollo integral de los educandos (Yuen, 2008). En esta conformación, con multiplicidad teórica y de funciones, resalta la necesidad de discutir sobre el posicionamiento profesional, la construcción epistémica y teórica; y especialmente el continuo mejoramiento de la práctica pedagógica (Gonzales, 2007). Tal es así que Peralta (2005) resalta la educación y la orientación son un proceso de ayuda en los aspectos del desarrollo del ser humano.
Bisquerra (2005) y Sanchiz (2009), argumentan que el principal referente de progreso teórico en Orientación Escolar fue Estados Unidos en el siglo XX, su fundación se atribuye al Vocational Bureau. Ribeiro (2013) le otorga a Parson la estructuración de la orientación profesional como una práctica social (educativa y laboral), a Truman Kelly en 1908 aporta la Educational Guidance integrando la orientación a los centros escolares. El asesoramiento psicológico o counseling de Carl Rogers en 1942 y Mathewson en 1955 resalta el carácter preventivo de la orientación. López (2005) resalta la orientación vocacional y la necesidad de prevenir el maltrato infantil en Estados Unidos en el siglo XX, y en la segunda mitad de ese siglo, los avances en psicometría estuvieron de la mano con la necesidad de detectar niños excepcionales en algunas áreas académicas, significativos aportes frente a la educación incluyente, aulas aceleradoras y la orientación para el desarrollo humano.
En España llama la atención el mayor desarrollo desde el ámbito legal, pues desde 1914 se establece el primer servicio de psicología aplicada a la actividad orientadora en España por iniciativa estatal, en 1970 se promulga la Ley General de Educación estableciendo como derecho el servicio de Orientación Educativa y Profesional, en 1990 se promulga la Ley Orgánica General del Sistema Educativo donde se establecen tres niveles de intervención (acción tutorial, departamento de orientación y asesoramiento) y en 2006 se proclama la Ley Orgánica de Educación ratificando y ampliando la intervención profesional en Orientación Educativa.
En nuestro contexto latinoamericano González y Ledesma (2009) plantean que el surgimiento de la Orientación se da en 1931 cuando Laurenco Filho crea el primer servicio de Orientación Profesional en Sao Paulo Brasil, seguido de la creación del instituto de selección y orientación Profesional del continente por el profesor Emilio Mira y López en 1947;  los autores argumentan que en cada país, los avances tienen diferencias significativas en cuanto a la inserción de la disciplina en las políticas públicas educativas, en el ámbito académico de formación superior y las propuestas investigativas. La adopción de ideas angloamericanas y europeas ha sido tendencia, pero también han surgido posturas más críticas, en palabras de Ribeiro (2013):

Las aplicaciones y adaptaciones de las producciones extranjeras… no pueden dar cuenta, pues su falta de comprensión de los fenómenos latinoamericanos no les permite intervenir en un contexto marcado por factores de desigualdad social e incertidumbre laboral”.

En Colombia, el distrito capital fue líder en el campo con los centros diagnósticos, que lentamente visibilizaron la necesidad de tener profesionales en las instituciones educativas. (Brunal, Esquivel y Perez, 2013). Molina Contreras (2004), cita tres momentos en la evolución del campo, el primero ligado a las tendencias de occidente y la necesidad de dar respuesta al contexto económico y efectiva adaptación de los individuos a los requerimientos del mercado laboral; un segundo momento enfocado en la necesidad de potenciar las capacidades de aprendizaje en los estudiantes (rendimiento académico, hábitos de estudio, procesos de atención y concentración) y detección de dificultades de aprendizaje, finalmente contempla la evolución hacia una perspectiva holística bajo los principios de prevención, desarrollo y atención a la diversidad en áreas afectivas, escolares, familiares y vocacionales del estudiante. Todos ellos centrados en la definición de la Orientación como un proceso de ayuda al individuo.
Mosquera (2006) resalta que (en Colombia) los orientadores “provienen de diferentes disciplinas como psicología, Psicopedagogía, Trabajo Social, educación especial, pedagogía, administración educativa, filosofía, sociología etc. Esta conformación interdisciplinar a nivel profesional y teórico, y plurinacional a nivel teórico y jurídico, resalta justamente el carácter de construcción colectiva (de muchos colectivos) de la orientación escolar como campo.
