Bases
para la Educación Comunitaria de los Actores Sociales en las
Comunidades.[1]
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Resumen
El proceso de educación comunitaria resulta
significativo para el auto perfeccionamiento
en las comunidades, desde este fundamento investigar cómo los actores
sociales se dinamizan en aras de lograr este propósito es una necesidad. Esta visión implica la articulación de lo participativo y lo orientador
en el proceso educativo, repercute en una
actuación cada vez más independiente, activa y reflexiva de los comunitarios en
el proceso de satisfacción de sus principales necesidades, la solución de
problemas y en la consolidación de su esfera motivacional. Resulta entonces
importante, cómo articular lo participativo y orientador, de modo tal que de
estas relaciones emerja un movimiento como expresión de interiorización y
concientización de modos de actuación que posibilite hacer, convivir y crear en
un contexto determinado.
Palabras claves.
Educación comunitaria, participación,
Orientación
comunitaria
Abstract
The community education process is significant for self-improvement in communities, from this foundation to investigate how social actors are invigorated in order to achieve this purpose is a necessity.
This vision involves the articulation of participatory and counselor in the educational process in a performance impact increasingly independent, active and reflective of the community in the process of satisfying primary needs, solving problems and in building their motivational sphere. It is therefore important, how to articulate what guiding participatory, so that these relationships emerge a movement as an expression of internalization and awareness of modes of action that enables do, live and create in a given context.
Keywords: Community
education, participation, community orientation
Introducción
Los cambios sociales,
económicos y políticos del mundo actual, exigen un desarrollo participativo
donde los individuos se inserten de una manera creadora y activa en la
transformación de su medio. El creciente valor de las ideas como arma de lucha
por conquistar la soberanía e identidad de los pueblos exige una visión local
del proceso de desarrollo humano en las comunidades y visto desde un
posicionamiento endógeno.
De esta manera, la
Orientación comunitaria prepara a los grupos de personas dentro de la
comunidad para participar en el control y transformación de su cotidianidad, en
ser protagonistas de sus decisiones sobre políticas y estrategias que conduzcan
las acciones culturales, posibilita el no ser sólo consumidores de bienes y
servicios, además promueve la creatividad colectiva y la promoción de la
participación ciudadana.
Así las relaciones
pertinentes entre lo orientador y participativo promueve un proceso formativo
en la comunidad que trasciende hacia lo educativo que implica un comportamiento
social activo y positivo que desde posiciones endógenas despliega según Gómez
Labrada. AR, (2006) ” Zonas de contactos internacionales de potencialidades
comunitarias, ZOCIPC”[2]
Este movimiento va cualificando conocimientos, valores, sentimientos, motivos y
conformando las pautas culturales como parte de las configuraciones que adoptan
criterios racionales o no, acerca del conocimiento de la naturaleza, la
sociedad y el pensamiento en un contexto, espacio y tiempo determinados.
Las zonas de contactos se
producen entre los propios actores sociales, a su vez se identifican con las
relaciones y nexos en la diversidad y la necesaria colaboración-coordinación–decisión,
como premisa fundamental para el desarrollo de las comunidades. De esta manera,
las relaciones entre los actores sociales con la dinámica de lo orientador y participativo trasciende hacia lo educativo
como expresión y síntesis en una promoción social educativa en la comunidad.
Desarrollo
El aprendizaje no solo se
adquiere en el aula, el hombre aprende en todos los momentos de su vida; en
compañía de sus semejantes emprende acciones para trasformar su entorno. Al
avanzar en este proceso
dialéctico se transforma y transforma todo; si asume una visión holística –
sistémica; al cambiar su percepción como consumidor, también se transformará en
el ámbito familiar, en el educativo, en el laboral, intercambiado con las
diferentes organizaciones formales e informales. El marco referencial de cada
una de ellas, le permitirá reflexionar y aprender de escenarios distintos que
enriquecen lo cotidiano.
En la medida en que el
individuo enriquece lo cotidiano, se percata de la importancia de llevar a cabo
acciones que mejoren su entorno, se ve en la pertinencia de asentarlo en los documentos
que van a regir su actuar. He aquí un aspecto que está relacionado con el marco
legal y la participación social; los expertos en leyes son un factor importante
para que una sociedad cuente con normas actualizadas y modernas, pero una sociedad
que esté activa, viva, que proponga, presione y exija a los demás y así mismo,
es determinante para contar con normas justas, actuales y equitativas para una
convivencia pacífica y armónica.
