III CONGRESO VENEZOLANO DE ORIENTACIÓN
Bolívar, 16 y 17 de junio de 2022. Venezuela
Autora:
Ortega
González, Zulay del Carmen
Universidad
del Zulia. Núcleo Costa Oriental del Lago (Venezuela)
zulortgon@gmail.com
Objetivo: se
pretende comprender, desde su cosmovisión, la resiliencia y actitud optimista o
pesimista de las mujeres participantes de esta investigación en los espacios
donde comparten sus problemáticas. En tal sentido, la orientación comunitaria
es un marco referencial para ayudar, colaborar y mediar. Por consiguiente, esta
investigación se direcciona a una orientación vinculada comunidad, en el
conjunto disciplinar de las ciencias sociales, centrado en la persona como el
eje principal.
La población en estudio se compone de un grupo
de mujeres residentes de un barrio de Zaragoza en España. Las mujeres están
expuestas a vulnerabilidades como resultado de las prácticas del sistema
social, las cuales asignan a hombres y mujeres roles distintos según su sexo
biológico; es decir, en el otro no reciproco (Beauvoir, 1949/2018). En cuanto a
lo metodológico, el estudio se realiza bajo el paradigma interpretativo,
cualitativo y etnográfico a través de relatos de vida, específicamente, las
historias de vida temática centrada en la voz de las mujeres.
Se
concluye, que las mujeres, al sentirse escuchadas, pueden propiciar el
acercamiento consigo misma y con otras mujeres, a través de sus narrativas. El
apoyo social, la fortaleza interna, la autoestima, la disposición en el hacer,
las habilidades favorecen la afirmación resiliente.
Palabras claves: resiliencia, optimismo, pesimismo,
orientación comunitaria, relatos de vida.
Introducción
No
es posible creer que la vida se termina con el pasar de los años; hasta el
último día el ser humano se encuentra en proceso de búsqueda de soluciones a
sus diarios problemas. De ahí, que el atender a las mujeres, en la oportunidad
de darles un espacio en el cuidado de sí mismas, con espíritu proactivo
asumiendo la vida y trabajando con las consecuencias de sus decisiones. “Hablar
de la experiencia dolorosa y ‘moverse a través de ella’ ayuda al individuo a
desarrollar el coraje necesario para reconocer las propias imperfecciones” (McRobbie,
2020, p. 81).
Por
lo tanto, las mujeres a lo largo de la vida han acumulado experiencias, acordes
a su ciclo vital, lo cual conlleva el adquirir competencias para afrontar con
éxito las múltiples adversidades. La resiliencia tiene mucho que ver con la
actitud individual de ver la vida, el optimismo y las circunstancias propias de
la experiencia. Aunado, que, con el paso de los años en todas las facetas del
desarrollo humano, se aceptan las pérdidas, pero reconociendo las ganancias. Sin
embargo, en el caso específico de las mujeres no todas las personas en una
sociedad tradicional o conservadora se adaptan al cambio de paradigma y siguen
sujetadas a “corresponder con los estereotipos y ser valoradas como bien
portadas, muy trabajadoras, jóvenes eternas, bellas escultóricas, silenciosas…”
(Lagarde, 2020, p. 33). Además, las mujeres que en el día a día llevan una
doble o hasta triple jornada laboral fuera de casa devengando un sueldo y la
otra jornada la cual se corresponde con el resto de su tiempo y muchas veces
sin descanso, y sin atención a su salud física, mental, relacional y
espiritual.
En consecuencia, las mujeres poseen diversas
experiencias a lo largo de su vida, en donde han tenido que superar situaciones
con mayor o menor grado de dificultad, fomentando así su resiliencia y
optimismo. Por ello se quiere comprender; ¿cómo han enfrentado las adversidades
en sus vidas, siendo resilientes, con actitud optimista o pesimista? Partiendo
de allí, y en directa relación con la literatura especializada en resiliencia y
optimismo, se desarrollan los siguientes epígrafes.