La concepción de la orientación escolar atraviesa este proceso histórico, y en la praxis cada profesional hace un esfuerzo por responder a las necesidades y particularidades de su comunidad académica. Tal es así, que es posible visualizar estudios en los que se analiza la implementación de algún modelo o estrategia de intervención que el mismo orientador ingenia para responder a una problemática particular. Asimismo, frecuentemente los establecimientos educativos y departamentos de orientación plasman en documentos institucionales su visión de la orientación y su materialización acorde con su comunidad: Plan de Orientación Anual, Proyecto de Orientación, Sistema de intervención psicopedagógica, plan de tutoría etc. 
El tomar en cuenta constantemente a la comunidad, plantea un complejo desafío a nivel metodológico haciendo necesario entrar en diálogo con diversos estamentos de la comunidad educativa (estudiantes, docentes, familias, directivos etc.); pero no para imponer problemáticas, necesidades y categorías analíticas. Sino para incluir los aportes y análisis de los miembros de las comunidades, llegar a acuerdos y consensos sin desconocer los desacuerdos y disensos.
Este tipo de construcciones sociales pueden considerarse política pública, entendidas según  Herrera y Acevedo (2004) como “el producto de tensiones sociales entre el proyecto dominante, o sea, quien se encuentra facultado legalmente para la toma de decisiones políticas, los grupos  sociales  que  presentan  demandas alternativas y diversos actores”. Según del Castillo (2012) para el sector educativo, estas políticas deben analizarse considerando la diferencia entre política (policy), resolver un problema público;  y políticas (politics) referido a la participación de distintos actores de intereses diversos para establecer acuerdos políticos.
Colombia en el primer artículo de su constitución se define a sí misma como participativa; y Bogotá ha venido implantando algunas instancias de participación en el sector educativo como una materialización de la democracia participativa, argumentando a través de la Secretaría de Educación Distrital (2013) que “el Sistema de Participación, desde sus inicios ha buscado elevar la calidad de la educación como una condición indispensable para avanzar en la construcción del Estado social y democrático de derecho”.
Con el decreto 293, la resolución 4491 de 2008 y la resolución 3612 del año 2010, con el principal objetivo del fortalecimiento de la política pública educativa a través del Consejo Consultivo Distrital y las mesas estamentales. En el desarrollo de las mesas se logra empoderar el rol del orientador, compartir experiencias, aprender entre pares académicos, y consolidar rutas de atención con entidades externas;  en otras palabras: "una forma de integrar ideas, reflexiones y prácticas en orientación escolar" (Ver: Torres Baquero, 2013). Tal es así que la estructura de la “mesa” es a modo de “Red”, en tanto que esta reconoce la conformación de redes sociales como parte de las iniciativas colectivas para dignificar la profesión docente y aportar al fortalecimiento del ejercicio profesional de los docentes orientadores (Ramos y Benavidez, 2011); en suma el desarrollo de prácticas de solidaridad social, climas de trabajo comunitario, espacios para la deliberación y el respeto por el pluralismo, son valores fundamentales para la construcción de una participación social activa (Ziccardi, 2004); el funcionamiento en –Red- es caracterizado por la autogestión, de modo que sus integrantes convocan, definen sus propios objetivos, proponen acciones, se diagnostican y se evalúan. (Rizo García, s.f.).