Fundamentos
Teóricos de la participación
Perfeccionar la vida
en sociedad requiere de tratar la participación
social como una importante necesidad humana, representando el camino para
satisfacer el deseo de pertenecer y ser reconocido, de autoafirmarse y
realizarse, de ofrecer, recibir afecto ayuda y de crear; implica aceptar
también que la participación es un derecho humano donde los actores sociales;
los sujetos que viven en una determinada comunidad, según sus características
sus conocimientos, habilidades y el desarrollo de su personalidad, así será las
formas y vías de interacción y el aporte
a la vida comunitaria.
Lo anterior justifica el
planteamiento de que investigadores desde diferentes ciencias traten el tema:
Marchioni. M, Ander Egg. E, y desde
Cuba, Linares Fleites. C, Díaz Bordenave. R, Macías Reyes. R, González
Mastrapa. E, Gómez Labrada. AR, D´ Ángelo Hernández. O, entre otros. Autores
quienes tienen como punto de contacto que la participación es un proceso que,
sea cual sea el origen y formas de participar, los integrantes de las
comunidades necesitan concientizar la necesidad de su identificación en ella y
el rol protagónico de los actores sociales en la satisfacción de sus problemas
y necesidades.
Marchioni. M (2001:23-24),
se refirió a algunos presupuestos metodológicos de la participación:
“la participación
no puede existir sin toma de conciencia: puede participar solamente quien es
consciente de la necesidad de su participación..”
Se aprecia esta necesidad
sabiendo que si no participa (él y otros) no se podrán modificar las cosas. Y
naturalmente aquellas cosas que se piensa modificar ya que así como están, no están
bien. Agrega, la gente puede y debe participar para cambiar algo: teóricamente
para mejorarlo.
“No se puede pedir participación de la gente en
algo que ya está hecho.”
El elemento de la
participación modifica la calidad de las cosas por las cuales se ha
participado. Y este algo que queremos cambiar no puede estar decidido ya de
antemano, porque así llamaríamos a la gente no a participar, sino a convencerse
de algo que nosotros ya hemos decidido que es el bien para ellos.” Continúa:
“participación, toma de conciencia y cambio son tres elementos indisolubles. No
se puede conseguir el primero sin querer coherentemente los otros; es aquí
donde fallan muy a menudo los programas y las declaraciones. [3]Este
autor aborda elementos fundamentales a tener en cuenta en la participación,
deja claro que sea cual sea el origen y formas de participar los integrantes de
las comunidades deben tener concientizado la necesidad de participación. Según
Ander-Egg (1999:43), existen tres condiciones básicas para la participación:
Proporcionar instrumentos
para la participación a fin de que la gente sepa cómo participar y realizar las
actividades que supone esa participación. Y llegado el caso, desempeñar funciones
de gestión y dirección. Para ello hay que saber aplicar técnicas grupales,
planificar actividades, organizar el trabajo, administrar organizaciones. Institucionalización
de los mecanismos de participación, vale decir, que no dependan sólo de la
buena voluntad y al mismo tiempo que no se burocraticen.
Que se aporten elementos de
información para saber de qué se trata, qué es lo que pasó, añadir elementos de
reflexión teóricos para dar significación a la participación en cuanto a lo que
hace a su intencionalidad. [4]
Fernando de la Riva en Gestión Participativa
de las Asociaciones (1994:33) expone:
“Participar es tener o tomar
parte, intervenir, implicarse… supone, en consecuencia, que la “presencia” es
activa, comprometiendo a la persona, en mayor o menor medida… No es un fin en
sí, algo que se explica y justifica por sí misma, sino un medio.
Nos parece acertada la
definición planteada por Rafaela Macías, (2010: 4), cuando expresó que la
participación es un proceso activo encaminado a transformar las relaciones de poder
y tiene intención estratégica de incrementar y redistribuir las oportunidades
de los actores sociales de tomar parte de los procesos de toma de decisiones.