Resiliencia
En
este primer apartado se presentan diferentes perspectivas teóricas relacionadas
con la Resiliencia. De acuerdo con la concepción francesa esta es la “capacidad
para salir indemne de una experiencia adversa” (Tierno, 2007, p.102),
aprendiendo de esa situación y teniéndola como una oportunidad para mejorar. En
cuanto a la concepción norteamericana del constructo, Bonanno (2004) indica que
es más restringida, ya que sólo consideran el proceso de ayuda a la persona a
mantenerse fuerte ante el trauma, diferenciándolo del concepto de crecimiento
postraumático (Vera, Carbelo y Vecina, 2006).
Continuando
con la conceptualización del constructo, Vera et al. (2006, p. 40) señalan que
la resiliencia “se enmarca dentro del paradigma de la Psicología Positiva
puesto que busca comprender los procesos y mecanismos que subyacen a las
fortalezas y virtudes del ser humano”, la capacidad para mantenerse fuerte, durante
ese evento difícil (Carretero, 2010).
En esta misma línea, los estudios
de Cornellà y Llusent (2014), subrayan la importancia en el trabajo de áreas
potenciadoras de la resiliencia en el ámbito educativo, las cuales también se
pueden trasladar a otros contextos con el objeto de lograr mayores cotas de
resiliencia tanto a nivel individual como incluso grupal. Se presentará a continuación una breve
descripción de esta:
·
Tener
un sistema de apoyo: se trata de crear redes sociales que se conviertan en referentes
en situaciones para enfrentar las adversidades.
·
Poseer
consistencia en su entorno. Es aprender de la cultura que le rodea para que
exista una coherencia con su vida.
·
Ser
socialmente competente, responsables, y con preocupación por los otros. Trabajar
en actividades que le propicien la adquisición de habilidades sociales, ya sea
para descubrir que las poseen o para darse cuenta cuales son las habilidades
por desarrollar.
·
Fomentar
la autoestima: es darse cuenta qué aspectos particulares afectan su autoestima,
se vuelve a reseñar que va más allá de la conducta, ya que se basa en la
aceptación de la persona y en conocer sus cualidades y sus recursos personales.
·
Poseer
buenas habilidades de comunicación, sentido del humor, autonomía e
independencia.
·
Poseer
habilidades de resolución de problemas y desarrollar alternativas en las
situaciones adversas. Las decisiones basadas en una escala de valores, pero con
conocimiento, responsabilizándose de sus actos con lo cual se permite respetar
a los demás.
·
Tener
la habilidad del pensamiento abstracto y reflexivo.
·
Realizar
planes y fijar metas.
·
Creer
en el fututo
Optimismo
Carver
y Scheier (2001) exponen que, los conceptos de optimismo y pesimismo vienen del
conocimiento popular. En lo que respecta a las definiciones de estos en los
diccionarios la idea subyacente es el planteamiento de las expectativas, ya sea
en dirección positiva o negativa del futuro. Por consiguiente, existe una interrelación
entre los constructos optimismo, pesimismo, expectativas y motivación. En
cuanto a la motivación, esta influye en las conductas de las personas para el
logro de una meta o la evitación de la misma.
Dentro
de este orden de ideas, Abele y Gendolla (2007) afirman que, el optimismo
disposicional es una expectativa generalizada para obtener resultados positivos
a futuro; produce un efecto adaptivo y benéfico. Una de sus manifestaciones es
un pensamiento flexible, evidenciando un recuerdo de la información relevante
en su persona y manteniéndose relativamente estable en el tiempo al extrapolar
patrones similares a otras experiencias.
En
esa misma línea de ideas, Tierno (2007, p. 111) al hablar acerca de una persona
optimista señala que “tiene tendencia a pensar, sentir y esperar que el futuro
le proporcione bienestar y experiencias favorables y gratificantes”; además
tiene gusto de compartir su dicha con otras personas que sean positivas. La
persona optimista está consciente de los debacles de la vida, también de las
cosas buenas que la misma presenta, así como de la oportunidad de aprendizaje
existente en toda ocasión. Abundando acerca del punto, Avia y Vázquez (1998, p.