En la mesa/red estamental local de orientadores de Kennedy se implementó un modelo de gestión participativa materializada en el Plan Local de Orientación Anual (PLOA) 2014 con el fundamento de la Gestión Participativa Educativa, que tomando la terminología de Casasus (2000) se rigen por una visión democrática de la gestión, orientada a recursos humanos; frente a una visión autoritaria, orientada a resultados. Considerando que las aplicaciones participativas son especialmente aplicables en educación, debido a que desarrollan construcciones colectivas recogiendo intereses de diversos sectores de la comunidad (Cepeda, 2004). En este panorama teórico, la gestión participativa (en educación), tiene una serie de características dentro de las que podríamos resaltar: la coherencia con las aproximaciones de investigación tipo acción, acción participativa y liberadoras, que potencian la co-producción de conocimiento (Burns, y cols, 2014), el involucramiento de diversos actores (Velasco, 2000) incluso en los procesos de evaluación favoreciendo la inclusión de temas y estrategias acordes a las necesidades y aumentando la comprensión del programa (Aubel, 2000); mayor reconocimiento de la realidad local (Rivera, Kirkand y Berumen, 2013; Aubel, 2000); favorecimiento de procesos de transformación fortaleciendo la capacidad de gestión local (Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación [IIPE], 1998; Aguerrondo 1998) la organización permite el aprendizaje institucional (colectivo) y personal (van der Wal y Cols, 2014; IIPE, 1998); fomento del ejercicio de la democracia (participativa) (Barbosa 2009, Burns 2014); triangulación constante y análisis participativo de la información (Groupe URD, 2009); refuerzo de la estructura social e intensificación de la capacidad local (Groupe URD, 2009); conformación de grupos de discusión por parte de los subordinados (McDaniel y Ashmos, 1980) y la estructura de trabajo son “formas más eficientes de trabajo colaborativo entre sociedad y gobierno” (Rivera et al, 2013). Esta última característica es de vital importancia cuando se desenvuelve en el sector público, y parece ser coherente con la conceptualización de la SED (2013).
El modelo de gestión participativa implementado toma como base la descripción de la devolución sistémica de McKernan (2001); tal como lo enfatiza Baracaldo (2012), se inicia con el análisis de la comunidad y de la problemática. Sobresale la flexibilidad del modelo posibilitado por el seguimiento continuo (McDaniels & Ashmos, 1980), y la construcción colectiva de los objetivos y los criterios de calidad Velasco (2000). En el siguiente gráfico se diferencian las acciones con el colectivo en pleno (rojo) y las del nodo coordinador (blanco):

Sobresale la construcción colectiva de los criterios de calidad y los objetivos comunes a través de los ejes temáticos: pedagógico-académico, familia, socioafectivo y vocacional, que responden a una visión consensuada de la orientación escolar; y los ejes bienestar, posicionamiento político e investigación, referentes al funcionamiento y dinámica de la mesa-red.
Considerando los once factores propuestos por Martin, Lauterbach & Carey (citados por Vera 2016), es posible analizar el modelo desde una perspectiva más amplia dando cuenta del contexto en el que emerge y de sus principales influencias:
Factor 1: Cultura. El modelo es altamente coherente con el marco de las democracias participativas; el estilo refleja el sello del contexto latinoamericano que procura ser promotor de las soluciones colectivas, reconocedor del Otro, y con tendencia a elaborar estrategias propias adaptadas a las necesidades de la comunidad (en algunos casos descolonizadora y emancipadora).
Factor 2: Necesidades Nacionales. El fin último es responder a una comunidad atravesada por la desigualdad social y su consecuente violencia que genera. Otros modelos de forma más directa apuntan hacia la cultura de paz y postacuerdo. Se resalta el trabajo de las mesas de participación para responder al marco legal colombiano, y a las condiciones laborales propias del gremio.
Factor 3: Grandes Movimientos sociales. El modelo favorece la participación como movimiento social en el que la ciudadanía o la sociedad civil busca ser actor activo de las decisiones políticas, y en el ámbito investigativo, reconociendo los saberes y aportes de las comunidades.
Factor 4: Modelos de la Orientación escolar. En este caso se construyó un modelo alcance local que recogía las múltiples experiencias prácticas y posturas teóricas interdisciplinares, girando en torno de los ejes:
Pedagógico-académico, resaltando la principal fuente teórica de la profesión. Familia, visualizándose a sí mismo como el principal (o más comprensivo) puente entre la familia y el colegio.
 Socioafectivo, desde una perspectiva del desarrollo de esta dimensión humana, que se expresa también en lo convivencial y sexual.