El proceso abordado no es un estado que se alcanza por convocatoria, ni por
voluntad de quienes quieren promoverlos. Nace de la necesidad individual y
colectiva y lleva implícita todo un conjunto de procesos políticos, sociales y
psicológicos en tanto está protagonizado por el hombre y las estructuras y
espacios sociales donde se concretan.[5]
En esta definición, se
incluye el componente psicológico por lo que se evidencia que para la necesaria
participación en la transformación y enriquecimiento de una determinada situación
en la comunidad es necesario además de lo cognitivo, la presencia de lo
afectivo, materializado en las necesidades, motivos, intereses, intenciones que
estando latentes conducen a la participación como proceso social que genera un
cambio.
El colectivo de
investigadores del Centro para el Desarrollo Comunitario de la Universidad de
Villa Clara (2003: 67), plantea:
“Para nosotros la participación constituye una
acción humana, necesaria y encaminada a fines concretos, influyente,
multidimensional, que expresa una relación social democrática y permite
aprendizajes de actitudes y de vínculos”.[6]
De este concepto los autores se refirieron a
algunos supuestos o principios de la participación:
·
La participación no es algo que se
conceda.
·
No se participa en abstracto, sino
en algo y para algo.
·
La participación deja huellas, no
es vacía ni carente de sentido.
·
Se da en cualquier esfera de la
vida social.
·
Transcurre en una relación de
horizontalidad y no de verticalismo.
·
Hay que pensar y concebir la
participación y promoverla en términos de proceso. Un proceso de construcción
social en el que se facilitan aprendizajes.
Los autores mencionados y
otros como: Freire Paulo (1982), Núñez C. (2000) González, N (2000), Linares C.
(2004) y Fernández A. (2004) tienen puntos de contactos en la construcción del
concepto participación, entre los que se encuentran:
·
Es un derecho humano.
·
Necesaria interacción y
comunicación grupal.
·
Relaciones con situaciones reales
de la praxis, su proceso constructivo y educativo.
·
Se aprender a participar
participando.
·
Unidad de aspectos cognoscitivos y
afectivos.
Según Gómez Labrada (2006),
se deduce que la participación es un proceso social donde se fundamenta una
profunda interacción socio-psicológica entre los miembros de la comunidad, con
un sentido de autorreflexión y análisis de la vida cotidiana, con lo que
permite, desde esta axiología, un enriquecimiento de sus propias actuaciones.
Entonces,
¿cómo educar y orientar la participación?
La
Educación comunitaria y sus
implicaciones en el proceso de participación.
La educación comunitaria,
por su objetividad y su carácter consciente, es un proceso que incide en el
mundo interno, en la subjetividad de los actores sociales, que supone tener
presente las múltiples relaciones recíprocas y los cambios que se producen
entre los amplios procesos sociales de educación en la propia comunidad.
Este proceso está
constituido por factores esenciales, entre los cuales existen relaciones
características bajo las condiciones de la vida cotidiana y la identidad en la
propia comunidad y las particularidades de las relaciones entre los agentes que
actúan como facilitadores del proceso educativo, en estas relaciones es
significativo una comunicación dialógica, compartiendo saberes, donde la
comunidad desempeñe un rol activo de autogestión e iniciativa, en la solución
de los problemas y satisfacción de necesidades. “Se trata de concebir la
educación como la tarea creadora que la comunidad asume de conocer su realidad
con sentido crítico y transformarla. En esta tarea cada persona debe tener la
posibilidad de no ser testigo o espectador, sino la de ser sujeto generador de
iniciativas” (V. Mújica, 1988:18).
Cuando de educación
comunitaria se trata es importante tener presente que es un proceso de
interacción entre los más diversas influencias educativas y el sujeto que se
está educando. El proceso de educación comunitaria es un factor estratégico
determinante para el desarrollo social que cobra vida en la acción diaria de
los actores en la comunidad y su protagonismo, es un espacio abierto y
compartido para dichos actores que en una perspectiva de desarrollo, unos
actúan como decisores en todo el proceso inter-activo y educativo.
Se destaca lo planteado por
Clara Suárez (2004:22) cuando expresó “El reconocimiento del proceso educativo
comunitario como un proceso social, enfatiza ante todo en las relaciones
interpersonales que se establecen entre individuos en diferentes sistemas
comunicativos y en este proceso el individuo puede revelar los valores que
aportan los conocimientos”. [7]
Son postulados importantes
los aportes de Paulo Freire (1973: 6-7), relacionados con la concientización:
“La comprensión del proceso de concientización y su práctica se encuentra, por
lo tanto, vinculada directamente con la comprensión que tengamos de la
conciencia en sus relaciones con el mundo”. [8]Enfatiza
cómo el conocimiento de la realidad es indispensable para el desarrollo de la
conciencia y para el aumento de dicho conocimiento. En tal sentido argumenta:
“El acto de
conocer que, si es auténtico, exige siempre el desvelamiento de su objeto, no
se da en la dicotomía entre objetividad y subjetividad, acción y reflexión,
práctica y teoría”. (Freire, 1982:6).