14) aseveran que dicha persona se centra en “el optimismo, el bienestar y las
emociones positivas”, tanto cuando hay una buena situación o si existe un revés
en la vida.
Dentro de este marco, Jackson,
Pratt, Hunsberger, y Pancer (2005), señalan que el optimismo disposicional es
una esperanza de logro generalizada, moverse hacia las experiencias y los
logros positivos, relacionado a la autorregulación saludable. En este sentido,
cuando acontecen hechos desfavorables las expectativas positivas crean
esfuerzos dirigidos al logro de la meta; en caso que pueda alcanzarla reduce
los esfuerzos, caso contrario los pesimistas tienen una percepción negativa de
la vida (Scheier y Carver, 1985). La persona mira la vida a través de las
oportunidades que ésta le ofrece y no personaliza los inconvenientes sino los
considera como hechos que ocurren los cuales puede abordar y buscar una solución
o bien reorganizarse en otras.
Optimismo y Resiliencia
En
lo que respecta a cómo se aprende el optimismo, Tierno (2007, p. 119) plantea
que “el optimismo o el pesimismo de los padres se contagia y se transmite a los
hijos como por vasos comunicantes”; los hijos o las hijas perciben los estados
de ánimo de los padres y/o madres ya sea que sean vitalistas, optimistas o
depresivos, catastróficos. En este sentido, tanto en la niñez como en la
adolescencia son vulnerables y pueden convertirse como personas adultas en la
copia del estado emocional dominante en sus padres. En este sentido, para Avia
y Vázquez (1998) es importante diferenciar entre emociones positivas y estados
de ánimo, por cuanto los últimos son más duraderos, globales y no están
relacionados con una razón aparente, en cuanto a las emociones si están conexos
a un objeto identificable.
En
función de prevenir la sintomatología depresiva en adolescentes, Piko, Kovacs,
y Fitzpatrick (2009) realizaron un estudio entre 881 adolescentes de 14 a 20
años de la población no clínica de Hungría para examinar el rol de los factores
de protección en tres aspectos: padres, escuela, individuos y sus relaciones
con la sintomatología depresiva. Entre los factores individuales de protección
el optimismo, es decir, la tendencia de tener expectativas acerca de la vida y
de los alrededores sociales, se ha encontrado que es factor clave en el
desarrollo y mantenimiento de la resiliencia actuando como un mecanismo de
protección importante en contra de la sintomatología depresiva. De allí que se considera que
prevenir la sintomatología depresiva en adolecentes tiene una profunda
influencia en la mórbida posterior en los adultos, en su calidad de vida y en
su mortabilidad.
En
este mismo orden de ideas, Brissette, Scheier, y Carver (2002), consideran que los optimistas
pueden superar más efectivamente lo estresores pues usan diferentes estrategias
para la superación, tienen redes sociales de soporte más que los pesimistas; esas
diferencias en la superación contribuyen a una asociación positiva entre el
optimismo y un mejor ajuste; es decir, ese contraste en la superación del
optimista se ubica en un mejor ajuste a los eventos estresantes de la vida por
poseer un soporte a través de las redes sociales. Estos
mismos autores afirman
que el optimismo, las redes sociales de soporte y el ajuste pueden ser útiles
para diversas poblaciones. La autorregulación da la mano a la resiliencia como
la capacidad de respuesta inherente al ser humano, a través de la cual se
generan respuestas adaptativas frente a situaciones de crisis o de riesgo.
Para
la presente investigación, se plantea la necesidad de que las mujeres propicien
actividades que les incentiven a “salir más de casa, hacer ejercicio físico, ir
a bailar o cualquier actividad” (Tierno, 2007, p. 122) para salir de la desidia,
del lamento y el pesimismo. En este orden de ideas, Avia y Vázquez (1998)
plantean la importancia del optimismo, la ilusión y las emociones positivas
para que la persona, en este caso las mujeres, desde su niñez hasta su senectud,
lleve una vida que concilie con su entorno familiar los cuidados a los/as otros/as
y su autocuidado y sean estas características propias de las mismas mujeres.