Y vocacional (independizado de lo académico), con una mirada desde proyecto de vida y desarrollo humano. Se resalta que en todos los ejes se aborda principalmente con estrategias personalizadas, así como grupales, focales y comunitarias; donde la salud mental es una preocupación constante.

Factor 5: Marco regulatorio: El modelo resalta que el marco jurídico colombiano está marcado por la ambivalencia en tanto que múltiples normas con intencionalidades y contextos diferentes asignan funciones y responsabilidades (muchas veces desconociendo el campo), y no existe una reglamentación unificada.
Factor 6: Características del sistema de educación pública. El modelo se desarrolló justamente en el sector público; por lo que es posible resaltar algunas particularidades de la educación oficial que influyeron en el modelo, a saber: la división geopolítica que genera un contexto local, el contacto con población vulnerable, afrontar la cobertura y la garantía del derecho a la educación, y especialmente la existencia de un sistema de participación que permite que el docente orientador tenga un rol activo en la formulación de la política pública y en la elaboración del modelo.
Factor 7: La profesión de la orientación para el caso colombiano. Por los criterios de ingreso el cargo es ejercido desde múltiples disciplinas y profesiones. No existe titulación de pregrado en orientación escolar, aunque puede encontrarse la carrera de psicopedagogía y cierta oferta de postgrados; el docente orientador cuenta con  espacios de formación continua, en ocasiones con el apoyo del estado, y por medio de las mesas de participación, espacio de actualización constante y reflexión pedagógica.
Factor 8: Investigación y evaluación. El modelo es fruto de uno de los tantos procesos investigativos que adelantamos los orientadores; y si bien muchos autores influyentes son de Estados Unidos, España y Argentina, existe una creciente cultura investigativa en la que se desarrollan estudios considerando las necesidades particulares del contexto y evaluando las estrategias de intervención como desarrollos propios. El proceso se evaluó con la comunidad según los criterios de calidad (construidos colectivamente): pertinencia viabilidad e impacto. En general el modelo obtuvo una calificación favorable.
Factor 9: Profesiones relacionadas. Dado el carácter interdisciplinar de la orientación escolar (y del fenómeno educativo) las profesiones de los docentes orientadores son variadas provenientes del área de la educación y de las ciencias sociales siendo la Psicopedagogía la profesión más relacionada con la Orientación Escolar (Ver Pérez y López, 2015), lo que es coherente  con las posturas de Riart (2009), que resaltan el carácter escolar, o dicho de otro modo, sus principales fuentes teóricas son la psicología y la pedagogía.
Factor 10: Las organizaciones o coaliciones de organizaciones no gubernamentales de la comunidad. La ciudad de Bogotá tiene un rol protagónico con la mesa distrital de orientadores como promotor del gremio, no obstante faltan mayores esfuerzos por la consolidación del gremio, especialmente en el sector privado.
Factor 11: Percepciones de los actores locales. Por ser de corte participativo, constantemente se indagó la percepción y los saberes de nuestros pares, de modo que el modelo de gestión y el plan local de orientación anual, reflejan la conceptualización de la orientación escolar a la luz de la teoría (interdisciplinar) y la práctica (multi-institucional); sin embargo no se indagó directamente por otros actores. En general se percibe un clima de altas expectativas hacia el orientador escolar.
En conclusión: la construcción colectiva es una estrategia de impacto para generar diferentes enfoques y modelos de la orientación escolar latinoamericanos en función de las comunidades y de la teoría interdisciplinar y pedagógica. El estilo participativo es especialmente útil para este fin. Se requieren múltiples enfoques y modelos de la Orientación para dar respuesta a la diversidad de comunidades latinoamericanas.
Se esperan numerosas investigaciones que resalten la especificidad y particularidad de la orientación en los contextos locales; y asimismo estudios que identifiquen las tendencias generales. Muy especialmente se invita a la comunidad de investigadores a realizar estudios de acción participativa y sobre las aplicaciones de la gestión participativa educativa en la orientación escolar.



















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[1] David Pérez Cepeda. davidperezcepeda@gmail.com. Orientareddi .Colombia