Freire visualiza la
dialéctica entre conocimiento de la realidad y transformación de esa realidad y
la necesidad del ciclo gnoseológico como totalidad sin dicotomizar la fase de
la adquisición del conocimiento y la del descubrimiento del nuevo conocimiento.
El proceso educativo está
siempre presente en el trabajo en la comunidad, cualquiera que sean y de donde vengan las influencias,
se da un determinado grado de concientización. Freire planteó:
En la medida en que el
hombre, integrándose en las condiciones de su contexto de vida, reflexiona
sobre ella y aporta respuestas a los desafíos que plantea, crea cultura y se
integra activamente en su propio proceso de cambio (…) a partir de las
relaciones que establece con el mundo, el hombre creando y recreando,
decidiendo, dinamiza este mundo. Le añade algo de lo cual es autor” (Freire,
1989: 45).[9]
En el proceso formativo no
basta con que reciban una información y los actores sociales logren
aprendérsela, es necesario que el contenido se personalice y se interiorice
para que pueda ser traducido en comportamiento social activo. Paulo Freire
llamó concientización a este proceso el cual hace que uno trascienda la esfera
espontánea de la aprehensión de la realidad a una esfera crítica en la cual la
realidad se da como objeto cognoscible y en la que el hombre asume una posición
epistemológica, de ahí que la educación comunitaria tiene también como función
concientizadora enseñar a los grupos, familias, organizaciones, organismos a
organizarse, descubrir y actuar desde sus realidades, elaborar estrategias y
producir el cambio; para ello es necesario un método que promueva esta
acción-reflexión en la comunidad.
Al problematizar la
educación y la calidad, Freire (1982) reflexiona en tres vertientes: Educación
para la calidad, calidad de la educación y educación y calidad de vida; lo
anterior se fundamenta en la premisa de que no puede existir una práctica
educativa neutra no comprometida, apolítica.
En el curso general de la
actividad del hombre en la comunidad, su vida la constituyen actividades
específicas que desde el punto de vista psicológico se distinguen por el
aspecto más importante que caracteriza la motivación como proceso de orden
superior. Se estudia por diferentes investigadores marxistas y no marxistas,
entre los marxistas Vigostky, Rubinstein, Bozhovich, González Rey definen como
aspecto común que si no está presente la motivación en el sujeto no transcurre
la actividad. González Rey expresó:
“En la
motivación superior humana la existencia de un motivo no implica necesariamente
su expresión efectiva en la regulación de la conducta como ocurre en la esferas
de las necesidades primarias por lo cual la finalidad del estudio de la motivación
humana no puede ser la simple determinación y descripción de los motivos de la
personalidad, sino el conocimiento de las regularidades que implica su
expresión efectiva, así como del potencial movilizador que tiene los distintos
motivos para expresarse en forma de conducta conscientemente orientada por el
sujeto (2005: 24).[10]
Este planteamiento infiere que para la
realización de una determinada actividad por el sujeto los motivos que impulsan
deben tener como características distintivas la integración en subsistemas
conscientes de regulación entre los que se señalan la autovaloración, ideales,
intenciones, en dependencia del grado de configuración y significación, así
será la calidad y formas de manifestaciones de la conducta, cuestiones a tener
en cuenta en el proceso formativo y educativo en la comunidad.
El estudio de la educación
en el ámbito comunitario como un proceso organizado y dirigido tiene un sentido
educativo al estar orientado a fomentar el autodesarrollo desde las realidades
y vivencias de los propios comunitarios.
De ahí que en relación con
el proceso de educación comunitaria, es significativo tener en cuenta a partir de la sistematización y la
experiencia investigativa de los autores, plantear que en las relaciones entre
la participación y la Orientación como
ejes temáticos para el desarrollo de competencias humanas en los actores
sociales de las comunidades, se debe tener presente los principios y objetivos
del proceso de educación comunitaria: Gómez Labrada (2006: 46-47)
Principio de la Contextualización. Se
requiere tener como punto de llegada y partida para el accionar en la
comunidad, las peculiaridades del contexto sociocultural y educativo con sus
valores, identidad, cultura y vida cotidiana.