Las
personas optimistas tienen bienestar psicológico, poseen estrategias de
afrontamiento para ajustarse a los eventos de vida estresantes y por sus
habilidades de generar más redes de soporte. En consecuencia, es de suma
importancia promover la resiliencia en las mujeres a fin de producir una mejor
calidad de vida.
Metodología
Objetivo del estudio: se pretende
comprender, desde su cosmovisión, la resiliencia y la actitud optimista o
pesimista de las mujeres participantes de esta investigación en los espacios
donde comparten sus problemáticas. En esta investigación se utiliza una
metodología cualitativa de tipo etnográfica, “por ello busca la
mayor proximidad a la situación y el contacto directo con los participantes
para captar su perspectiva personal, alineándose con su propia realidad, y compartiendo
sus experiencias y sus actitudes” (Bisquerra, 2009, p. 330). En el trabajo de
campo la técnica de recogida de los hallazgos es a través de los relatos de
vida; “el verbo “contar (narrar) es aquí esencial: significa que la producción
discursiva del sujeto ha adoptado una forma narrativa” (Bertaux, 2005, p. 36),
mediante entrevistas semiestructuradas. Se
centra en sus experiencias vitales para conocer su realidad social, de cómo han
sido resilientes, sus realidades cotidianas como personas optimistas y/o
pesimistas. Arraiz y Sabirón (2012) explican que, los enfoques narrativos a la
orientación en general ponen énfasis en el significado, desde sus experiencias
en distintos contextos culturales y se utilizan como criterios de análisis
existencial presente y futuro. El
lenguaje permite la acción de construir su mundo en base a las ideas que
compartan. Este diseño permite que vayan emergiendo categorías, tras el
análisis de sus discursos, para poder construir durante la investigación el comprender
la resiliencia y el optimismo en las mujeres. Las
participantes seleccionadas son 12 mujeres, cuya franja de edades oscilan entre
20 años y 58 años, las cuales representan el fenómeno a investigar. Todas ellas
son residentes en un barrio de Zaragoza en España.
Resultados
A
continuación, en la tabla 1 se señalan los resultados de la categoría
resiliencia vinculada a subcategorías y el descriptor correspondiente a cada
una de ellas. A partir de los extractos de los relatos de vida de las 12
mujeres participantes.
Tabla 1. Relación categoría, subcategoría y descriptor.
Categoría: Resiliencia |
|
Subcategoría |
Descriptor |
Afirmación
resiliente |
Es la
respuesta que se identifica en la forma de hablar de la persona, según
Grotberg, (2006). En los siguientes aspectos: apoyo social; fortaleza
interna; dispuesta hacer y habilidades. |
Repuestas
optimistas |
Se agrupan
en esta categoría las verbalizaciones optimistas en algunas áreas de la vida.
Que para Seligman (2004) puede proteger de la depresión, aumentar el
sentimiento de bienestar. |
Posición
pesimista |
Cabe destacar
que, el solo pensar que nada tiene importancia es suficiente para para no
actuar. |
Fuente:
Elaboración propia (2022).
Discusión
En el análisis
de los hallazgos se realiza una triangulación con el fin de
fortalecer la credibilidad y la confirmación de la investigación. La construcción
de la triangulación se realiza en tres posiciones diferentes, es decir, las
posiciones de algunas teorías en resiliencia, optimismo y pesimismo, las voces
de las 12 mujeres españolas entrevistadas y la perspectiva de la investigadora.
Por lo tanto, la
investigadora dialoga con
los significados revelados en las entrevistas de las mujeres participantes, en
la medida que se puedan generar comprensión del lugar, el tiempo, las
circunstancias y las intensidades de esas experiencias; a través de los relatos
reales de la hermenéutica de la deconstrucción.
Por lo extenso que significan las
entrevistas, se han seleccionado unos extractos como ejemplos representativos y
se ha pretendido hacer una cita de cada una de las protagonistas a fin de
honrar su participación en develar sus relatos de vida.
Afirmación resiliente, vinculada a:
-
Apoyo social
Vincularse con
otras personas y enriquecer lazos afectivos promueve la resiliencia. “De hecho,
parece casi imposible ‘superar’ la adversidad sin la presencia de los afectos”
(Henderson y Milstein, 2003, p. 33). Estos referentes pueden ser: madres y/o
padres, orientadores y docentes, otra persona que se convierta en un/a tutor/a.
En los relatos de las mujeres entrevistadas los sujetos que se repiten como esa
persona que brinda el apoyo son las madres, abuelas, tías o madrinas, alguna
compañera de trabajo. También el padre y el esposo, en menos medida cuando
existen. Como ejemplo, tenemos el extracto de la entrevista de Margarita, 48
años, cocinera en un bar-restaurante que regenta junto a su marido. Relata lo
siguiente:
“…con el trabajo mío y de mi marido,
fruto de que no hemos derrochado en la vida, sabemos lo que hemos tenido y
había que guardar. Desde luego, porque nuestro trabajo no es de todos los meses
recibir un sueldo, aquí el negocio es oscilante si la gente tiene gasta y si no
tiene no gasta, hay una diferencia entre la gente en los primeros de mes y
finales de mes…” (Margarita, 48 años, cocinera en un bar-restaurante).
-
Fortaleza interna
Encontrar
experiencias significativas donde la persona asuma una cuota de responsabilidad
por lo que ocurre en su vida, permite la oportunidad de comenzar de nuevo,
planificar, fijar metas atentas a la realidad con su activa participación. En
el autoconocimiento incide en reconocer las características resilientes que en
la vida cotidiana que pasan desapercibidas. Se cita como ejemplo, un extracto
de la entrevista de Laia, 20 años, entrenadora fitness en gimnasios.
“…Yo pensaba que no podía, que no
iba a encontrar nada, iba a estar, así como un poco que no sabía que bien
hacer, pero ¡por fin he encontrado estar feliz! Y como consideraba que no
encajaba, ahora sí encajo en un sitio. Que realmente no me arrepiento de nada,
no me arrepiento.
…” (Laia, 20 años, entrenadora en gimnasios).
Las
exigencias de formación y dominio de estrategias para la búsqueda de empleo es
lo que sustenta mencionado relato de Laia, su primera formación con la
intensión de incorporarse al campo laboral fue realizando de curso de
maquillaje y esteticista, el cual culminó, pero no le satisfacía en lo
personal. En contrapartida al afrontar la situación, buscó una nueva formación
combinada con la experiencia como usuaria de un gimnasio, ve en esa práctica
una posibilidad tangible y acorde a sus intereses de su realidad ocupacional
que le conlleva a sentirse bien con lo que hace, en dedicarse a trabajar como
entrenadora fitness. “Enseñar habilidades para la vida, construir su propia
eficacia: los alumnos identifican las habilidades que pueden servirles para
evitarse problemas en el futuro y luego las aprenden” (Henderson y Milstein,
2003, P. 49). Así mismo, Busot (1995) señala que las experiencias en un área ya
sea de un trabajo o unas prácticas relacionadas a un oficio que puede incidir
en el descubrir su propia vocación, pues la persona se visualiza realizando
esas tareas desde su autoimagen aunado a las acciones que puede hacer para que ese
concepto de haga realidad.
-
Dispuesto hacer
El planear no
solo para mañana sino a largo plazo, estableciendo expectativas y con cuáles
recursos cuenta para alcanzar las metas. Hay que considerar las posibles
adversidades a las cuales se va a enfrentar. “Una característica particular de
la resiliencia es que podemos activar los factores independientemente de las
experiencias adversas” (Grotberg, 2006, p. 34).
“…Yo le dije, a ver, la pregunta no
era si quieres tener hijos ya. La pregunta era ¿quieres tener hijos? ¿te ves
con hijos algún momento de tu vida? ¿te ves con hijos? Y no lo sabía, no era
para ya, no era mañana nos ponemos a tener un niño. Exactamente ¿te has planteado tener hijos? y que no lo sabía.