Principio del carácter perspectivo del desarrollo social comunitario. Es
importante tener en cuenta no sólo las necesidades y problemas de los
procesos complejos actuales, sino también las perspectivas del desarrollo
social, la autoeducación de los comunitarios y su visión futura.
Principio del carácter sistémico y orden lógico desde la diversidad
social: La educación comunitaria logra sus objetivos si
se tiene en cuenta la diversidad de influencias sociales y el orden sistémico
e integrado de las acciones individuales y colectivas mediadas por una
comunicación dialogada en la propia comunidad”[11]
|
Se tiene en cuenta los conocimientos, hábitos, habilidades,
necesidades problemas, la vida cotidiana y la cultura de los actores sociales.
Sobre esta base aumentará paulatinamente la complejidad del contenido y las
influencias pedagógicas por lo que es significativo el diseño de estrategias y
programas que se fundamenten en esta lógica.
El proceso de educación
supone la influencia consciente y dirigida hacia un objetivo: Fomentar y
desarrollar en los comunitarios un comportamiento social activo como resultado
de un sistema de influencias formativas que contenga las exigencias necesarias
de la sociedad y las propias realidades de la comunidad.
Desde esta perspectiva, en
el proceso de educación comunitaria se manifiesta el trabajo simultáneo con vista a fomentar la
conciencia de los comunitarios, desarrollar sus sentimientos, hábitos y un
aprendizaje social significativo. Para esto es necesario una influencia
sistémica y planificada sobre la esfera intelectual, sobre su conciencia, la
esfera emocional (emociones y sentimientos) y la esfera volitiva (sus acciones
y conductas). Si desaparece uno sólo de estos componentes, el proceso de
educación no logra sus objetivos, por eso uno de los requisitos que se plantea
en el proceso es la integralidad de las influencias sobre el sujeto, la
influencia simultánea sobre la conciencia, los sentimientos, conocimientos y
conducta.
Qué
rol desempeña la Orientación en el
proceso de participación y sus implicaciones en las competencias de los actores
sociales para la acción transformadora.
En América Latina son
significativos los aportes teóricos y prácticos realizada por algunos
investigadores, entre ellos es significativo lo planteado por González J
(2008:27) “Es necesario redimensionar la praxis de la Orientación y vincularla a la propia realidad
sociocultural a través de la aceptación de las diferentes etnias que coexisten
en los países que conforman América Latina”.[12]
Desde esta visión la
articulación de lo instructivo, lo educativo y lo orientador en el proceso educativo, repercute en una actuación cada
vez más independiente, activa y reflexiva del ciudadano en el proceso de
satisfacción de sus principales necesidades e intereses y en la consolidación
de su esfera motivacional. La finalidad esencial del proceso educativo en la
comunidad es la formación integral cultural del comunitario.
En la medida en que el
sujeto social se expresa en la comunidad con determinadas características, su
cultura e identidad y su enraizamiento, la propia práctica genera un cambio con
un nivel de creación, un desarrollo como un proceso integral que incluye
dimensiones culturales, éticas, políticas, sociales, económicas y medio
ambientales, con una interrelación inherente a este propio fenómeno.
La Orientación comunitaria
por su objetividad y su
carácter consciente
es un proceso que incide en el
mundo interno
en la subjetividad de los
actores sociales
que supone tener presente las
múltiples relaciones recíprocas
los cambios que se producen
entre los amplios procesos sociales
de educación en la propia
comunidad.
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Según Gómez Labrada (2009),
los actores sociales, sujetos de su propio aprendizaje y formación, no se
dinamizan, al menos de una forma eficiente por una exigencia social externa; sucede
cuando esa exigencia se convierte en una necesidad propia, endógena, de ahí que
la contradicción real y efectiva empieza a concretarse a partir de las
necesidades, aspiraciones y objetivos y los métodos, técnicas y medios de los
cuales se dispone.
De esta manera, la
Orientación educativa promueve la
calidad y efectividad de la participación de los actores sociales en la
búsqueda de posibles alternativas de respuestas
a las contradicciones y conflictos que enfrentan, de aquí que ésta tenga
un carácter de esencia en todo el proceso educativo. El comunitario al participar de forma activa en el
aprendizaje, se representa la realidad de forma personalizada, en un proceso
reflexivo que le permite enfrentar los conflictos y tomar decisiones que
contribuyan a su crecimiento personal.