Piénsatelo, vale, en breve porque ten en cuenta que a veces puedo quedarme
embarazada en dos meses como dos años y si depende de lo que decidas y lo que
tarde yo, yo me planto cerca de los cuarenta años siendo madre, a lo mejor a
los cuarenta no me apetece ser madre. Quiero un ritmo de vida más tranquilo no
en la vorágine de pañales, de dormir, las extraescolares de colegio, de
adolescentes a los sesenta. Entonces se lo planteé, la relación acabó antes que
me diera ninguna respuesta así que la siguiente pregunta que me hago, si
<< ¿quiero ser madre sola?>>, plantearme la inseminación, si me lo
he planteado…” (Carla, 34 años, Ingeniera Técnico Industrial).
Las mujeres
están expuesta a vulnerabilidades del resultado de las prácticas del sistema
social, que asigna a hombre y mujeres roles distintos según su sexo biológico,
es el otro no reciproco (de Beauvoir,
1949). Por lo tanto, el silencio de quien fuera su compañero estable de
convivencia, es una violencia asolapada. Guardia (20118) reseña que, es una
forma de ejercer la violencia desde la tiranía emocional “no expresa
sentimientos, no ofrece apoyo” (p. 9). Sin embargo, Carla se plantea la
posibilidad de otras opciones y las consecuencias de no hacer los cambios
necesarios.
-
Habilidades
La habilidad
para la adaptación tiene un papel significativo en las actividades de la vida
cotidiana, pensar antes de actuar, considerando los sentimientos de los demás
con empatía y reflexionar sobre el propio comportamiento, las cuales son
habilidades para la vida que transcienden en la familia, la escuela y otras
esferas de la vida.
“…cuidarme, estudiar, comportarme, cuando estás en un
internado tienes una vida muy estricta, porque los profesores que nos cuidaban
en los internados, tenían una responsabilidad de que no nos pasará algo. Al día
de hoy ha sido lo más bonito, los chicos vivían en la primera planta y las
chicas arriba, en la segunda planta, no era chicas con chicos, no, ya se notaba
la diferencia en el sentido los chicos abajo, las chicas arriba, han sido
tantas risas, tantas risas de diversión, claro, jugabas en el patio del
instituto, a ver, aquí tenías hasta comida…” (Ana, 47 años, Ingeniera textil).
Grotberg
(2006) explica que,
“sin importar cuál sea nuestra edad, el uso de los factores resilientes hoy nos
preparará para el mañana” (p. 57). Ana, a pesar de separarse de su familia para
poder seguir estudiando construye confianza en sí misma, aunque reconoce que el
ambiente es exigente pondera en positivo el estar junto a otras personas de su
edad; es decir, se concentra en sus experiencias no en el conflicto, mantiene
una actitud positiva.
Repuestas optimistas
La forma en la cual la
persona explica los eventos positivos o negativos determinan si él o ella es
optimista o pesimista (Seligman, 1991). Para Roberts, Brown, Johnson y
Reinke (2002) la concepción del optimismo se define en términos de estilo
explicativo: como una persona piensa en la causalidad de un evento, es decir,
un optimista es una persona que ve el fracaso como un caso temporal y no como
una falta directa de él o ella.
“…he recibido
mensajes y me molestan mucho del tipo de que si conoces a alguien es como:
<< ¡Ah!, qué alegría, vas a rehacer tú vida, vas a ser feliz>> y
esos me molestan muchísimo, creo que el ser feliz no depende de conocer a
alguien, de hecho, yo creo que conozco gente que es muy infeliz por estar con
una persona equivocada, entonces, eso me molesta mogollón, de hecho, sí he
tenido, hay cosas, tipo algún ligue que no he contado a la gente cercana porque
paso del rollo de << ¡Oh, por fin vas a ser feliz!>> no [risa]…” (María,
44 años, Licenciada
en Ciencias Matemáticas).
Esta
participante revela, el reconocimiento de su valoración, la estima que su yo en
conexión en sí misma y no está supeditada en el otro. Lagarde (2020) afirma que
muchas mujeres conservadoras o modernas, perpetúan la idea de felicidad y una
autoestima alimentada por su relación con los otros, como sobrevalorando a las
mujeres con o sin compañía masculina. “A nivel individual como primer paso
simultáneo, es recurso primordial para la autoestima que cada mujer construya
su autoconciencia acerca de su propia autoestima” (Lagarde, 2020, p. 66).
“…la primera vez que comí de lo que
sobraba las mesas de los restaurantes porque ya me moría de hambre y no me
llegaba el dinero, se me había acabado. Eso fue cuando yo estuve en la
hostelería, y fui ahorrando un poquito para los estudios y al año siguiente me
puse a estudiar Naturopatia…” (Blanca,
36 años, quiropráctica).
“…yo iba para química me gustaba la
química sacaba buenas notas y dije: <<ah, pues venga>>. Al final
dije: <<no puedo, no puedo>> pues me imagine mi futuro sentada en
un laboratorio todo el día y dije: <<no puedo>>, sí estoy sentada
que sea dibujando que es algo que me gusta mucho y hubo pelea, pero al final
conseguí salirme con la mía y me fui a estudiar arte.” (Jade, 25 años, ilustradora).
“…quiero decir, es un pasaje de mi
vida que no estoy rebozando en él, pues porque no quiero y ya está. Esto ha
pasado, esto he sufrido, vale, ya está y a otra cosa, para adelante…” (Eva, 47 años, dueña y administradora de un
restaurante).
En
los extractos de los relatos de vida de estas tres mujeres españolas, se
encuentran testimonios de resiliencia y optimismo, en el desarrollo del
pensamiento crítico y resolución de problemas necesarias para enfrentar los
desafíos. Como afirma Seligman (2004) “lo que sí es crucial es lo que uno
piensa cuando fracasa, usando la fuerza del <<pensamiento no
negativo>>. Poder modificar las cosas destructivas que uno se dice para
sus adentros, cuando se atraviesa por uno de tantos contratiempos como la vida nos
depara, es la habilidad clave del optimismo” (p. 30).
Respuestas pesimistas
Seligman
(2004) señala que si se considera en términos de siempre y nunca, se le otorgan
características duraderas, puede que el pesimismo sea duradero. Se vincula al
siguiente relato:
“…Yo he pensado
siempre cuando la soledad la quieres, es bonita, pero cuando es impuesta, hay
muchos momentos que duele. Entonces, yo ahora llevo mucho tiempo sola, tuve una
relación de un año y pico con D. pero ahora mismo no estoy abierta a estar con
nadie…” (Luna, 56 años,
monitora de comedor).
En
el caso que la pauta sea circunstancial o transitorias del pesimismo, “los que
entienden que las razones de que pase algo bueno son circunstanciales pueden
derrumbarse incluso cuando les vaya bien, porque creen que el éxito se debió a
pura carambola” (Seligman, 2004, p. 68).
“…a mí no, o
sea, quizá le ha podido dar resultados a otros, pero a mí, dentro de mí, no me
ha resultado satisfactorio, porque me convierte [silencio] es que incluso
acabas dando miedo, acabas dando miedo, me convierto en un Rottweiler
[silencio]…” (Selva,
49 años, psicopedagoga).
“…La gente que dice: << ¡ay,
que la vida es muy corta!>>>, a mí me se me está haciendo eterna, se
me está haciendo muy larga y tengo muchísimo miedo a tener los genes de mi
abuela y vivir hasta los cien años, es que no me apetece nada, no me apetece
nada vivir tanto tiempo, nada de nada. ¿Yo soy prescindible? o sea, que yo soy
prescindible totalmente, no creo que nadie me echase de menos…” (Alejandra, 53 años, ama de casa).
Estos
testimonios se revelan las emociones cuando invade la aflicción, una de las
dificultades es la rumiación de pensamientos negativos, que puede conducir a la
depresión. Martin Seligman (2004)
hace hincapié que, los pesimistas se refieren a causas transitorias ante los
acontecimientos de la vida cuando se cree que la razón es: humor, esfuerzo,
algunas veces. Se sienten tristes, se les quita las ganas de vivir.