En las relaciones de estos
procesos la cosmovisión asumida es una concepción dialéctica materialista e
histórico cultural; entiende a la naturaleza, al ser humano y a la sociedad en
interacción y desarrollo comunitario, donde lo natural, lo biológico, material,
psicológico y social, se encuentran en una relación dialéctica
condicionante-condicionada, en la que los sujetos, a partir de su actuación,
transforman el mundo externo y en esta medida a sí mismos.
Al ser los comunitarios
seres esencialmente sociales, no hay nada en ellos en cuanto a su esencia
humana y la subjetividad que no sea producido de las relaciones sociales. En
tal sentido Vigostky plantea que “la naturaleza psicológica del hombre
constituye un conjunto de relaciones sociales, trasladadas al interior y que se
han convertido en funciones de la personalidad y en formas de sus estructuras”
(Talízina, 1988:63).[13]
Como referentes teóricos
particulares y desde lo Histórico Cultural se asumen postulados de la Teoría de
las Representaciones Sociales de Serge Moscovici, que en su esencia se entiende
como el producto y el proceso de construcción mental de lo real. Constituyen
sistemas cognitivos con una lógica y lenguaje propios.
Se
distinguen como características:
·
La representación se produce
siempre en relación con un objeto: es un acto de pensamiento por medio del cual
se vincula con un objeto, es el representante mental del objeto.
·
Implican siempre lo social: las
imágenes o representaciones que el sujeto tiene del mundo social no son
imágenes individuales, sino compartidas por los integrantes de un grupo. Lo
social se introduce a través de la comunicación entre los actores sociales, a
través del marco de referencia determinado culturalmente, a través de los
valores e ideologías de las posiciones sociales específicas, expresado la
pertenencia social del sujeto.
·
Las representaciones son vistas a
través del contexto en que se sitúan los individuos, a través de la
comunicación que se dé entre ellos, a través del marco de referencia determinado
culturalmente (Moscovici, M., 1988:53).
Esta teoría unida a la de
Identidad Social de Tajfel (1987), a los postulados de Freire sobre
concientización y acción social, la de Enrique Pichón sobre vida cotidiana y
grupo operativo, ofrecen postulados cuya fuerza radica en su habilidad para
situar al ser humano, a los comunitarios, como sujetos que interactúan en un
determinado contexto socio- educativo, en el cual se promueve la educación
comunitaria y se manifiesta la relación entre los procesos de participación y Orientación comunitaria
que sintetiza la promoción social, por lo que el proceso de educación
comunitaria encierra la relación entre la acción educativa comunitaria
(proyecto social, exigencias sociales) y la acción educativa grupal (exigencias
sociales particulares de organismos, organizaciones, familia), que dinamizan el
proceso de construcción de la identidad cultural comunitaria (Fig.1 ).
Se plantea el proceso de
educación comunitaria como la interacción entre las más diversas influencias
educativas donde se comparten saberes en espacio abierto con una perspectiva de
autoeducación y autodesarrollo de los comunitarios, al mismo tiempo revela los
valores, la cultura, la identidad y las relaciones entre prevención social,
procesos correctivos sociales y sintetiza la promoción social.
Promoción
social educativa
|
Orientación
Educativa
Correctivos sociales
|
Educación
comunitaria
|
Contexto Socio-educativo
|
Proceso de
participación
|
Fig.1. Representación de las relaciones en el accionar en
el contexto educativo comunitario.
Conclusiones
El estudio epistemológico y
las investigaciones realizadas permitieron determinar que la Educación
Comunitaria es un proceso que está constituido por factores esenciales, donde la
participación y la Orientación, actúan de forma interconectada hacia el logro
del autodesarrollo.
Las relaciones entre la
participación y la Orientación como
fundamento de la Educación Comunitaria
se sustentan en un enfoque dialéctico, consciente y humanista, en el
cual se determinan sus propias relaciones, desde un contexto socio-educativo
comunitario y su expresión en la
promoción social.
Los actores sociales en las
comunidades potencian sus relaciones y acciones transformadoras si en el núcleo
de las mismas emerge un proceso continuo, sistemático y gradual de Orientación
-participación.
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