Cuando uno atraviesa un estado de ánimo pesimista,
melancólico, está pasando por una versión suave de un desorden mental más
grave: la depresión. La depresión es el pesimismo agudo, y para comprender el
pesimismo, que es un fenómeno sutil, tenemos que observar su grado más extremo,
la depresión (p. 80).
“…Entonces, esa época la pasé muy
mal por el hecho que estaba asustada ¡vaya! porque yo sabía que quería estudiar
la carrera de maestra y no sabía si me iba a ser posible por las notas.
¡Historia y Matemáticas! se me daban horrible. A ver, te digo horrible y las
aprobé, o sea, no me gustaban tanto como las demás, pero no me gustaba,
entonces, Matemáticas sobre todo horrible…” (Bea, 25 años,
maestra de infantil).
Según esta perspectiva, el relato expuesto por
Bea, se relaciona con la búsqueda de respuestas acerca de los niveles de
optimismo disposicional, Fischer y Chalmers (2008) realizaron un estudio
empleando la Prueba de Orientación para la Vida (LOT, Scheier y Carver, 1985)
en 22 países. En general, en los participantes que parecieron ser
optimistas se distinguió entre gran optimismo y poco optimismo, donde el poco
optimismo se relaciona con las expectativas específicas de los resultados
positivos. El optimismo más abstracto, sin situaciones específicas, se puede
relacionar con la espera de resultados positivos. Este concepto más amplio
permite a la sociedad funcionar apropiadamente mostrando niveles de optimismo,
lo cual parece ser casi universal. No obstante, se encontró unas pequeñas, pero
consistentes diferencias relacionadas a los autoconceptos y los estilos de
pensamiento.
Conclusión
El objetivo
propuesto fue comprender, desde su cosmovisión, la resiliencia y la actitud optimista
o pesimista de las mujeres participantes de esta investigación en los espacios
donde comparten sus problemáticas.
Se invirtieron esfuerzos en la identificación de la vulnerabilidad y los
factores de protección que inciden en los efectos negativos de las
circunstancias adversas de la vida, los cuales pueden estar asociados a la
comunidad, a la familia y a la propia persona. Un recurso de protección es la
autoestima, el optimismo, el apoyo social (Henderson y Milstein, 2003; Bonanno,
2004; Cornellà y Llusent, 2014; Grotberg, 2006), los cuales modifican los
efectos del riesgo en una dirección positiva.
Las
protagonistas o participantes relatan algunos acontecimientos que les han
ocurrido en torno a hechos cotidianos, en los mismos han develado sus
fortalezas y aspectos por mejorar, desde su ámbito personal y el contacto con
otras personas cercanas o ajenas de su sistema más próximo. Desde las
comunidades “la participación del orientador para el desarrollo endógeno de la
comunidad” (Pachano y Vázquez, 2008, p. 37) pueden recuperar espacio
para la convivencia y realizar las actividades que les gustan y descubrir sus
potencialidades. Además, y en especial con otras mujeres que promuevan lo que
Simone de Beauvoir (1949/2018) denomina complicidad inmanente, intercambian
confidencias y recetas; se unen para crear una especie de contra universo cuyos
valores predominen sobre los valores de la competencia, “unidas encuentran
fuerzas para sacudirse sus cadenas” (de Beaurvoir, 1949/2018 p. 641).
Tal como expone
Woolf (1929/2013), es importante para las mujeres tener un cuarto propio, donde
contar con propios recursos que les permitan conocerse, escucharse, divertirse,
incluir en su vida, por ejemplo, una actividad física que rompa con la rutina
de la casa o del lugar de trabajo; este “cuarto” se convierte al mismo tiempo
en proveedor para el manejo de las adversidades y fomenta la resiliencia.
En conclusión, es reconocer en las
mujeres esa carga de experiencias, de aprendizajes que le aportan sabiduría;
igualmente ver si en los reveses de la vida ha experimentado ser optimista o
pesimista, y cómo, a lo largo de su experiencia, ha afrontado las vicisitudes en
los ciclos vitales, ya sean previos o actuales, lo cual no deja de ser todo un
reto para ser resiliente. Asimismo, detectando qué
factores de vulnerabilidad o de promoción están implicados en la vida cotidiana.
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